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En el Frepaso y el justicialismo
las prefieren jubiladas a los 60

La reforma previsional volverá a escena no bien se reanuden las sesiones en el Congreso. El PJ propondrá un cambio integral.

El tema previsional abrió una brecha en la Alianza.
Duros cuestionamientos a la reforma pactada con el FMI.

Por David Cufré

El Congreso anulará el aumento de la edad jubilatoria de las mujeres. Pasado el período de vacaciones, la suerte de la reforma previsional volverá al centro de la escena política. El Congreso debe ratificar o rechazar el decreto de necesidad y urgencia que firmó Fernando de la Rúa sobre el cierre del 2000. Los socios de la Alianza debaten intensamente por estas horas qué actitud tomar frente a esa norma. Pero hay un punto en el que no existen diferencias: se rechazará la suba a 65 años de la edad de retiro de las mujeres. El justicialismo acompañará esa decisión. Pero irá por más. Pretende derogar todo el decreto y discutir una nueva ley durante los próximos seis meses. El Gobierno teme que esa vía sea acompañada por el Frepaso, lo que –dicen en Economía– arruinaría su acuerdo con el FMI por el que accedió al blindaje financiero.
Cuando De la Rúa dio un corte abrupto a las discusiones sobre la reforma el año pasado, con la firma del decreto, sabía que el tema volvería a instalarse. En algún momento, el Frepaso amenazó con la ruptura de la Alianza, y aunque luego los ánimos se aplacaron, la fuerza comandada por Chacho Alvarez anticipó que no aceptaría mansamente la decisión del Poder Ejecutivo. Anteayer el presidente del bloque, Darío Alessandro, transmitió a los diputados María América González –presidenta de la Comisión de Previsión– y Alfredo Villalba que Chacho sigue acompañando la postura del bloque de dar pelea por este tema. Y remarcó que antes que nada debe buscarse un acuerdo con los legisladores radicales para dejar sin efecto el aumento de la edad jubilatoria de las mujeres.
“Esa medida se aprobó por el fundamentalismo ideológico de Machinea”, le dijo a Página/12 uno de los diputados radicales que participan del debate por la reforma. Y añadió que el radicalismo comparte la postura del Frepaso de anular ese artículo del decreto, que establece que las mujeres deben trabajar hasta los 65 años para tener derecho a un haber jubilatorio pleno. Si se jubilan entre los 60 y los 64 –opción que sigue habilitada-, tendrán una quita del 3 por ciento en su haber por cada año faltante hasta los 65. Pero irán recuperando esa diferencia año a año. Por caso, una mujer que se jubile a los 60 años cobrará 15 por ciento menos que si lo hubiera hecho a los 65. Al cumplir los 61, la disminución ya no será del 15 sino del 12 por ciento. Esta medida comenzará a regir –si el Congreso no la deroga antes– el 1º de mayo próximo.
Este es el único punto que los legisladores radicales están dispuestos a modificar. Pero su intención es ratificar el resto del decreto de necesidad y urgencia, sin abrir el debate a una nueva ley previsional. El Frepaso tiene otra idea. En primer lugar, propone rechazar el decreto por considerarlo inconstitucional. Y una vez que esa discusión quede resuelta, propone la aprobación de otra reforma por ley. Su proyecto plantea el restablecimiento de la PBU (Prestación Básica Universal), que los aportes previsionales de los indecisos se envíen al régimen estatal –y no ya a las AFJP–, y que las personas que hayan caído en una AFJP por no haber hecho la opción entre el régimen público y el privado, tengan la opción de regresar al reparto.
Nada de esto será aceptado por Machinea, quien pretende que el Congreso ratifique el decreto del Gobierno. En medio del debate entre el radicalismo y el Frepaso, el justicialismo aprovechó ayer para ampliar esa brecha. Los presidentes de los bloques de diputados y senadores, Humberto Roggero y José Luis Gioja, respectivamente, se presentaron ayer juntos ante la prensa para dar a conocer un proyecto de ley que establece la derogación del decreto, y propone la discusión de una nueva reforma en un plazo de 180 días. Los legisladores dijeron que si esta alternativa no es aceptada por la Alianza, el 7 de marzo el Senado anulará el decreto y pondrá en duda su aplicabilidad. Esto es porque los decretos de necesidad y urgencia necesitan la ratificación de ambas cámaras para que entren en vigencia.

 


 

DECRETO REGLAMENTARIO DEL PLAN DE INFRAESTRUCTURA
Constructores con un pie en la caja

Fernando de la Rúa firmó ayer el decreto reglamentario del programa de infraestructura. Entre otros aspectos relevantes, la flamante norma fija condiciones para la participación de empresas extranjeras en las futuras licitaciones e incorpora a la Cámara Argentina de la Construcción en el Consejo de Administración del Fondo Fiduciario, como forma de garantía de que el Estado efectivamente pagará las obras que contrate.
A través del decreto de necesidad y urgencia 1299, del 29 de enero pasado, el Gobierno creó un nuevo mecanismo para costear las obras públicas. La nueva fórmula consiste en que los emprendimientos serán realizados con los recursos de las empresas contratadas y los estados provinciales o el nacional comenzarán a pagarlo –en cuotas iguales y consecutivas– cuando esté terminado. Recién entonces, la provincia o la Nación accederá a la propiedad.
El aval de que el Estado honrará ese compromiso es el Fondo Fiduciario a integrar con diversos bienes públicos e, incluso, una parte de la recaudación del Impuesto a la Transferencia de los Combustibles. Según consigna el decreto firmado ayer, esa millonaria masa de recursos será administrada por un consejo a integrar por tres hombres designados por Economía, uno por Infraestructura (hoy Economía), otro por el Simop (provincias) y el último por la CAC.
El decreto previo –que creó el sistema inglés– sólo consignaba que aquel órgano tendría entre tres y seis miembros sin mencionar, siquiera, la posibilidad de integrar a los empresarios. El Frepaso, a su vez, prevé exigir orgánicamente al menos uno de los cinco puestos restantes: sus dirigentes prevén que el delarruismo podría privarlos de un lugar en aquel órgano de control.
El decreto reglamentario también dispone que las empresas extranjeras que participen (éstas sólo podrán concursar para obras superiores a los 40 millones de pesos y asociadas a firmas locales) deberán estar inscriptas en la Inspección de Justicia y en el Registro Nacional de los Constructores. “Deberán revestir el carácter de empresas locales y acreditar la realización de obras de construcción privada o pública, incluyendo estas últimas las comprendidas en contratos de concesión en el país, por un monto de por lo menos una vez el valor del presupuesto oficial de la obra a licitar y hayan tenido actividad continua en los últimos tres años”, reza el artículo 27.

 

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