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CHAVELA VARGAS PREPARA SU REGRESO A LA ARGENTINA
“Sólo soy una yegua sin potrero”

Convaleciente en Costa Rica de una delicada operación en la cabeza, la legendaria cantante mexicana habla sobre su próxima visita a Buenos Aires, que podría tener como maestro de ceremonias a su amigo Pedro Almodóvar.

Chavela actuaría en marzo, en el teatro Gran Rex.

La cantante Isabel Vargas Lizano, mejor conocida como Chavela Vargas, convalece en Costa Rica de una delicada operación en su cabeza. De todos modos, su espíritu indómito ya la está preparando para su reaparición en los escenarios, un regreso que salteará el “detalle” de sus 81 años muy bien vividos y que se concretará en Buenos Aires, con fecha a confirmar. La incertidumbre respecto del día preciso en que se presentará en el teatro Gran Rex tiene que ver con un condimento extra: Pedro Almodóvar podría ser el maestro de ceremonias de ese show. Chavela y el cineasta son muy amigos (puede decirse que las viejas rancheras de la Vargas obtuvieron nuevos bríos desde que el director manchego las incluyó en su obra) y ambos tienen ganas de venir a la Argentina. La fecha tentativa del 21 de marzo no era compatible con la agenda de Almodóvar y ahora se barajan, como alternativas, el 28 de febrero, el 1º o el 2 de marzo.
Delgada, con cabello gris y corto y una sonrisa tan pícara como sincera, Chavela, mexicana por adopción, descansa en un pequeño departamento en el poblado rural de San Joaquín de Flores, provincia de Heredia. Allí, alejada de todo y de todos, como a ella le gusta, se está recuperando de una reciente operación, luego de que se le reventara la carótida, arteria que lleva la sangre al cerebro. Tenía el 99 por ciento de esa arteria tapada. Con la serenidad que la caracteriza, la más legendaria de las cantantes en actividad confiesa que “fue una operación espantosa en la cabeza; me operaron cinco médicos, pero pienso que me estoy recuperando muy rápido y me siento muy bien. La gente pensó que yo me estaba muriendo”. Se levanta cada día a las cinco de la mañana para caminar y decidió permanecer en Costa Rica “porque aquí tengo a mi única hermana Ofelia”. No obstante, tras la intervención quirúrgica a fines del año pasado, tiene una vitalidad de quinceañera, viste un suéter Chanel y unas zapatillas de tenis y prepara sus valijas para volver a la ruta.
Luego de su actuación en la Argentina asegura que dará un concierto en el Zócalo mexicano, “el escenario más grande del mundo, con el calor del pueblo de México”. También tiene otros proyectos: piensa grabar con músicos franceses un disco inspirado en la vida de la pintora mexicana Frida Kahlo, de quien Chavela Vargas fue gran amiga junto al pintor Diego Rivera. “Soy una yegua sin potrero, como el toro cuando le clavan las banderillas (...) el mundo es mi casa”, agrega la artista, quien afirma que no cree llegar más allá de los 90 años, aunque confiesa que su velorio será muy divertido, pues estará lleno de gente seria y también de las prostitutas y borrachos que aprecian su música. Bohemia, rebelde e irreverente, Chavela se fue de Costa Rica hace más de 40 años porque “aquí nadie me hacía caso. Acabé yéndome porque tenía que irme de una sociedad que me mataba por los pantalones que usaba. ¿Usted cree que alguna vez el gobierno de Costa Rica me ha felicitado por la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica que me dieron en España? Ni se dieron por aludidos. La cultura aquí está muy pobre, empezando por los presidentes”. La intérprete confiesa que en su propio país nadie la reconoce en la calle: “Sólo los campesinos me saludan”, confiesa, y agrega que el desprecio de los costarricenses “no me interesa porque he aprendido a amar a México. Amo a México y México me quiere. Y también España es mi casa”.
Sin embargo, la cantante tiene su pequeño refugio en Costa Rica: un pequeño departamento donde en las paredes cuelgan premios recibidos en España y México así como las fotos de sus amigos: Almodóvar, Joaquín Sabina, el presidente José María Aznar, entre otros. Cuando llegó a México, Chavela empezó a construir su propio camino a la fama, se codeó en los escenarios con grandes como Javier Solís, José Alfredo Jiménez y se convirtió en “la más mexicana de las extranjeras”.
La intérprete de canciones como “La Macorina”, “Volver, volver” o “Que te vaya bien” grabó su primer disco en 1961, pero, a mediados de los años setenta, incrementó su afición a la bebida y desapareció de los escenarios hasta 1990, cuando decidió abandonar el alcohol para volver a la canción. “No me arrepiento de los 40 mil litros de tequila que bebí durante quince años. Me bebí toda la cosecha buena junto a toda la bohemia de México”, subraya la artista, quien reconoce que “a ratos sí se me antoja un tequilota”, pero se esfuerza y se mantiene sobria y bromea al afirmar que después de tanto beber “no me falló el hígado, me falló el cerebro”. La cantante dice que ahora no le importa lo que digan de ella. “Si dicen que soy borracha, que soy homosexual, eso me tiene sin cuidado.” Asegura, también, que vive sola, pero “con dos pistolas, para protegerme por si acaso”. Escéptica como siempre, Chavela vislumbra un panorama desolador para este nuevo milenio en el que la gente está “agresiva, como desesperada, buscando un líder” y aseguró que los jóvenes viven “una soledad desesperante, mientras que los ricos se hacen más ricos, los pobres más pobres y no hay nada nuevo en el mundo artístico”. A los 81 años, Chavela dice que casi no hay nada que no haya hecho y lo único que quiere ahora es paz. “Mi gran fortuna es mi libertad, ser libre totalmente, ser libre en los escenarios, en la vida. Yo no pertenezco a ningún partido, yo no pertenezco a nada, a nada, a nada”, concluye.
Informe: Miguel Díaz S., desde Costa Rica.

