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Para que los terciarios dejen de ser un callejón sin salida

La Secretaría de Educación porteña comenzará en marzo a articular a los terciarios y las universidades. En diálogo con Página/12, Daniel Filmus marcó diferencias con la propuesta del ministerio.

Por Javier Lorca

Los egresados de terciarios técnicos y docentes de la Ciudad de Buenos Aires podrán cursar carreras universitarias sin tener que empezar de cero: sus estudios previos les serán reconocidos por las universidades. El plan de la Secretaría de Educación porteña –que incluye una profunda reforma de los terciarios– está muy avanzado y en marzo comenzarían las primeras experiencias de articulación entre los institutos y las universidades de Buenos Aires (UBA) y de La Matanza. El plan abarcará a los 46 terciarios públicos porteños y abrirá nuevas posibilidades de seguir estudiando a sus 30 mil alumnos y a sus graduados. En una entrevista con Página/12, el secretario de Educación, Daniel Filmus, diferenció esta iniciativa de la impulsada por el Ministerio de Educación: “Vamos en la misma dirección, pero en nuestra perspectiva los terciarios no pierden su identidad y no dependen de la universidad”.
“Las personas que necesitan estudiar para tener una rápida salida laboral podrán entrar en la universidad a través de los terciarios, convertidos en institutos universitarios aunque dependiendo de la ciudad -dijo Filmus–. Y, después, podrán seguir estudiando en la universidad”. También se podrá hacer el recorrido inverso: “Por ejemplo, un estudiante que termina en la universidad una licenciatura en administración y quiere hacer una orientación en seguros, puede cursar las materias específicas en los terciarios”. La idea del funcionario es que los terciarios porteños se articulen principalmente con la UBA.
–¿Qué se busca con la articulación de universidades y terciarios?
–Que los alumnos de los terciarios puedan continuar sus estudios superiores. Hoy, una vez que los alumnos se reciben, por ejemplo, de técnico superior de seguros, si quieren hacer en la universidad una licenciatura en administración, tienen que empezar esa carrera de cero. Cuando, en realidad, debería haber alguna posibilidad de articulación vertical. Nunca tiene que haber un momento final. Y acá hay un doble interés. Por un lado, además de los alumnos, hay varias generaciones de egresados que vieron cortadas sus carreras y hoy demandan poder seguir una licenciatura. Una segunda cuestión es que la articulación con la universidad va a impulsar la discusión del diseño curricular de los terciarios.
–¿Cuáles serán los ejes de esa reforma curricular?
–Los terciarios deben mantener su identidad y su fuerte vinculación con el mundo del trabajo. Lo que se requeriría es la elevación de su nivel académico y la actualización periódica de planes de estudios. Todavía hay un sistema bastante burocrático de actualización, cuando los cambios en la ciencia y la producción son tan rápidos que los institutos necesitan métodos muy ágiles para modernizar sus planes de estudios. También habría que cambiar el tipo de caja curricular de los terciarios, que son muy escolarizados. Se cursan todos los días, cuatro horas por día, siguen el mismo sistema que la escuela. La idea es que pasen a una modalidad más universitaria y que se curse por materia. Hoy, la caja curricular es muy estricta y, para alguien que trabaja, es muy difícil cursar.
–Para que la articulación funcione habrá que superar las muchas diferencias que hay entre terciarios y universidades.
–Sí. Una diferencia importante es que en la universidad los alumnos empiezan a estudiar por lo general: en la UBA empiezan por el CBC, un año común con materias de conocimiento general. Y recién después pasan a los contenidos específicos. En cambio, en un terciario se empieza al revés, por lo específico. Es muy probable que cuando los alumnos de los terciarios entren en la universidad no tengan que hacer los últimos años de la carrera, sino las materias más abarcativas que dan una formación general. Por ejemplo, una economía política y no una materia de administración de seguros.
–Otra diferencia es que los docentes universitarios son elegidos por concursos regulares.
–En los terciarios también se concursa, pero el sistema es distinto: no es un concurso periódico, es de ingreso y luego de ascenso. Pero la Ley de Educación Superior indica que, si se quiere articular a los terciarios como institutos universitarios, es necesario hacer concursos periódicos. Es otra demanda que se va a generar para los terciarios.
–¿La articulación no despierta dudas o recelos en la universidad?
–Sí. Por eso se está dando un proceso compartido y nadie puso por decreto cuáles son las materias que a los alumnos se les van a reconocer y cuáles van a tener que cursar. Eso lo están definiendo comisiones donde participan los consejos académicos de los terciarios y la dirección de las carreras universitarias. El objetivo es nivelar para arriba, no que la universidad baje. Igual, confiamos en que la mayoría de los terciarios cumple con creces los requisitos.

