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SOSPECHAS SOBRE UN PRESTAMO PESAN SOBRE LIPORACI
Un prestamista que no presta

Liporaci asegura que parte del dinero para comprar su casa de un millón de pesos provino de una financiera que ya no operaba.

Sumario: A Cofiarsa se la sumarió por �no haber presentado la documentación contable y asamblearia de los ejercicios cerrados del �96 y el �97�.

Juez Carlos Liporaci, que será acusado por “mal desempeño”.

Por Irina Hauser

Cuando se mudó con su familia a una mansión en Vicente López, a mediados del año pasado, el juez Carlos Liporaci sólo saboreaba el confort, pero ni se imaginaba las consecuencias de su adquisición. Además de que este martes 13 será acusado por “mal desempeño” en la Comisión de Acusación del Consejo de la Magistratura, el juez Gabriel Cavallo y el fiscal Pablo Recchini, que lo investigan por supuesto enriquecimiento ilícito, tienen pruebas que mostrarían que uno de los créditos con los que justificó la compra de su vivienda era fraguado. Según informes del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) a los que tuvo acceso Página/12, la financiera que, según Liporaci, le prestó 160 mil pesos, no opera desde junio de 1996 e incluso fue sumariada y multada –aunque nunca pagó– por no presentar su documentación en forma adecuada desde 1990.
Cuando tuvo que explicar ante la Justicia y ante la Magistratura cómo compró la casa de Gaspar Campos 471, el juez que dictó una falta de mérito masiva en la causa de los sobornos del Senado,dijo que le había costado 610 mil pesos, 210 mil de los cuales se los había facilitado un tal Guido Torrisi y 160 se los había otorgado a su esposa la Cooperativa de Crédito, Consumo y Vivienda (Cofiarsa), cuyo dueño era un tal José Levy. El resto, se supone que los tenía. Por empezar, las pericias mostraron que la propiedad valía por lo menos un millón de pesos. Después fueron apareciendo las irregularidades en sus operaciones.
A comienzos de enero, Guillermo Gowland, ex secretario de Liporaci, reveló a este diario que el juez había pagado a Levy 20 mil dólares para que le armara una carpeta simulando un crédito inexistente. Los datos sobre el episodio fueron incorporados a la causa. De todos modos, Levy ya había declarado y él mismo se pisó sólo: dijo que “hacía por lo menos un año que no prestaba plata y, paradójicamente, agregaba que nunca la cooperativa había prestado tanto dinero junto”, relató un allegado al expediente. También dijo que había trasladado la operación a Uruguay, porque no podía hacerla solo. Al parecer, según pudieron establecer los investigadores, Liporaci gozó de los servicios de una agencia de cambios intermediaria de Capital Federal y de un agente de bolsa uruguayo. Están en vías de determinar quiénes son y en qué consistió su “colaboración”.
Las mayores sospechas sobre la falsedad del crédito de 160 mil pesos se basan en que, por un lado, el supuesto préstamo estaba a nombre de la mujer del magistrado, Lidia Inés Calb, quien difícilmente pudo haber accedido a esa suma con su sueldo de 1.716,50 pesos. Además, cuando se allanaron las oficinas Levy, los funcionarios judiciales descubrieron, al correr una heladera, una puerta secreta que conducía a una suerte de Baticueva repleta de papeles. Entre ellos estaba la carpeta de Liporaci.
El expediente cuenta con alarmantes informes sobre Cofiarsa que llevan fecha posterior a las declaraciones de Gowland. Según éstos la financiera arrastra sumarios desde hace varios años y está inactiva desde 1996. A Cofiarsa se la sumarió por “no haber presentado la documentación contable y asamblearia correspondiente a los ejercicios cerrados del ‘96 y el ‘97”; “por haber presentado extemporáneamente la documentación correspondiente a los ejercicios 1990 a 1995”; “por adeudar, respecto del ejercicio de 1995, la memoria, nómina de asistentes a la asamblea del 19/4/96 y la nómina del consejo de administración”; “por haber extraviado parte de los libros contables”; “por no operar, presuntamente, desde el mes de junio de 1996”. Y además se detectó que había sido sumariada anteriormente.
El expediente judicial está en manos de peritos de la Corte que deben devolverlo a fin de mes. Es probable que entonces, el juez Cavallo ordene a su colega Liporaci que justifique el incremento de su patrimonio. Es el paso previo a llamarlo a indagatoria como sospechoso de enriquecimiento. El expediente penal tiene coincidencias con el de la Magistratura pero es independiente. En la Magistratura Liporaci puede ser destituido. En la Justicia, condenado.

 

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