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LA JUSTICIA INVESTIGA OPERACIONES ENTRE EL MERCURIO, URUGUAY Y NUEVA YORK
El triángulo de los amigos de Carlos Menem

Un expediente sobre manejos financieros a través del Banco Mercurio, donde Perel fue un personaje clave, incluye detalles sobre la operatoria de triangulación entre Buenos Aires y plazas del exterior. Una cuenta pertenece al empresario de Galerías Pacífico, el Alvear y el Llao Llao Mario Falak. Otras, a abogados relacionados con la casa donde vive Menem.
Mario Falak siempre consideró “una aberración” que se lo mencionase como testaferro de Menem. La Justicia también quiere saber el papel del poderoso estudio Vignoli-Lublinerman.

Por Susana Viau

Página/ 12 pudo corroborar que el Banco Mercurio, entidad de la que Mariano Perel fue directivo, mantenía con el Citibank de Nueva York y un banco uruguayo operaciones de triangulación de dinero similares a las que investiga en Senado de los Estados Unidos en relación al Banco República, el Federal Bank (ambos propiedad de Raúl Moneta) y el Citi de Nueva York. Entre las cuentas que el Mercurio llevaba en tales condiciones, estaban las del empresario menemista Mario Falak y, bajo distintas denominaciones, las del estudio Vignoli-Lublinerman, responsable de la sociedad a cuyo nombre figura la casa de Belgrano en la que reside Carlos Menem.
De acuerdo a los datos que manejan los investigadores, la economía de Perel (de quien, se dice, habría sido oficial tanquista del ejército israelí) se encontraba en bancarrota, pero ni siquiera su mujer estaba informada de la gravedad de la situación familiar. La deuda que Perel había acumulado –y que por sus montos no parece producto de amistosos préstamos personales– rondaba el millón y medio de dólares. La mitad de ese dinero, se afirma, le había sido facilitada por una sola persona (ver más información en páginas 6 y 7). Hacia mediados de la semana de su muerte (miércoles o jueves), Perel había cobrado dinero en el juicio que mantenía con la agencia Kroll (algo menos de 400 mil dólares) y que habría hecho diversos movimientos bancarios para que quedara a salvo de la acción de sus acreedores.
Página/12 accedió al currículum que Perel insertó en Internet en el “Latin America’s Employment centre for Spanish 6 Portuguese speakers”
Allí Perel incluyó algunos de sus últimos trabajos, entre ellos el de una pequeña oficina que mantenía desde siempre bajo el título de Perel Consultores de Management y en Goodrich Capital International. No figuró, no obstante, su relación con el Citibank de Nueva York ni la que mantuvo en 1999 con el Banco de Boston, en representación del que había formulado declaraciones a un matutino argentino. Allí, junto a las declaraciones de Carlos Fedrigotti del Citibank, Eduardo Taberner de Coca Cola o Hernán López Yanes, de la gerencia local del ABN AMRO, opinó Perel, presentado por el autor del artículo como “gerente de treasury management del Bank Boston”.

Dioses del comercio

Sí señala Perel entre sus antecedentes su cargo de miembro del directorio del Banco Mercurio, entidad que fuera investigada en el fuero penal económico por balances falsos en el año 1997, a causa de una denuncia formulada por el propio Perel. El “Mercurio” fue autorizado a funcionar como en 1993 y pagó su licencia a precio de oro. En el directorio estaban Jacobo Benadon, Daniel Mercurio, Jorge Mercurio y Claudia Navarro de Flommenbaun. La “city” lo caracterizaba como una entidad ligada al menemismo, al punto que a una fastuosa fiesta celebrada por Jacques (Jacobo) Benadon en su piso de las torres de Ugarteche asistieron hombres clave del antiguo gobierno, entre ellos Eduardo Bauzá, que aún tenía su poder intacto y gozaba de la absoluta confianza de Carlos Menem.
Allanado casi a fines de 1997, el Banco Mercurio vio expuestas ante la justicia muchas de sus transacciones. Los magistrados y la policía buscaban los cassettes de las filmaciones que, con audio, se hacían en la mesa de operaciones, según dijeron entonces los empleados para dejar constancia de ellas. También se llevaron los diskettes de computadora y numerosos papeles. De ellos surgía que el Mercurio tenía establecida una relación sistemática y privilegiada con el Intercontinental Bank of Uruguay (IBU), cuyo titular era Eduardo Sciaky, cuñado de Benadon. En las transferencias de dinero, ingresadas como préstasmos, salidas como depósitos o al revés, intervenían el Citibank de Nueva York o el Manfra Tortella Bank (MTB), otro de los bancos comprometidos con los casos de corrupción argentinos, como el del tráfico de armas. Pero sobre todo, lastriangulaciones se realizaban con el Citi. Cuando la justicia preguntó la razón de esa rutina, las autoridades del Mercurio contestaron que porque ofrecía mayor seguridad a su actividad. El gerente financiero del banco investigado señaló que el IBU –el banco uruguayo dirigido por Sciaky– no era “corresponsal” del Mercurio dado que no tenían cuentas recíprocas. Su “corresponsal” era el Citibank, que a su vez tenía como corresponsal al Intercontental Bank of Uruguay (IBU). Pese a esa enunciada intermediación, los empleados de Mercurio declararon que Eduardo “Eddie” Sciaky tenía oficina en la misma sede del Banco Mercurio, línea de teléfono propia y presencia habitual. Por allí también, agregó el gerente financiero, habían pasado hombres del Citi y del MTB.

