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De cómo el Señor Cinco debió ir a Comodoro Py

Carlos Becerra presentó una nota pidiendo declarar por escrito. El juez Urso le denegó el pedido. Y le insinuó que lo llevaría por la fuerza pública. El jefe de la SIDE se presentó y contestó casi todas las preguntas. Las pendientes las deberá evacuar De la Rúa.

Carlos Becerra, actual Señor Cinco, debió hablar acerca de los manejos de su precursor.

Por Adriana Meyer

Aunque al principio se resistió, el secretario de Inteligencia, Carlos Becerra, tuvo que concurrir a los tribunales para ser interrogado como testigo. El juez federal Jorge Urso lo había convocado en una causa por presunta malversación de fondos en la que está imputado el ex jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes. Aunque Becerra intentó evitar el trámite, el magistrado insinuó que si no se acercaba hasta el edificio de Comodoro Py 2002, tendría que hacerlo traer por la fuerza pública. No fue necesario. El funcionario apareció al mediodía y contestó casi todas las preguntas. Las que evitó deberá responderlas su jefe, el presidente Fernando de la Rúa.
En medio del escándalo desatado por el caso de los sobornos en el Senado, a fines del año pasado se conoció un informe de la Sindicatura General de la Nación (Sigen) que descubrió que la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) reportó 22 millones 300 mil pesos como gastados cuando, en realidad, estaban depositados en una de las tres cuentas que tiene ese organismo en el Banco Nación. La Sigen detectó que el ex jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes, informó a la Contaduría General como pagados fondos que estaban depositados en otra cuenta. Los técnicos de la Sigen están tras la pista de otros 10 millones que habrían tenido destino incierto. Los fiscales federales Oscar Amirante y Guillermo Marijuan impulsaron la denuncia que habían presentado los abogados Ricardo Monner Sans y Juan Carlos Iglesias en base a ese informe.
Cuando De Santibañes hizo su descargo ante la Oficina Anticorrupción, argumentó que esos movimientos se hicieron como “previsiones presupuestarias”. Pero esto no conformó a los fiscales que lo acusaron y pidieron al juez una pericia contable del informe de la Sigen. Los últimos días de diciembre declararon como testigos los auditores que lo elaboraron y, por la complejidad del asunto, Urso postergó el interrogatorio de Becerra que estaba previsto para el 14 de diciembre.
A las 8.30 ingresó a la mesa de entradas del juzgado de Urso un pedido de los abogados de la SIDE para que Becerra declarara por escrito –por ser un secretario de Estado– y más adelante. Cuando la presentación llegó a manos del juez, la rechazó en forma inmediata y le hizo saber al funcionario que prefería no utilizar la fuerza pública, pero que estaba habilitado para hacerlo, si no venía.
Becerra fue interrogado ayer durante tres horas y sus respuestas fueron satisfactorias, según refirió a Página/12 un funcionario judicial. Aportó nombre y apellido de toda la cadena institucional de la SIDE y aclaró cómo se realizan los gastos, pagos y registros. Sin embargo, cuando llegó la pregunta más importante, se excusó de contestar amparándose en las leyes secretas que rigen la actividad de los espías. El magistrado y los fiscales querían saber cómo se manejan los fondos reservados, pero Becerra argumentó que el único que lo puede relevar del secreto que cobija esas respuestas es el presidente de la Nación.
Urso considera que ese secreto de Estado cede ante el requerimiento en una causa penal. Por eso podría haber suspendido la audiencia en ese momento e iniciar algún tipo de acción contra Becerra por su reticencia. Sin embargo, prefirió intentar obtener esas respuestas por otra vía. La fuente consultada aseguró que el equipo de investigadores tomará contacto con el síndico general Rafael Bielsa para coordinar la segunda etapa de la pesquisa. Estarían previstas las citaciones a declaración testimonial del secretario de Hacienda, Mario Vicens; del titular de la Contaduría de la Nación, de otros funcionarios de la SIDE y la búsqueda de más prueba documental.
El juez decidió interrogar al presidente Fernando de la Rúa, para lo cual podría trasladarse a la Casa Rosada o hacerle llegar un pliego de preguntas para que las responda por escrito. Según Urso, De la Rúa sí puede hacerlo de esa manera. El cuestionario abordará todos los aspectos que hasta ahora se mantienen en reserva referidos al manejo de los fondosreservados que hicieron los espías durante la gestión de De Santibañes. Los investigadores necesitan saber cuáles son las normas secretas que rigen los asuntos contables de la SIDE. El informe de Bielsa se basó en la ley de Contabilidad y De Santibañes sostuvo que la SIDE se rige con normas especiales.
El frente judicial de Fernando de Santibañes aparece complicado en otras tres causas, dos de ellas surgidas de su paso por la SIDE. Y además, el ex banquero denunció a Bielsa por el informe que cuestiona su rendición de cuentas en la central de Inteligencia.

