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CAMBIOS EN CONCURSOS DOCENTES
Ya no hay hombres

La Secretaría de Educación de la Ciudad acaba de derogar el cupo que reservaba un tercio de los puestos docentes a hombres.

Once de cada doce docentes
son mujeres. La reglamentación derogada hacía que ellos consiguieran puestos con
mucho menos puntaje.

Por Nora Veiras

El cupo masculino que beneficia a los maestros suplentes porteños será, a partir de este año escolar, un recuerdo del pasado. Hasta ahora el Estatuto Docente establece que en las escuelas primarias por cada tres mujeres se debe designar frente al grado a un varón. Fue la forma pergeñada para tratar de compensar la apabullante cantidad de mujeres que hegemonizan ese nivel educativo. Sin embargo, la norma escondía un perfil discriminador: los hombres se veían beneficiados por el género independientemente del puntaje acumulado por mérito académico. El gobierno porteño acaba de modificar por decreto esa situación.
“Hoy una mujer necesita casi el doble de puntaje que un varón para acceder a un cargo suplente”, aseguró a Página/12 el secretario de Educación porteño, Daniel Filmus, y comentó que esa desigualdad provoca una lluvia de silbidos en los actos públicos en que se cubren las vacantes. “Decidimos modificar la reglamentación del Estatuto en ese punto porque, de hecho, se contrapone con el espíritu y la letra de la Constitución de la Ciudad que en forma taxativa garantiza la no discriminación”, explicó.
En el nivel primario de la Ciudad de Buenos Aires hay 12.647 docentes que dan clases, de los cuales 11.700 son mujeres. En la dirección de las escuelas hay 1100 mujeres sobre un total de 1450 cargos. La promoción de la mujer se achica a medida que se avanza en la carrera: el 60 por ciento de los cargos de supervisores están en manos de los hombres. La masculinización de los cargos de mayor jerarquía no es exclusiva del sistema educativo pero se hace más notoria teniendo en cuenta la gran masa femenina que sostiene el sistema. (Ver recuadro.)
Ya hubo un fallo judicial sobre el derecho a la igualdad, que obligó a la dirección del Profesorado de Educación Física Romero Brest a modificar el sistema de ingreso que otorgaba una mayor cantidad de vacantes a los hombres. El último jueves, el gobierno porteño publicó un edicto en el que informa que “se modificó la cantidad de vacantes para hombres y mujeres (60 y 60 respectivamente) en el turno vespertino a partir del ciclo lectivo 2001” en ese instituto.
Filmus aseguró que la supresión del cupo masculino fue acordada con distintos sindicatos, entre otros, la UTE, el Sedeba y la UDA. “Todos los que participaron en las conversaciones eran hombres”, dijo. “Creemos que el tema de la femenización de la matrícula tiene que ver con el deterioro de la profesión. Compartimos la necesidad de que entren más hombres a la docencia pero tenemos que buscar mecanismos de incentivación para ellos y no de castigo para las mujeres”, estimó Filmus.
–¿Cuáles serían esos mecanismos de incentivación? –preguntó este diario.
–Mejorar las condiciones de trabajo. Becar a los mejores promedios del secundario para que ingresen a la carrera docente –proyecto que estamos definiendo para el año próximo–. Dar continuidad a la carrera docente en dirección a la posibilidad de ingresar a los posgrados o continuar estudiando una carrera universitaria. Tenemos que mejorar las condiciones para que la docencia se transforme en una carrera atractiva. En una investigación que realizamos en el Conicet se demostró que los jóvenes que eligen carreras terciarias (no universitarias) son los que provienen del nivel socioeconómico más bajo.
Más allá de los privilegios a los que se pueda acceder por cuestiones de género, el Estatuto Docente establece otros criterios de selección que no pasan por la idoneidad. El año pasado, la Justicia dictaminó que es discriminatorio el requisito que fija como edad máxima de ingreso a la docencia los 40 años. “Coincidimos en ese juicio, por eso vamos a enviar un proyecto de ley para modificar ese artículo. Creemos sí que se pueden establecer diferencias porque no se puede establecer la misma edad máxima para un docente del nivel inicial que para uno que quiere dar clases para adultos”, estimó el sociólogo. La eliminación del cupo masculino se dispuso mediante el decreto 145, fechado el 16 de febrero, y firmado por el jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, y los secretarios Filmus, Miguel Angel Pesce (Hacienda y Finanzas) y Raúl Fernández (Gobierno).

 

El poder es masculino

Por N. V.
“Teóricamente se podría decir que es una discriminación positiva o una ley de cupo. Pero, no es estrictamente así porque esos mecanismos se aplican cuando un grupo está en situación desfavorable por algún motivo estructural: en el caso de la docencia el varón puede acumular puntos igual que la mujer. No existe ningún impedimento cultural”, explicó la directora de Investigación de la Dirección de Planeamiento de la Secretaría de Educación porteña, Graciela Morgade.
“Acceder a la docencia es uno de los mecanismos más transparentes para entrar a un trabajo. La injusticia es que los hombres accedan con puntaje menor”, consideró la docente e investigadora en Género y Educación y remarcó que “los hombres no se quedan en el grado, hacen carrera. En el grado hay entre un 7 u 8 por ciento de hombres pero al ascender a la supervisión el porcentaje llega al 60 por ciento. En ese nivel de conducción se está más cerca del poder político. La pirámide del poder sigue siendo masculinizada a medida que se asciende. En este sentido, en la docencia los concursos para cubrir los cargos directivos han mejorado en mucho una distribución más equitativa entre ambos géneros”.
Morgade destacó la necesidad de incentivar la presencia del varón porque “el mundo es mixto” pero lo que se objeta es el método que se utilizó en la docencia para atraer a los hombres. “En el sistema educativo cuanto más chicos son los alumnos mayor es la femenización de la mano de obra. En el nivel medio y superior la distribución es más equitativa. Sin embargo, al analizar las estructuras de cátedra la gran mayoría de los titulares son hombres al igual que los investigadores principales del Conicet”, advirtió la investigadora.

 

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