La ronda de la fortuna

Otro contador, Oscar Alfredo D’Ipolito, empleado del Banco Central, describió ante el juzgado penal económico de Julio Cruciani una realidad sorprendente: dijo que “le llamó poderosamente la atención al momento de efectuar la inspección la gran cantidad de operatorias que el Mercurio efectuaba con el IBU a través de la cuenta corriente que ambas entidades poseen en el Citibank Nueva York”. En ellas, agregó el inspector del Central, el banco uruguayo actuaba como beneficiario o como ordenante. Los montos de esas transferencias eran “relevantes” en relación “al movimiento mensual total que surgía de los extractos”, puntualizó D’Ipólito, quien recomendó la necesidad de investigar. No se sabe si el Banco Central investigó los aspectos remarcados por su inspector. Pero queda claro que la inquietud de D’Ipolito no era distinta de la que sintieron los inspectores que por esas mismas fechas descubrieron las casi calcadas operaciones que el Banco República realizaba con el Citibank Nueva York y el Federal Bank de Bahamas.
Ejemplos de algunas de esas formas de manejo del dinero aparecieron diseminados en los diskettes analizados por los peritos. Uno de ellos corresponde al propietario del Hotel Alvear, Mario Falak, gran amigo de Carlos Menem y con quien éste solía compartir el yate y la fabulosa –aunque hiperadornada– mansión, impropia de las islas del Delta. En la operación grabada por la computadora, 99 mil setecientos dólares habían sido otorgados en calidad de “préstamo” por orden del Intercontinental Bank de Uruguay, pasando por el Mercurio y el Citibank Nueva York.

Como el Uruguay no hay

También están las cuentas de dos sociedades: una, Chesterly S.A, de Montevideo, a nombre de Israel Lublinerman, Eduardo Reitzer y Esther Reitzer; la otra, Durango, también con sede en Montevideo y cuyos valedores eran Héctor Vignoli Lafitte, Israel Lublinerman y Esther Reitzer.
Esther Reitzer es escribana y esposa de Lublinerman. A su vez Vignoli y Lublinerman forman un estudio dedicado a armar sociedades fantasma, radicadas habitualmente en Uruguay. La peculiaridad es que el estudio Vignoli-Lublinerman es apoderado de Ondisur S.A., la sociedad uruguaya propietaria de la casa de la calle Esteban Echeverría, del barrio de Belgrano, en la que vive Carlos Menem y por los que la gente de Vinoli Lublinerman ofertó a la inmobiliaria 1 millón de dólares, contado rabioso. A propósito de la casa de Echeverría, Menem ha relatado que, en verdad, pertenece a su hija Zulemita, acaudalada empresaria que gana dinero a puñados, pese a que ponga poco esfuerzo en la atención de sus negocios. La casa se escrituró en 800 mil pesos, en febrero de 1994.
Lublinerman, Vignoli y Esther Reitzer figuran, asimismo, en el directorio de la Galería Güemes, de la calle Florida, accionista del Banco Exprinter, al que los mentideros de brokers y financistas le asigan una presunta vinculación con el actual aspirante a senador, Alberto Kohan. El Banco Exprinter fue observado de cerca por especialistas del Banco Centralque registraron la existencia de operaciones sospechosas de lavado. En la actualidad ha obtenido la privatización del Banco de San Luis.

