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ARIEL SCHIFRIN, DIPUTADO PORTEÑO
“Hay que incorporar más peronistas al Gabinete”

El rosarino Binner y el porteño Schifrin dan dos visiones desde el Frepaso. El intendente habla de Chacho, de Cavallo, del blindaje y del error político que fue dirimir el poder por internas. El operador de Aníbal Ibarra marca diferencias con la UCR, pone la lupa sobre el Gabinete porteño y reconoce que De la Rúa es conservador, a diferencia de su jefe.
Ariel Schifrin se dice aliancista, pero de una Alianza que esté a favor de una política de compromiso. “Si esa es la Alianza en la ciudad, si nos acompañan en ese camino, la Alianza va a continuar.”

Por Romina Calderaro

Se ganó el apodo en la secundaria. Estaba en tercer año del Vieytes, militaba en la Federación Juvenil Comunista y, en medio de una clase, una profesora le dijo: “Usted es como la maleza, como un yuyo que hay que extirpar”. Cuando sonó el timbre del recreo, Ariel Schifrin pasó a ser, de una vez y para siempre, el “Yuyo”. Dicen que es el hombre de confianza de Aníbal Ibarra, al que conoció cuando ambos militaban en “La Fede”. Cuando Ibarra asumió, Schifrin se convirtió en el jefe del bloque de legisladores porteños de la Alianza. Y la relación con el radicalismo porteño no fue fácil. “Hay un juego de tensión porque el Frepaso está gobernando”, reconoció a Página/12. En diálogo con este diario, el frepasista habló de ese conflicto, de la oposición de Gustavo Beliz “que tiene una propuesta individualista”, de Carlos “Chacho” Alvarez y de las diferencias entre Fernando de la Rúa y Aníbal Ibarra. “Aníbal es un progresista, y el Presidente tiene un tinte más conservador”, aseguró.
–¿Es cierto que usted es el operador de Aníbal Ibarra?
–No diría eso. Me tiene mucha confianza, pero yo siento que Aníbal es un dirigente que le da todo el espacio a la iniciativa política. Creo que, además, estamos en un momento en que muchos cuadros del Frepaso están ocupando un lugar más activo en la política de la ciudad.
–Con el radicalismo de Capital votaron divididos la Ley de Juego. ¿Cómo es la relación con sus socios en la Alianza?
–Votamos divididos, pero ganó la posición del Ejecutivo. Hay un juego de tensión entre el radicalismo y el Frepaso en la Legislatura porteña, pero si no hay tensión no hay coalición. Somos dos partidos diferentes, tenemos una cultura diferente y en un momento en el que hay una crisis terminal de la política es razonable que tengamos soluciones diferentes. Y eso se nota porque estamos gobernando.
–Si las diferencias con el radicalismo persisten, ¿podría haber una ruptura?
–Yo soy aliancista, pero de una Alianza que esté a favor de una política de compromiso con la sociedad y de una política transparente. Si esa es la Alianza en la ciudad, si nos acompañan en ese camino y si esto no se transforma en un obstáculo, la Alianza va a continuar. Insisto en que tiene que crecer. El Frepaso básicamente es una fuerza ampliadora y crece sobre la base de la transversalidad. Hasta hace un tiempo no lo estábamos haciendo y el radicalismo estaba muy cómodo. Ahora hay un Frepaso muy activo en la ciudad y entonces hay alguna rispidez. Pero este es el Frepaso. Va a ser mejor para la Alianza que exista como fuerza y no que se subsuma en un esquema inocuo. Creo que a nivel nacional ha pasado esto.
–Este año se debe definir la ley de Comunas. ¿Se enfrentará el Frepaso con la UCR en internas para elegir los candidatos de la Alianza?
–No, porque no vamos a hacer internas para elegir esos candidatos. Se elegirán por consenso, como corresponde a una coalición que quiere seguir siéndolo. Discutiendo. Sería ridículo realizar una interna porque sería dejar librada esa elección al peso de los aparatos partidarios. Y nosotros queremos terminar con esa manera arcaica de hacer política que, en definitiva, no representa a nadie.
–¿Hay posibilidades de ampliar la Alianza en Capital? Porque el año pasado tuvieron buena relación con otros bloques.
–Hay que seguir ampliando la Alianza en la ciudad. Actualmente hay dos peronistas en el gabinete, seguramente hay que incorporar a más. Y obviamente es un proceso paralelo que tiene que darse junto con la reforma administrativa de la ciudad y con un Estado que empiece a reflejar más los intereses de la gente y menos un lugar donde se “realizan” los aparatos.
–¿Con qué partidos tuvieron más sintonía?
–Tenemos muy buen diálogo con distintos sectores de la oposición. Además, creo que está en crisis la lógica oficialismo-oposición. El que se maneja con esa lógica está fuera de la política.
–¿Cómo evalúa la oposición de Gustavo Beliz a la gestión de Ibarra?
–Beliz carece de estrategia en la ciudad. Ha llegado un congénere de él, un hombre que tiene un perfil innovador, dinámico, que es Aníbal Ibarra, y Beliz se paró inmediatamente en una posición clásica donde demuestra que no tiene propuesta colectiva para la sociedad, sino una propuesta individual de ser el opositor para algún día obtener un rédito político. Tiene un enorme individualismo que lo convierte en el principal opositor cuando debería ser el primero en ofrecer la mano solidaria. Sin embargo, yo no pierdo las esperanzas de que Gustavo reflexione sobre esto.
