Por Adriana Meyer

Domingo Cavallo se cansó de recorrer los pasillos de Tribunales, tal como profetizó el ex presidente Carlos Menem. Pero no le fue tan mal. Aunque lo rozaron los escándalos IBM-Banco Nación e IBM-DGI, venta de armas, aduana paralela y mafia del oro, y la causa por enriquecimiento ilícito en su contra sigue abierta, no quedó procesado ni condenado en ninguna de las casi cuarenta que lo tuvieron como protagonista. La única sentencia que recibió fue apelada y la Cámara de Casación determinó que la acción penal había prescripto. Sólo el periodista Bernardo Neustadt pudo ganarle un juicio civil. La mayoría de las denuncias fueron por calumnias e injurias porque solía utilizar cuanto micrófono tuviera delante para lanzar acusaciones del tipo “ariete de la mafia” y vinculaba a sus adversarios con el fallecido empresario Alfredo Yabrán. Página/12 pudo saber que en las negociaciones para su regreso al poder acordó terminar con ese tipo de juicios. Sus recientes disculpas al ministro de la Corte Suprema, Augusto Belluscio, lo evidencian.
Casi todas esas causas están a punto de ser declaradas prescriptas ya que estuvieron mucho tiempo paralizadas porque Cavallo estaba protegido por sus fueros de diputado. Sus colegas legisladores nunca tuvieron intenciones serias de desaforarlo. “Algunos están muy apurados por cobrarle a Cavallo la muerte de Yabrán”, comentó en 1998 en el recinto un diputado bonaerense que puso el pie en el freno. La legislación sobre los fueros recién se modificó con el escándalo de las coimas en el Senado y por eso se reactivaron algunos expedientes. Por ejemplo, el juez federal Gabriel Cavallo –que no es pariente del ministro y es el único del fuero que nunca fue recusado por él ni integró la supuesta servilleta de Corach– fijó audiencias de conciliación en las querellas iniciadas por el juez Alberto Santamarina y por el ex secretario de Migraciones Hugo Franco.
María Julia Alsogaray, Adelina de Viola, Alberto Pierri, Carlos Corach y el propio Menem hicieron cola para querellarlo por calumnias. El ex embajador en el Vaticano, Esteban Caselli, fue acusado por Cavallo de estar vinculado a las mafias del oro y a los envíos de armas a Croacia y Ecuador. Yabrán lo querelló por haberlo catalogado como el “jefe de una mafia con contactos en los tres poderes del Estado”. Su hijo Mariano continuó con el juicio en el juzgado de Jorge Urso pero este magistrado se excusó y la causa pasó a manos de Jorge Ballestero. El juez Roberto Marquevich también tuvo una causa similar en la que lo sobreseyó.
En 1993 Cavallo llamó “ladrón” y “corrupto” al juez de la Corte Suprema Augusto Belluscio por la presunta desaparición de un expediente. Cavallo había intentado retractarse en 1996, pero recién a principios de marzo el juez aceptó las disculpas y la causa quedó archivada. El 29 de julio de 1997 Cavallo fue condenado por las injurias que había proferido contra el ex funcionario de la Administración Nacional de Aduanas Jorge Kolon, a quien trató de “corrupto”. La defensa del ministro interpuso varios planteos, algunos de los cuales llegaron a la Corte Suprema, aunque sin éxito. La alegría vino de la sala III de Casación, que declaró extinguida la acción y lo sobreseyó, dejando sin efecto la pena de cuatro meses de prisión en suspenso.
En abril del año pasado, Cavallo, Tomás Liendo y otros ocho imputados fueron sobreseídos por el juez Gustavo Literas en una causa conocida como “ingenio Bella Vista”. Un funcionario judicial que participó de la investigación aseguró a Página/12 que en ese caso la situación del ministro fue muy comprometida. Durante la dictadura ese establecimiento fue expropiado y la Corte Suprema, ya en democracia, realizó una “expropiación inversa” pero nunca pagó a los acreedores. Hubo un acuerdo por 60 millones y las autoridades decidieron no aplicar la Ley de Emergencia Económica que establecía una quita del 20 por ciento en todas las deudas del Estado. Argumentaron que no era necesario porque ya habían bajado mucho la pretensión de los acreedores. Un funcionario del Ministerio que cuestionó el trámite fue despedido. El entonces secretario legal y técnico de Economía, Tomás Liendo, armó una comisión que estudió el caso pero terminó aprobando lo actuado. Como frutilla del postre, los investigadores determinaron que la empresa Latin Trade, que pertenece al hermano del ministro, Jorge Cavallo, intervino en la negociación entre los acreedores y el Ministerio de Economía.
Los abogados de Cavallo volvieron a caminar los pasillos de los tribunales federales porque tiene aún dos causas abiertas. En una de ellas está acusado de enriquecimiento ilícito porque habría escriturado su departamento de Libertador y Ortiz de Ocampo en 225 mil dólares cuando, según el diputado radical Enrique Benedetti, valdría 600 mil.
“Por favor, no hablen más de los fondos reservados, porque ésa es la plata que hay para sacar las leyes”, habría dicho Cavallo cuando era ministro de Menem en un encuentro reservado con Carlos “Chacho” Alvarez, José Vitar y Graciela Fernández Meijide. Así consta en el libro El Divorcio, de Martín Granovsky y con una copia el abogado Héctor Recalde lo denunció. Los fiscales Eduardo Freiler y Federico Delgado impulsaron la acción y en enero lo acusaron por malversación de caudales públicos.
Neustadt fue el único que pudo ganarle y recibió 15 mil pesos más intereses en concepto de daño moral. Cavallo había señalado que el periodista era “influenciable” por el difunto Yabrán.

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