 

Claves

Página/12 pudo determinar que la Justicia investiga una operatoria similar a la que registró el Senado norteamericano al pesquisar el lavado.
El sistema involucra al Banco Mercurio, donde se destacó Mariano Perel.
Actuaba con presuntos préstamos triangulados con Uruguay y con el Citi de Nueva York.
Una cuenta detectada pertenece a Mario Falak.
Otra cuenta bajo la lupa está relacionada con un estudio de abogados.
Profesionales de ese estudio son apoderados de la sociedad propietaria de la casa donde vive actualmente Carlos Menem.
El ex presidente se mudó allí al dejar la presidencia.
También al dejar él la presidencia, su amigo Falak compró el edificio de Galerías Pacífico, un sitio que ya operaba por concesión directa, y la mitad del hotel Llao Llao.

 

La vida de Falak es un gran crucero

Cuando enumera los visitantes, recita: Henry Kissinger, Shimon Peres, la duquesa de Kent, el príncipe Felipe de Asturias, Amalia Lacroze de Fortabat, Lady Di... Son algunos de los que pasearon en su yate de 600 mil dólares, el Concorde, y fueron atendidos por alguno de los cinco marineros, incluidos un mozo y un chef que sirven en el comedor para 14 personas o se llegan hasta alguno de los tres camarotes en suite con jacuzzi y ducha escocesa, lujos naturales en un barco de 30 metros de largo. Mario Falak, hijo de inmigrantes judíos venidos de Siria, nació el 1º de enero de 1944 en Lanús, y desde ese entonces ha navegado con suerte. En buena medida se la debe a su amigo Carlos Menem, aunque él acostumbre quejarse. Suele decir que, para los negocios, esa amistad lo perjudicó más de lo que ayudó a su fortuna, porque la cercanía con el ex presidente estimuló la curiosidad por el origen de bienes que, asegura, ya tenía desde antes de 1989. El ejemplo es el Hotel Alvear, en Recoleta, que durante el menemismo sirvió de cuartel general, spa, centro de descanso, sitio de negociaciones discretas y hasta albergue permanente de Ramón Hernández, el supersecretario privado de la Presidencia.
Lo cierto es que con la asunción de Menem el nombre de Falak quedó tan asociado al del actual presidente del justicialismo que muchas veces debió desmentir que fuese un testaferro de su amigo.
Tampoco, sostiene, consiguió negocios gracias a la proximidad con el poder. Es decir: el poder no tuvo nada que ver con que obtuviera –sin licitar– la concesión de las Galerías Pacífico por 30 años y las convirtiera en un shopping invirtiendo 37 millones de dólares junto a su socio David Sutton Dabbah. Ferrocarriles Argentinos, el dueño original del sitio, vendió las Galerías a la empresa IRSA, que en su origen estuvo ligada a los capitales de George Soros, pero Falak mantuvo la concesión y, así, el negocio del shopping: 13 millones de facturación anual en locaciones, llaves y servicios comunes. En abril del año pasado el negocio pegó otra voltereta: Sutton y Falak compraron por 15 millones las Galerías Pacífico y se quedaron con el edificio. IRSA confiaba en negociar que Falak acortase su concesión para explotar el shopping, pero no lo consiguió. Otros 15 millones fueron al hotel Llao Llao, donde paradójicamente, o no tanto, Falak y Sutton son socios de IRSA al cincuenta y cincuenta.
“Es una aberración”, repite Falak cada vez que se le mencionan las sospechas sobre su presunta relación económica con Menem. Pero en el origen de sus negocios de los últimos diez años está la marca de fábrica. Un ejemplo: en 1991, cuando perdió inicialmente el negocio del Llao Llao frente al Citi, se presentó en sociedad con unos simpáticos italianos. La empresa se llamaba Corimec y en ese entonces pasó a la fama por un dato: es la que le regaló la Ferrari roja a Menem. Y lo hizo, por supuesto, a cambio de nada.

 

Pou y Moneta en la mira de cavallistas y socialistas

El diputado socialista Alfredo Bravo sugirió que el Presidente podría retirarle la confianza a Pou y el cavallista Franco Caviglia pidió que el Congreso convoque a declarar a Moneta.

El presidente del Banco Central, Pedro Pou, involucrado en el escándalo por lavado de dinero.

