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CONDENAN A UN SECRETARIO DEL PROCURADOR BECERRA
Dos años para un viejo amigo

Héctor Corvalán es amigo y colaborador del procurador general de la Nación desde hace 30 años. Fue condenado por negociar indultos.

Procurador Nicolás Becerra,
en 1996 defensor general.
Su secretario ofrecía a
convictos gestionar libertades.

Por Susana Viau

El Tribunal Oral Federal 2 de Mendoza condenó a dos años de prisión a un secretario privado del procurador general de la Nación, por haberse comprobado que vendía indultos a los presos respaldándose en su calidad de empleado de Nicolás Becerra, quien entonces revistaba como defensor general. Héctor Orlando Corvalán, también secretario privado de Becerra cuando éste ocupó la secretaría de Irrigación en el gobierno provincial, fue denunciado por el padre de un convicto al que le habían pedido alrededor de cuatro mil pesos a cambio de gestionar su libertad. El defensor de Corvalán ante el tribunal que emitió la sentencia fue Jorge Garguir, ex socio del estudio Becerra.
En diciembre de 1996, el padre de Daniel Bresssi Escalante, condenado a una pena de 5 años de prisión por robo agravado, denunció que el detenido había recibido un ofrecimiento del enfermero del Servicio Penitenciario Mario Bustos, quien le propuso gestionar su indulto y el de sus compañeros de causa por intermedio de Héctor Corvalán, secretario del estudio jurídico de Becerra. El precio de la intermediación fue fijado en cuatro mil pesos por cabeza. El padre del preso declaró que se había reunido primero en privado con el hombre del servicio penitenciario y luego con el propio Corvalán. Entre la documentación aportada a la causa figuraba una nota escrita por Bustos (y cuya autoría el enfermero admitió) en la que indicaba al padre del preso con qué personas de la Defensoría General debía contactarse: Angel Fernández, Mónica Chona o Carlos Lía (todos antiguos colaboradores de Becerra, en ese momento empleados de la Defensoría y en la actualidad funcionarios de la Procuración), proveyéndole asimismo los números de teléfono de esa dependencia.
Según relató el padre del interno, se acordó que el pago fuera fraccionado y se le requirió un “adelanto” de 1200 pesos con la promesa de que en quince días tendría noticias. Con el paso del tiempo, Bressi comenzó a sospechar que había sido timado e interpuso una denuncia. De inmediato, su hijo fue amenazado de muerte por dos reclusos que le aconsejaron desistir de la demanda. Bressi, temiendo por su vida, presentó un hábeas corpus que fue rechazado “in limine” por el juez Alfredo Manuel Rodríguez. El padre del detenido optó entonces por exponer el caso en la Comisión de Derechos y Garantías de la Cámara de Diputados de la provincia. Llamado a prestar declaración indagatoria, Corvalán sostuvo que conocía al entonces defensor general de la Nación desde hacía mucho tiempo. “Lo he acompañado desde hace más de treinta años”, dijo y aceptó asimismo que la entrevista con el padre de Bressi se había realizado en el estudio de Becerra.
El Tribunal Oral Federal 2, después de haber revisado la falta de mérito dictada inicialmente en favor del secretario de Becerra, entendió que tanto la conducta de éste como la del enfermero Bustos se encuadraban en la figura de estafa, y a fines de febrero ambos fueron condenados a dos años de prisión. El procurador Becerra aseguró a la prensa mendocina que conocía a Corvalán pero que nunca había trabajado en su estudio y “no tenía idea” de sus andanzas en materia de negociación de indultos. “Me sorprendí cuando me llegó un planteo de ese señor Bressi pidiéndome una rebaja de pena. Sin saber qué estaba pasando le respondí a través de un oficio, indicándole que el pedido debía hacerlo por donde correspondía, o sea el Ministerio de Justicia.” El procurador debió haber olvidado la resolución 468 adoptada en setiembre de 1996, cuando era Defensor, en la que ordenó a los defensores oficiales remitir los pedidos de indulto o conmutación de pena, con sus antecedentes y fundamentos, a la Defensoría “con la antelación suficiente para su oportuna presentación al Ministerio de Justicia”.

 


 

LA BICAMERAL RECHAZO SUS PEDIDOS
Pou solo y sin preguntas

La comisión bicameral encargada de evaluar la conducta del presidente del Banco Central respondió la carta que envió Pedro Pou. El texto de los legisladores, algo más corto que el que recibieron, rechazó el pedido del cuestionado funcionario de anticipar las preguntas y la posibilidad de que Pou fuera acompañado de técnicos que explicaran sus decisiones. La comisión lo “invitó” a presentarse sin asesores el miércoles a las 11.
Según relató uno de los integrantes de la bicameral, en su carta Pou se consideró siempre como “imputado” y por ello exigió que le anticiparan el cuestionario, explicitaran los cargos que pesan sobre él y admitieran la necesidad de concurrir acompañado de técnicos que explicarían la metodología de trabajo del Central. Los legisladores rechazaron todos los puntos y sostuvieron que “nuestro trabajo es absolutamente político y nada de lo que hagamos puede ser considerado judiciable, por lo tanto no hay cargos contra Pou”. Por eso, la carta de la bicameral termina invitándolo para el miércoles ya que, como reconoció el presidente de la comisión, el senador Mario Losada, “no tenemos poder de policía para traerlo”
“Entendemos que, con la presencia de Pou en el Congreso, la tarea de la comisión prácticamente está concluida. A partir de allí nos avocaremos a elaborar el dictamen”, indicó a Página/12 uno de los miembros de la comisión, quien anticipó que podría producirse entre el jueves y viernes próximo. Ayer, los senadores Losada (UCR), Alcides López (UCR) y Carlos Verna (PJ), y los diputados Víctor Peláez (UCR) escucharon durante cuatro horas los testimonios de los directores del Central, Manuel Domper, un hombre alineado con Pou, y Augusto César Magliano, un opositor a varias decisiones del titular del Banco Central. El único ausente, por razones de salud, fue el radical Raúl Baglini.

 

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