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Un recorrido por Buenos Aires, de
la mano de un turista sexual ruso

El especial de �Puntodoc/2� que se verá esta noche es una zambullida al mundo de la oferta sexual con que se encuentran aquí los turistas.

Lugar:"Lo único que conocía de Argentina eran el tango, Maradona y Jujuy, porque en mi país cuando te quieren mandar lejos, te dicen que te vayas a Jujuy"

Cuatro elocuentes imágenes tomadas del programa especial.

Por Roque Casciero

Hasta hace unos años, cuando los turistas alababan las bondades de la carne argentina, podía comprenderse con rapidez el deslumbramiento de los asados, las parrilladas y los bifes de chorizo. Pero eso es pasado, según se verá esta noche en “Los especiales de Puntodoc/2” (a la medianoche, por América): ahora, cuando hablan de la carne, algunos de los visitantes bien pueden referirse al turismo sexual que crece en Buenos Aires. Este programa será el tercero y último del ciclo de especiales, que ya tuvo emisiones sobre la guerrilla del Che Guevara en la Argentina y sobre los archivos policiales. El 8 de febrero, a las 22, comenzará “Puntodoc/2” propiamente dicho, conducido por Daniel Tognetti y Rolando Graña.
La idea que sostiene el documental sobre el turismo sexual en Buenos Aires es la de una recorrida por las múltiples atracciones carnales que ofrece la ciudad, de la mano de Sergay Dorunin, un visitante ruso. “Lo único que conocía de la Argentina eran Maradona, el tango y Jujuy, porque en mi país, cuando te quieren mandar muy lejos, te dicen que te vayas a Jujuy”, comenta el muchacho. Un pequeño hallazgo: el nombre de la provincia norteña suena igual que el de una forma despectiva de llamar al miembro viril masculino en ruso callejero.
La primera parte del documental se centra en los night clubs, que son descriptos como “discotecas con shows de chicas”. Una de las bailarinas es Rita, una morocha impactante que explica que allí va gente de nivel económico alto. La entrada a esos lugares oscila entre los 20 y los 35 pesos, pero las strippers no salen con los clientes. Bueno, algunas, según aclara la exuberante Lorena Nieto. “Hay chicas que hacen bikini open como vidriera, porque les molesta decir que son gatos. Pero cuando les preguntás como se llaman, te responden ‘500’ o ‘200’. En realidad, hay algunas que lo hacen hasta por 50”, afirma. Pero luego defiende su profesión de stripper, porque “tiene que ver con el arte”.
También hay un repaso al famoso rubro 59 de los clasificados, en los que se encuentran travestis, sadomasoquistas y hasta “nodrizas” que amamantan a sus clientes. Con cámaras ocultas, Sergay asiste a saunas y departamentos privados. Canchero y con pinta de conocedor, describe las diferencias con la prostitución en su país. Las agencias de acompañantes (o escorts) que se publicitan a través de Internet también reciben la visita del ruso, que se maravilla con las fotos que se exhiben. En uno, el dueño le comenta que también hay famosas que hacen gatos. Los nombres suenan a medias, con un “beep” encima para evitar juicios, seguramente. Pero queda lo suficientemente claro: “Silvia Su(beep) pidió tres mil la última vez que salió. Y la Pra(beep), cinco”.
De noche, el ruso sale a recorrer alguna de las zonas rojas, que se describen diferentes a las de otras capitales del mundo. “Acá se juntan cuatro o cinco travestis y ya es una zona roja”, es el comentario de un entrevistado. Además de enterarse de la lista de precios y posibilidades, Sergay encuentra a un travesti que habla tres idiomas y tiene “cierto nivel”. “¿Cómo se dice gracias en ruso?”, le pregunta al visitante. “Spasiva”, contesta el muchacho. “Acá, eso es otra cosa”, se ríe él/ella. Otro diálogo jocoso se da con Victoria Secret, un travesti que conduce un programa radial para el mundo homosexual. Cuando se entera del nombre del visitante, Sergay, le responde agitando las manos: “Ay, marica desde la cuna”.
Además del turismo sexual, el programa se permite un vuelo de pájaro por costumbres como el sadomasoquismo y el intercambio de parejas, y en novedoso mundo de las webcams de sexo en vivo. Una de estas grabaciones exclusivas de Internet tiene como protagonista a Alexia, una compatriota de Sergay que vino a la Argentina para convertirse en actriz porno. La última noche del ruso en Buenos Aires es a bordo de una limusina, charlando con dos escorts (una brasileña y una uruguaya) acerca de la nacionalidad de los mejores amantes. “Los argentinos”, dice una. “No, acá te llevan directo al telo, te garchan y a otra cosa. Los europeos son másrománticos”, contesta la otra. Así y todo, los tres terminan brindando por Buenos Aires. La ciudad que, según el documental, más que “Reina del Plata” parece haberse convertido en el reino del sexo por plata.

 

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