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LA CORTE DE SANTIAGO CONFIRMO LA PRISION DE PINOCHET
La fiera sigue tras las rejas

Para ambas partes, fue una victoria a medias: los antipinochetistas lograron que Pinochet siga procesado y arrestado, pero ya no está encausado por autoría de crímenes sino por encubrimiento.

Una militante de derechos humanos durante una de las marchas contra Pinochet en Santiago.

No fue todo lo que los querellantes esperaban, pero Pinochet sigue preso. La Corte de Apelaciones de Santiago de Chile confirmó ayer el procesamiento y arresto del ex dictador chileno, por el asesinato y desaparición de 75 opositores a su régimen en el caso de la Caravana de la Muerte en 1977, pero decidió reducir los cargos, de “autor inductor” a “encubridor”. El cambio de carátula significa que, de ser hallado culpable, las penas contra Pinochet serían menores, y de hecho los abogados querellantes insinuaron ayer la posibilidad de apelar este fallo ante la Corte Suprema –donde es probable que todo concluya de cualquier manera–; sin embargo, se impidió el paso atrás que hubiera representado la revocación de las medidas contra Pinochet. Con todo, la defensa anticipó su próximo paso: pedir la libertad bajo fianza del ex dictador, que deberá estudiar el juez Juan Guzmán Tapia.
De ambos lados, las reacciones fueron tibias, en el mejor de los casos.
“Esta resolución es una vergüenza, porque los antecedentes demostraban que Pinochet es autor inductor de 57 homicidios y 18 secuestros calificados y hoy día se busca una manera de protegerlo, de rebajar las penas”, dijo a los periodistas la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Viviana Díaz. Por su parte, el abogado querellante Eduardo Contreras dijo que “este fallo es un enorme error jurídico, ya que se supone que al ser encubridor, Pinochet conoció los hechos después de ser ejecutados. Sin embargo, consta en el proceso que Pinochet ordenó todos los delitos. Aunque tenemos que estudiar el fallo, lo más lógico sería recurrir a la Corte Suprema para enmendar ese error”. La resolución de la Corte de Apelaciones no detalló porqué se rebajó el cargo de autor al de encubridor, pero indicó que una de las pruebas que ameritan que se mantenga el procesamiento es un documento de puño y letra de Pinochet que certifica su conocimiento de los homicidios y secuestros.
Del lado de los amigos del ex dictador, el general Guillermo Garín, camarada de armas de Pinochet, dijo que “lamento que no se hayan acogido los argumentos de la defensa y se mantenga el auto de procesamiento. Están perfectamente demostrados los hechos en la causa, que el general Pinochet no tiene ninguna responsabilidad en los delitos que se le imputan. Desde el punto de vista jurídico, es un avance que se hayan rebajado los cargos, pero hay que conocer los fundamentos de esta decisión”. El jefe de la defensa, el abogado Pablo Rodríguez Grez, dijo que “ha quedado definitivamente claro que el general Pinochet no ordenó matar ni secuestrar a nadie y que él no ha participado en estos hechos y solamente su responsabilidad derivaría de la circunstancia de no haberlos denunciado o sancionado. Nosotros insistiremos con el sobreseimiento, que tendrá que resolverse en los próximos días en la Corte”.
Y que efectivamente es el próximo paso en el proceso. La misma Corte de Apelaciones –pero una distinta sala de ella– deberá fallar en las próximas semanas un recurso presentado anteriormente por los defensores de Pinochet, tendiente a que el juicio sea anulado, considerando que el ex dictador no se encontraría en condiciones físicas ni mentales de enfrentar un proceso. Exámenes psiquiátricos y neurológicos practicados en enero a Pinochet determinaron que padece de una demencia “moderada”, pero la ley chilena sólo exime a un inculpado si es declarado definitivamente “loco” o “demente”. Algunos signos, sin embargo, son alentadores aquí para los defensores de Pinochet, ya que la Quinta Sala, que es la que debe pronunciarse, está integrada por los magistrados Sergio Valenzuela y Rubén Ballesteros, que votaron contra el desafuero de Pinochet cuando la Corte de Apelaciones lo privó de su inmunidad como senador vitalicio, el 23 de mayo último. El tercer integrante es el juez Juan Guzmán Tapia, que deberá inhabilitarse por ser el instructor de la causa contra el dictador, y la Corte deberá designar a su sucesor mediante un sorteo.
Si la Quinta sala decide acoger el recurso de la defensa, el proceso quedará cerrado pero en ese caso los querellantes planean apelar ante la Corte Suprema, donde probablemente ocurrirá la batalla final.

 


 

EE.UU. ES AMBIGUO SOBRE SU PARTICIPACION
Hablando de la paz en Farclandia

Podría tratarse de un cambio de política, aunque en una administración tan plagada de intrigas y desinteligencias como la de George W. Bush en Estados Unidos lo más probable es que haya varias políticas contradictorias y competitivas dando vueltas al mismo tiempo. El hecho es que ayer, mientras en la “zona desmilitarizada” bajo control de las FARC en el sur colombiano empezaban reuniones con el gobierno y los representantes de la Unión Europea y varios países latinoamericanos –pero no Estados Unidos, en protesta de Washington por el asesinato de tres ambientalistas norteamericanos en 1999–, Peter Romero, subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, dijo que su país “no descarta” participar en el futuro de este tipo de reuniones, para agregar que respalda decididamente los esfuerzos de paz desarrollados por el presidente Andrés Pastrana.
Esta fue la novedad más vistosa de la jornada de ayer, en la que diplomáticos de 25 Estados se reunieron con representantes del gobierno y de la principal guerrilla de Colombia para discutir los esfuerzos para acabar con una guerra interna de 37 años. La reunión de un día en el caserío de Los Pozos fue acordada en febrero por el presidente Andrés Pastrana y el máximo líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Manuel Marulanda, alias “Tirofijo”. Vestido con traje de combate, una toalla amarilla sobre sus hombros y un machete al cinto, Marulanda, de 69 años, saludó a embajadores y diplomáticos de América, Europa y Japón –el de mayor rango fue el de Venezuela, que envió a su canciller– que llegaron en autobús al remoto caserío, en el corazón de un enclave rebelde de 42.000 kilómetros cuadrados. El control territorial de la región fue cedido por el gobierno a las FARC en 1998 para facilitar la negociación, que trata de poner fin a un conflicto que dejó 35.000 civiles muertos en la última década.
Durante el encuentro las FARC propusieron realizar tres conferencias con la comunidad internacional para hablar de sustitución de cultivos ilícitos, una moratoria de cinco años en el pago de la deuda externa de Colombia a fin de aumentar la inversión social y una reforma agraria. En el pasado, las FARC, la guerrilla más antigua de América latina sobreviviente de la década de 1960 y que busca imponer cambios socialistas que incluyen una reforma agraria y redistribución de la riqueza, se han opuesto a que la comunidad internacional supervise el proceso de paz.

 

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