–¿Cómo evalúa la gestión de Aníbal Ibarra?
–Yo evalúo que este año se va a definir el carácter del gobierno. Si logramos plantear un escenario electoral en la ciudad de ampliación de la Alianza, si logramos consolidar los cuatro o cinco objetivos urbanos estratégicos que van a ser vistos como la obra que queda y si logramos consolidar diariamente una gestión más ágil; este es el año decisivo. El gobierno de la ciudad tiene que dar un salto de calidad.
–El gabinete, a su entender, ¿está funcionando bien?
–Siempre hay distintos niveles de eficacia y distintos conceptos políticos, sobre todo en una coalición. Por supuesto que en algún momento se produce un desgaste y tiene que haber un cambio. Es un proceso natural.
–Le pregunto puntualmente por Salud, Medio Ambiente y Promoción Social, porque parecen las áreas menos dinámicas.
–Nosotros tenemos que formular un cambio radical en las políticas sociales. La exclusión social es un problema grave y se superponen los programas de ayuda. Este es el debate que nos debemos en la Alianza; lo está diciendo la misma Graciela Fernández Meijide. El Frepaso está planteando reformular las políticas sociales. Salud es otra área problemática. Pero no hay que ser injustos porque son las dos áreas donde más se sufren la miseria, las necesidades, la marginalidad y siempre hacen falta más recursos. Es un problema estructural de estas áreas del Estado más que un problema de personas. Medio Ambiente tiene menos entidad, pero hay muchas cuestiones que van a resolverse. El problema principal tiene que ver con la anarquía en las reglas de convivencia. Además, los grandes contaminantes no tienen control.
–¿Hasta qué punto hay margen de desarrollar una gestión progresista en la ciudad de Buenos Aires en un momento en que la situación nacional está tan complicada?
–El producto bruto geográfico del área metropolitana es mucho más alto que el promedio a nivel nacional. Buenos Aires tiene las condiciones para que la política se recomponga ante los mercados y ante la economía de mercado aun desde una gestión urbana. Además, Aníbal es un progresista y el presidente Fernando de la Rúa tiene un tinte más conservador. Ya hay una diferencia en ese sentido. Los primeros pasos de Ibarra fueron de condicionamiento, de negociación, de cierta tensión y fueron fructíferos. Los primeros pasos de De la Rúa no fueron iguales. Además, en la ciudad existe verdaderamente una Alianza. Hay tensión porque está el Frepaso. A nivel nacional hay tensión política por su ausencia. El Frepaso no está.
–¿Le gustaría que Chacho Alvarez sea candidato en la Capital?
–Chacho es el jefe político del Frepaso. Está como dirigente nacional del Frepaso en la Alianza y tiene un margen de negociación política mucho más estrecho que el que tenemos en la ciudad, donde el Frepaso tiene la conducción del gobierno. Desde ese lugar me resulta difícil juzgarlo. Yo no le impondría una candidatura.
–En el caso de que el candidato de Capital no sea Alvarez. ¿Ibarra se va a sentar a discutir nombres?
–Sin duda. Así como Chacho es el jefe político del Frepaso, Ibarra es
el jefe de Gobierno de la ciudad y es el jefe político de esta fuerza en la ciudad.
–¿Tienen nombres pensados?
–Hay una posibilidad de que se presente la Alianza tal cual hasta ahora se ha manifestado en la política argentina. Ahí hay una cantidad de nombres. Y después está la posibilidad de ampliar la Alianza en la ciudad. Es demasiado audaz, no creo que lo logremos. Pero tenemos una oportunidad y si no llegamos es porque este año electoral ha llegado demasiado pronto.
–Ultimamente se difundieron hechos de corrupción en la Legislatura. ¿Fueron hechos aislados o hay alguna falla del sistema de controles?
–Hay que ser sinceros: siempre están dadas las condiciones para que una persona cometa un ilícito. El tema es que haya mecanismos de transparencia que además nos permitan detectarlos rápidamente. Yo fui uno de los primeros en enterarme e indiqué a los funcionarios del Frepaso que hicieran la denuncia primero que nadie, pero no quise aprovecharlo políticamente. De todas maneras, lo más importante en esto es que se tomaron todas las medidas: ya no se mata a la gallina en silencio.
–Muchos lo señalan como el alma mater de un proyecto “Ibarra 2007” para que el jefe de Gobierno porteño sea candidato a Presidente después de ser reelecto en la ciudad. ¿Qué hay de cierto?
–A mí me causa mucha gracia cuando me dicen eso. Es ilógico, porque nosotros tenemos tanto trabajo y estamos tan comprometidos con el Frepaso... Yo me siento orgulloso de ese proyecto político e Ibarra también. Estamos construyendo eso.
–¿Pero no cree que Ibarra sería un buen candidato?
–Es un buen candidato siempre. Pero hay que trabajar para que le vaya bien en la ciudad.

 

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