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POR UN CUMPLEAÑOS DE 15 SE LLEGARON A PAGAR 160.000 PESOS
Las fiestitas del Consejo del Menor

La Oficina Anticorrupción llevó la gestión de Atilio Alvarez a la Justicia: entre 1992 y 1995 se gastaron 5,4 millones en festejos faraónicos y viajes, con rendiciones irregulares.

Por Andrés Osojnik

Para festejar, festejemos a lo grande. Esa parece haber sido la premisa en el Consejo del Menor y la Familia cuando su titular era Atilio Alvarez. Por una fiesta de cumpleaños de 15 de un grupo de chicas de los institutos se llegaron a pagar 160.000 pesos. Para las agraciadas se compraron vestidos, zapatos, bijouterie, conjuntos sport, y hasta lencería. Se trasladó a cumpleañeras e invitados a Mar del Plata, donde se contrató un carísimo hotel para la pompa. Los agasajos se hicieron varios años seguidos. Una vez no alcanzó con las quinceañeras y se organizó otro festejo, con vestidos de fiesta incluidos, para chicas que cumplían 16. Fue en el barco Mississippi y la noche costó 45.000 pesos. Al margen de la manteca al techo, las rendiciones de cuenta de esos gastos incluyeron todo tipo de irregularidades. Esos festejos, más una serie de viajes para chicos internados –un paseo a Córdoba y San Luis costó casi 700.000 pesos–, constituyen el eje de una denuncia que la Oficina Anticorrupción acaba de enviar a la Justicia. El monto total cuestionado supera los cinco millones de pesos.
Atilio Alvarez estuvo al frente del Consejo del Menor desde 1990 hasta 1998, cuando debió renunciar en medio de una ola de escándalos. Denuncias por presunta malversación de fondos, la situación de los institutos, acusaciones de torturas a chicos y supuestas irregularidades en el otorgamiento de becas conformaron un cóctel que terminó eyectando a Alvarez del puesto, aunque luego se transformó en defensor de menores, cargo que ocupa en la actualidad. A su vez, tiene un puesto en el gobierno de Córdoba: es el presidente del Organismo Ministerial Coordinador de Proyectos Especiales para la Niñez y la Adolescencia. Y es director ejecutivo del Instituto de Derecho de Familia de la Universidad Católica Argentina.
Con el gobierno de De la Rúa, al frente del Consejo quedó María Orsenigo, que el año pasado ya había girado antecedentes contra Alvarez a la Oficina Anticorrupción (OA). Ahora, las irregularidades en torno a las fiestitas y los viajes de aquel momento también fueron enviados a la OA. De allí, el expediente viajó sin escalas a la Justicia federal. La causa quedó a cargo de Gabriel Cavallo.
El juez tiene ahora en sus manos los resultados de una auditoría que muestra los escandalosos gastos de aquella época y su falta de transparencia. Las auditorías –iniciadas tras una denuncia interna– fueron hechas en realidad en 1996, con Alvarez al frente del organismo. En ese entonces, al ser detectadas las irregularidades, se iniciaron sumarios. Pero esas actuaciones duermen aún hoy el sueño de los justos. Una de las tareas de Cavallo será determinar quién o quiénes manejaron esos fondos y si Alvarez tiene responsabilidad en el tema.
La auditoría de 1996 encontró que las fiestas de 15 de 1992, 1993 y 1995 fueron realizadas en medio de un gran desorden administrativo, con rendiciones faltantes o demoradas, y facturas truchas, entre otras irregularidades. Ni siquiera está claro si las agasajadas provenían todas de institutos u hogares vinculados al Consejo.
Pero los datos más llamativos son los gastos desglosados de lo que se pudo reconstruir en la auditoría. Para la fiesta del ‘92, en la que se celebraron los 15 años de 25 chicas, fue alquilado el salón del hotel Chateau Frontenac de Mar del Plata, aunque en ningún lado figura cuánto se gastó en eso. Sí figura que se pagaron 6400 pesos en trasladar a todo el mundo hacia la costa, que se desembolsaron otros 8000 en alojamiento, 12.000 en servicio de lunch y mozos, 4234 en conjuntos sport, 1840 en calzados y carteras, 2000 en “tocados, accesorios y lencería” y 1200 en fotos para 40 chicas, aunque las agraciadas eran solo 25. En total, ese festejo costó 43.732; a razón de 1749 pesos por cabeza cumpleañera.
En el ‘93, la fiesta fue también el 17 de diciembre y, como el año anterior, en el Chateau Frontenac. En esa oportunidad, las festejadasfueron 52, poco más del doble que la vez anterior, pero los gastos subieron casi cuatro veces.
En los nuevos ítems de erogaciones se sumaron los vestidos de fiesta: 9500 pesos. El transporte hasta Mar del Plata costó 14.600 pesos. Y las fotos fueron algo más caras que en el ‘93: casi 5000 pesos. En total, 160.802 pesos. Es decir, algo más de 3000 pesos por cumpleañera. Una cifra que a las familias de las agasajadas les hubiera solucionado algo más que la fiesta de los 15.
En diciembre de 1995 ya no hubo viaje a Mar del Plata, el festejo se hizo en el Instituto Garrigós. Aunque los gastos no bajaron proporcionalmente: para 49 beneficiadas, el monto total de la fiesta fue de 65.053 pesos. Ese año ya no alcanzó con homenajear a las quinceañeras: hubo fiesta de 16: 67 chicas que cumplían un año de haber cumplido los 15. Motivo más que suficiente para alquilar a 19.000 pesos el barco Mississippi, comprar otros 68 vestidos de fiesta por valor de casi 8000 pesos. Y otros tantos conjuntos sport por casi 4000 pesos. Total: 45.066 pesos para el novedoso festejo de 16.
Entre cumpleaños varios y los viajes (ver aparte), entre 1992 y 1995 el Consejo Nacional del Menor y la Familia gastó unos 5.400.000 de pesos. La mayor parte, con rendiciones irregulares. Ahora, el juez Cavallo deberá determinar quién o quiénes son los responsables del escándalo.

 

 

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