De Económicas a La Matanza
La articulación entre las universidades y los institutos terciarios porteños (técnicos y docentes) comenzará a funcionar en marzo de este año. “Nuestra idea es llevar adelante la articulación principalmente con la Universidad de Buenos Aires. El primer paso que estamos dando es el convenio que vamos a firmar con la Facultad de Ciencias Económicas para la carrera terciaria de administrador público de la ciudad. Ahora se está estudiando el rediseño curricular para empezar a funcionar en marzo -contó Filmus–. Pero tenemos múltiples carreras para trabajar con varias facultades y que los estudiantes ingresen por los terciarios y luego continúen en la universidad.”
Mientras, en los últimos días, ya se hizo otro acuerdo con la Universidad de La Matanza (que tiene sedes en la ciudad): todos los egresados terciarios con títulos de Técnicos Aduaneros y Técnicos Superiores en Comercio Internacional y en Ecología podrán seguir en esa universidad las licenciaturas en Comercio Internacional y en Medio Ambiente, respectivamente.

 

Para el tiempo libre... (si queda)

Docentes. La Universidad del Salvador abrirá en marzo un nuevo primer año de la licenciatura en Calidad de gestión de la educación, que dicta en el Instituto Ceferino Namuncurá. Informes: Beiró 840 (Florida), 4761-7000.
Anuario. La Universidad Nacional de Entre Ríos publicó su Anuario de Presupuesto 1999, acompañado por artículos y documentos de análisis. Informes: 03442-427654 (int. 1534), [email protected].
Eventos. Este verano se dictará el taller “Coordinación artística de megaeventos”, a cargo de Alicia Badé. Informes: 4372-4537, de 11 a 22.
Libro. Ediciones Continente acaba de publicar El caballero astrológico, de Esteban Ierardo, docente de Sociales (UBA).
Teatro. Los martes y jueves de este mes, a las 19, Alfredo Martín coordina un seminario de teatro. Informes: Bmé. Mitre 1466, 4345-1262.
Discapacidad. Del 14 al 17 de marzo próximo se harán en Salamanca (España) unas jornadas científicas de investigación sobre personas con discapacidad. Informes: [email protected].

 

Diferencia con el ministerio

–¿Se va a impulsar la transformación de los terciarios en colegios universitarios, como propone el Ministerio de Educación?, le preguntó Página/12 a Filmus.
–Vamos en la misma dirección de integración, pero en nuestra perspectiva los terciarios no pierden su identidad y no dependen de la universidad. Necesitan la apoyatura académica de la universidad, pero van a conservar su propia identidad y gobierno. Porque los terciarios tienen más que ver con formar para una profesión, están más dirigidos a una población que necesita trabajar. Y la universidad es un ámbito muy expulsivo, en primer año deserta más de la mitad de los estudiantes y se empieza por materias con poca vinculación con el trabajo. Además, queremos que el terciario siga siendo un nivel educativo en sí mismo, no que sólo sirva para acceder a otro. El colegio universitario plantea el fantasma de que sólo tenga validez si después se va a seguir estudiando. Y sólo cumpliría la función de descentralizar el acceso a la universidad. Y ésa no es nuestra preocupación: nos preocupa que los alumnos y egresados de terciarios puedan seguir estudiando, pero que sus estudios tengan validez propia. Porque, en el futuro, la movilidad social y laboral no tienen que estar tanto en la universidad, sino también en los terciarios.

 

 

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