 

Lo de Morris, en capilla

El juez Jorge Urso tenía pensado interrogar al jefe de la SIDE, Carlos Becerra, sobre otra causa en la que está señalada la central de inteligencia. Pero no lo hizo. El jueves 7 de diciembre, el magistrado secuestró el contrato firmado entre la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y las consultoras norteamericanas Ikon y Triumph para la realización de una campaña que modificara la imagen negativa del Gobierno. Mattie Lolavar, una ex socia de Dick Morris, asegura que cobró 25 mil dólares mensuales de las cajas de la SIDE y que el consultor estrella recibió 1 millón 600 mil pesos por ocho meses de trabajo. En el expediente, además del ex jefe de los espías, Fernando de Santibañes, está imputado su amigo, el presidente Fernando de la Rúa. Ambos podrían ser convocados a dar explicaciones bajo el cargo de malversación de fondos, aunque esto no ocurrirá en lo inmediato. Ayer Urso le comentó a Becerra que volverá a convocarlo para preguntarle sobre este asunto. Y procurará obtener el testimonio de Morris y Lolavar.

 

EL MINISTRO DE JUSTICIA DIO EXPLICACIONES
De la Rúa atajó al procurador

Por I. H.

El ministro de Justicia, Jorge de la Rúa, demostró tener reflejos bastante rápidos. Mientras el procurador general de la Nación, Nicolás Becerra, preparaba una notificación en la que le comunicaría su rechazo a la intromisión del Poder Ejecutivo en la causa de los sobornos en el Senado, ayer corrió a reunirse con él para atenuar el evidente conflicto de poderes planteado. El hermano del Presidente le llevó a Becerra, además, una nota en la que decía que el Gobierno no tuvo intención alguna de cuestionar la independencia de los fiscales Eduardo Freiler y Federico Delgado, que apelaron la falta de mérito con que el juez Carlos Liporaci benefició a los sospechosos en el expediente de las coimas.
La apelación que presentaron Freiler y Delgado la semana pasada señalaba, entre otras cosas, la falta de colaboración del Gobierno en la pesquisa sobre los sobornos. En respuesta, el Ejecutivo reprochó a los fiscales actuar movidos por segundas intenciones. El ministro del Interior, Federico Storani, acusó a Freiler de ser “poco serio” y de “politizar el caso”. El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, dijo que “algunas consideraciones” del dictamen fiscal “son un poco extremistas”.
Esta situación disparó una reacción conjunta de todos los fiscales federales que le pidieron a Becerra, su jefe, que los respaldara.
Becerra planeaba hacer una presentación ante el ministro de Justicia, ya que según la ley de Ministerio Público representa para el procurador el nexo con el Ejecutivo. Pero, según pudo establecer Página/12, antes de que la materializara, Jorge de la Rúa se jugó a intentar convencerlo, en nombre del Gobierno, de que nadie quiso limitar la independencia de acción de los fiscales, que es lo mismo que viene pregonando su hermano Fernando. “Lo que la nota pretende aclarar es que lo que se cuestionó fueron algunas de las apreciaciones de los fiscales fuera de la causa, o sea, que las críticas fueron mal interpretadas”, señaló un funcionario que tuvo conocimiento del escrito.
Como resultado de estas gestiones, que ponen en evidencia preocupación presidencial por el tema, lo cierto es que Becerra por lo pronto decidió postergar la notificación. Voceros del Ministerio Público aseguraron que hoy la concretará porque “no puede dejar de defender a su equipo”, pero seguramente el texto tendrá un tono meramente formal y de menor voltaje que el esperable y esperado.
Paralelamente los fiscales Oscar Amirante y Guillermo Marijuán analizan –en función de una denuncia presentada por el abogado Ricardo Monner Sans– si Storani y Colombo incurrieron en algún delito con sus expresiones contra los fiscales.

 

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