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LE DIERON UN PIEDRAZO Y LA AMBULANCIA LLEGO TARDE
Doble muerte de un pasajero

Un piedrazo arrojado contra un micro, en la autopista a La Plata, golpeó en el pecho de un pasajero. La ambulancia tardó más de 45 minutos. Cuando llegó, el hombre había muerto.

Por Pedro Lipcovich

¿Quiénes mataron a Luis Osvaldo Avellaneda? En la madrugada de ayer, mientras dormía en el asiento delantero de un micro por la autopista Buenos Aires-La Plata, alguien tiró un cascotazo que rompió el parabrisas y le pegó en el pecho. En el cercano puesto de peaje no había atención médica; la ambulancia del concesionario de la autopista tardó por lo menos 45 minutos (además, antes que nada, hubo que pagar el peaje) y, cuando llegó, Avellaneda había muerto. Además, el cascotazo que lo hirió es sólo uno de los muchos que, en distintas rutas, atacan a los micros: “Está pasando todos los días, desde hace cuatro meses y lo raro es que no es para robar. Tiran la piedra y se van”, revelan voceros de las empresas de micros, que se quejan por la falta de prevención policial.
Ayer, entre las 4.30 y las 5, un micro de la empresa Alvarez Hermanos venía desde Santa Teresita hacia la Capital Federal por la Autopista Buenos Aires-La Plata. A la altura de Dock Sud, en el kilómetro 7,400, dos bloques de concreto de unos 20 centímetros agujerearon el parabrisas del piso superior. En el primer asiento dormía Luis Osvaldo Avellaneda, de 59 años, casado y con una hija, que venía de hacerle los últimos arreglos a su casita de veraneo. El bloque, cuyo peso se multiplicaba por los 90 kilómetros por hora de velocidad del micro, le pegó en el pecho.
A 500 metros estaba el puesto de peaje de la autopista. “Cuando llegaron con el pasajero herido, antes que nada les hicieron pagar el peaje. En el puesto no había ambulancia y tuvieron que esperar mucho”, dijo a Página/12 Omar Azagra, jefe de tráfico de Alvarez Hermanos. Una fuente policial confirmó a este diario que “en el puesto de peaje no había ambulancia, pese a que la concesionaria (Covisur SA) tendría que tener una o dos en cada puesto. Pidieron una al puesto de Quilmes: cuando el personal policial llegó al lugar, el herido estaba con vida, pero la ambulancia tardó mucho en llegar y cuando apareció, el hombre ya había muerto”. Según fuentes de Alvarez Hermanos, la falta de ambulancia no quedó consignada en el acta policial. Sin embargo, según la fuente policial, “en el acta figura la tardanza de la ambulancia”.
La autopsia, que se efectuó ayer a la tarde, establece como hora de la muerte de Avellaneda las 5.45; de acuerdo con ello, la ambulancia habría tardado por lo menos 45 minutos en llegar. La muerte fue causada por “insuficiencia cardíaca aguda traumática, secundaria a traumatismo grave torácico abdominal”. Ayer Página/12 intentó en vano comunicarse con Covisur.
El cascote que mató a Avellaneda habría sido arrojado desde el puente peatonal que cruza la ruta en ese lugar. Según fuentes policiales, “testimonios de transeúntes y otros automovilistas indican que los que tiraron las piedras eran cuatro jóvenes, varones”. Una fuente policial precisó que “son menores de entre 14 y 16 años, de La Saladita” (complejo de unos 30 monoblocks de Dock Sud, próximo a la autopista). Según la fuente, “el hilo de la pesquisa ya se estableció, y puede llevar dos o tres días capturarlos”. Interviene la Dirección de Investigaciones de Lomas de Zamora, y el caso está a cargo del juez Mariano González.
“Ya estamos cansados de que nos rompan los vidrios de los micros, a nosotros y a las demás empresas –manifestó Azagra–. Al coche que venía antes de ése, en el mismo lugar le habían roto el parabrisas de abajo y el cascote pegó en el lugar donde se sienta el acompañante del chofer, que por suerte había ido arriba porque un chico lloraba. Si alguna piedra le pega a un chofer, no habrá uno sino decenas de muertos.”
Azagra precisó que “es la cuarta vez en la temporada que apedrean nuestros micros en la autopista; las otras veces fue en el peaje de Hudson. Pero donde más vidrios rompen es en el ramal que pasa por Burzaco, Longchamps, Guernica, por la Ruta 210, y en el Camino de Cintura”.
Ayer mismo, a las 16.20, en el kilómetro 19 de la misma autopista, a la altura de Quilmes, fue apedreado un micro de la empresa El Cóndor: también le rompieron el parabrisas, y una joven pasajera resultó con heridasleves. Alejandro Kopelman, encargado de esa empresa, destacó para este diario que “es un hecho cotidiano. Hay días en que nos apedrean dos o tres micros. Esto pasa sobre todo en las zonas de Ezeiza y Spegazzini, por donde pasan los que van a Bahía Blanca, Bariloche y Neuquén”.
¿Por qué los apedrean? “En el caso de los autos particulares, es común que lo hagan para que el coche se detenga y así robar a los pasajeros”, comentó la fuente policial, que no supo dar razón del apedreo de micros de larga distancia. El representante de Alvarez Hermanos aseguró que “no lo hacen para robar: es puro vandalismo”. Y el de El Cóndor comentó que “lo más raro es que no es para robar. Tiran la piedra de lejos y se van”. En ambas empresas coinciden en que la práctica de apedrear micros se hizo cotidiana en esta temporada en los últimos 3 o 4 meses.

 

 

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