La situación de Pedro Pou y de Raúl Moneta parece complicarse. Les apuntan desde distintos frentes del nivel político. Ayer, el diputado socialista Alfredo Bravo sugirió que Fernando de la Rúa debería solicitarle al presidente del Banco Central la renuncia inmediata a su cargo. En tanto, el cavallista Franco Caviglia ya adelantó que va a pedir que el Congreso convoque a declarar a Moneta. Lejos de suavizarse, como pretendió Pou saliendo a formular declaraciones públicas desligándose del tema, el escándalo por el lavado de dinero crece como una bola de nieve.
El pedido de Caviglia será para que Moneta declare ante la recientemente creada Comisión Especial de Seguimiento e Investigación de Grupos Económicos de la Cámara baja. Según el legislador de Acción por la República, el banquero “está sospechado de vinculaciones con el menemismo”, más precisamente, en relación “con las maniobras de triangulación llevadas a cabo por el Banco República con el Citibank y varias entidades offshore, como el Federal Bank”. Incluso, Caviglia fue más lejos: “La investigación de las actividades ilícitas del ex banquero del poder y su relación con los actos de corrupción del gobierno menemista deben ser el punto de partida de la manifestación argentina que termine con la impunidad de los políticos, empresarios y banqueros que usaron el poder en beneficio propio, enriqueciéndose a costa de los ciudadanos”, enfatizó.
El socialista Bravo, por su parte, manifestó que la estabilidad de Pedro Pou al frente del Central “es relativa” ya que si bien es necesario un acuerdo en el Senado para lograr su remoción, el diputado señaló que ésta podría darse en caso de que “el Presidente sin mayores trámites lo llama a su despacho y le transmite que ha perdido confianza en su gestión”, apuntó. No obstante, añadió que “esto no ha sucedido (pero) era lo que correspondía mientras las Justicia seguía actuando”. Al mismo tiempo, Bravo fue muy crítico de la posibilidad que Pou intervenga en la redacción de la reglamentación de la ley sobre Lavado de dinero, que saldría el próximo martes. “Sería poner el zorro en el gallinero”, graficó.
La renovada ofensiva en contra de Moneta y Pou se da en el marco de la divulgación, por parte del Senado estadounidense, de una investigación en la cual se deja sentado que el Banco República, propiedad de Moneta, operaba en triangulación con el Federal Bank, una entidad financiera de las Bahamas. Y que el banco corresponsal de ambos era el Citibank. La denuncia ante los senadores norteamericanos fue presentada por los legisladores Elisa Carrió y Gustavo Gutiérrez, al notar operaciones sospechosas por cuantiosos montos realizadas entre el República, el Citi y el Federal.
De acuerdo con los investigadores comandados por el veterano senador demócrata Carl Levin, la triangulación tenía como objetivo lavar dinero proveniente de coimas (Bribe money, tal cual figura en el documento). Y que el Federal Bank también estaría ligado a Moneta, como afiliado offshore del República. Incluso, después de un año de trabajo, los investigadores llegaron a la conclusión de que por lo menos un millón de las coimas pagadas en el caso IBM-Nación siguieron esta ruta.
El escándalo se redimensionó cuando, anteayer, Pou deslindó responsabilidades. Y cargó contra Carlos Fedrigotti, presidente del Citi en la Argentina, invocando la posibilidad de iniciarle acciones ante la Justicia, por no haberle facilitado datos precisos sobre la relación del Citi con el Federal Bank. No obstante, en el informe del Senado estadounidense se menciona que si bien, en una primera instancia, Fedrigotti no le aportó elementos al Central sobre la relación del Federal con el República, más tarde habría vuelto sobre sus pasos al confirmar que aquél estaba vinculado al escribano Moneta. Incluso, el laborioso trabajo de los estadounidenses revela, con lujos de detalles, las relaciones del República con el Citibank y de estos bancos con empresas y bancos con domicilio legal en paraísos fiscales. Precisamente, en esa lista de empresas (en la que también figura el Federal) están incluidas compañías yentidades financieras que realizaron los principales retiros de depósitos justo antes de la caída del República, en la segunda semana de abril del ‘99.
Desde el colapso del República, Pedro Pou se tomó hasta fines de 2000 para entregarle a la Justicia dos carillas informando sobre la situación del banco de Moneta. Pero no es éste el único agujero negro sobre el que el titular del BC tendrá que dar explicaciones en caso de que sea citado al Congreso. La juez María Romilda Servini de Cubría acaba de reabrir una causa que lo involucra, en un supuesto encubrimiento de operaciones de lavado de dinero. Según la denuncia, en la que también está involucrado Manuel Domper, segundo de Pou en el BC, Pou no controló operaciones de lavado de dinero que se dieron en la Argentina.

 

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