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Una red que prostituía menores y filmaba pornos

Los dos hombres al frente de la red fueron detenidos: con ellos había seis chicas, dos de 15 y 16 años. Además encontraron filmaciones: algunas tendrían por fin chantajear a los clientes.

“Flash” y “Ojitos Claros” –tales sus apodos– durante la detención.

Por Horacio Cecchi

Néstor “Flash” y Luis “Ojitos Claros” estaban en la mira de los federales de la División Análisis Delictivo. La jueza de menores, Cecilia Maiza, había solicitado que ambos fueran investigados, bajo la sospecha de que eran el vértice de una organización de prostitución infantil. Después de más de dos meses de seguimiento e investigación, los federales consideraron que habían reunido las suficientes pruebas y arremetieron con los allanamientos: tres en Floresta, Versailles y Caballito. El cuarto, en una casa quinta de la localidad bonaerense de Merlo. El resultado fue más que positivo: Flash y Ojitos Claros cayeron sin chistar. Junto a ellos, los policías hallaron a seis víctimas: dos chicas de 15 y 16 años, y otras cuatro de entre 18 y 22. Una séptima, menor y también de 16, es intensamente buscada por el juzgado. En los allanamientos fueron secuestradas 250 películas de sexo explícito, la mayor parte de ellas tomadas con una cámara de video fija y destinadas –según se sospecha– a chantajear a los clientes.
Flash, de 45 años, y Ojitos Claros, de 41, aparecieron en el mercado -al menos, el primer registro del que toma noticia la justicia– a través de la publicación de avisos clasificados durante el ‘99. “Se solicita modelo para publicidad” y “Chica joven con cama adentro”, era el texto de los pedidos, citando la dirección. Respondió una infinidad de interesadas, pero sólo unas pocas fueron seleccionadas según los requerimientos: “Buscaban adolescentes indocumentadas o del interior, que no tuvieran familiares cercanos –reveló el jefe de Análisis Delictivo, comisario Francisco Coppola, a Página/12–. Los avisos los dirigían a dos perfiles: uno a chicas para tareas domésticas, de un sector más bajo. El otro a chicas con pretensiones de modelaje. Pero todas tenían en común que no estaban a cargo de nadie, lo que impedía que un familiar obstaculizara la actividad”.
Coppola aclaró que no las mantenían en un estado de esclavitud. “No estaban encadenadas ni nada por el estilo. Les hacían difícil salir reteniéndoles los documentos, y hasta terminaban convenciéndolas de la conveniencia. Primero las ponían a trabajar en la limpieza, en contacto con las chicas que ya trabajaban en la prostitución. De esa forma, escuchaban comentarios sobre la actividad y que ganaban más que ellas. Eso hacía que tomaran la prostitución como algo más natural. Después las ponían en contacto con los clientes. Les pagaban pero no lo suficiente como para que se independizaran.”
A partir de datos aportados al juzgado de menores de Cecilia Maiza, a mediados de diciembre pasado la magistrada ordenó el seguimiento del dúo. La semana pasada, entre jueves y sábado, Coppola consideró que la investigación había madurado y, con orden judicial, se iniciaron los allanamientos. En Floresta cayó Flash. Ojitos Claros en Merlo. La causa fue caratulada por Maiza como “Facilitación y promoción de la prostitución de menores”, delitos no excarcelables.
“Lo que nos llamó la atención –agregó Coppola– fue la cantidad de casetes que tenían con imágenes de sexo explícito: alrededor de 250. Algunas tenían el formato de una producción más comercial, como si los protagonistas supieran que los estaban filmando, incluso miraban a la cámara. Pero en la mayor parte, los protagonistas aparentaban no estar enterados de que los filmaban.”
La hipótesis más firme que trabajan los investigadores es que con los videos chantajeaban a sus clientes. Una cámara de video fija con un objetivo semejante al de las cámaras ocultas, secuestrada de uno de los departamentos allanados, sobre la avenida Juan B. Justo y San Martín, sostiene la hipótesis del chantaje.
En ese departamento, por módicos 200 pesos, organizaban encuentros de swingers, y un menú de actividades tituladas: “Todos contra todos”, “El sorteo”, “El trencito”, sesiones lésbicas y la “Ruleta fatal”, en la queel cliente que perdía era sodomizado por otro. Entre los títulos de la videoteca del dúo, figuraban “La pícara estudiante”, “Secretaria completa”, “Garganta de oro”, “Dolores y placeres” y “El clarinete desafinado”. Por otro lado, las menores también eran obligadas a ejercer la prostitución callejera.

 

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