 

Una noche en Buenos Aires

Chavela Vargas, que en su carrera acredita la grabación de 45 discos y la interpretación de más de 500 canciones, le dio al público argentino el privilegio de disfrutar un puñado de ellas, en setiembre de 1999. En un teatro Opera colmado, la artista nacida en Costa Rica “pero con el corazón mexicano” sedujo con clásicos como “Que te vaya bien”, “Macorina”, “Vámonos”, y fue seducida con una declaración de “Ciudadana Ilustre” que le otorgó el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Había prometido retirarse de los escenarios a fines de ese año ‘99. Decía que se iría a vivir con sus hermanos indígenas, en México. Por suerte, ni siquiera la trampa impuesta por la arteria carótida logró que cumpliera su promesa.

 

Spielberg, un caballero

Steven Spielberg, de 53 años, fue nombrado ayer “Caballero de la corona británica” por orden de la reina Isabel II, en una ceremonia realizada en la embajada de ese país en Washington. La monarca había hecho este anuncio ya en diciembre por decisión del gobierno británico, con lo que se quiso honrar al famoso director sobre todo por la película La lista de Schlinder. Spielberg concurrió a la gala acompañado por su esposa, la actriz Kate Capshaw. También estuvieron presentes varias personalidades de ambos países y amigos del director, entre ellos la ex primera dama de Estados Unidos y actual senadora Hillary Clinton y la actriz Holly Hunter. El realizador de E. T., Rescatando al soldado Ryan y El color púrpura, amigo del primer ministro Tony Blair, también fue nombrado caballero por la cantidad de películas que filmó en Gran Bretaña. En este momento el director estadounidense está filmando el thriller de ciencia ficción A. I.: casi para ninguna otra filmación se mantuvo tanto misterio como para esta costosa producción, surgida de la idea del fallecido Stanley Kubrick. La joven estrella Haley Joel Osment (Sexto sentido) interpretará a un niño artificial que se mueve en un mundo apocalíptico donde se producen catástrofes ecológicas.

 

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