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�Que todo lo que no sea de Cavallo, sea de De la Rúa�

La premisa impuesta por el entorno presidencial se cumplió ayer con la jura de Lautaro García Batallán como viceministro de Interior y René Bonetto en la Secretaría de Provincias. La estrategia de los sushis para capitalizar con la gestión de Domingo Cavallo.

Lautaro García Batallán, miembro de la “juventud antoniana” asumiendo como viceministro de Interior.

Por Fernando Cibeira

El Gobierno ya casi terminó de completar los casilleros que habían quedado vacíos luego del último recambio de ministros. Ayer, el presidente Fernando de la Rúa le tomó juramento al nuevo viceministro del Interior, Lautaro García Batallán, y al secretario de Provincias, René Bonetto. Las designaciones tienen que ver con la premisa que busca imponer el entorno delarruista duro –como el que forman los integrantes del grupo Sushi– de que “todo lo que no es de Cavallo sea de De la Rúa”. Es decir, por ahora, ni radicales de otras líneas ni frepasistas en el Gobierno. Creen que de esa forma todo lo bueno que pueda hacer el ministro de Economía será capitalizado políticamente también por el Presidente.
Desde el comienzo de la gestión aliancista, García Batallán se venía desempeñando como subsecretario de Asuntos Institucionales de Interior. Ex militante de Franja Morada y legislador porteño, García Batallán tiene buena llegada al Presidente por su amistad con Antonio de la Rúa y su pertenencia a lo que se conoce como grupo Sushi. En realidad, Antonio quería que su amigo ocupara la Secretaría de Provincias, un cargo de mayor ejecutividad y que cuenta con el atractivo del manejo de los ATN, los fondos que posee el Gobierno para calmar las urgencias provinciales.
Pero el ministro del Interior, Ramón Mestre, consiguió, al menos, retener ese cargo para un conocido suyo, René Bonetto, un ex dirigente agrario que se afilió al radicalismo hace unos meses. Como último trabajo, Bonetto fue director del Banco Nación en donde trabó buena relación con el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, el jefe de la SIDE, Carlos Becerra, y el ex ministro Enrique “Coti” Nosiglia.
Con esa posibilidad taponada, García Batallán tuvo el nada magro consuelo de ascender a viceministro. El funcionario se enteró de su nombramiento un par de horas antes del acto, cuando lo llamaron de ceremonial para preguntarle bajo qué fórmula juraría. Su promoción más el encumbramiento de Andrés Delich como ministro de Educación y la permanencia de Darío Richarte como dos de la SIDE, Darío Lopérfido en Comunicación y Cultura más Héctor Lombardi en Turismo, dan cuenta de cómo la “juventud antoniana” ha ido –discretamente– escalando posiciones dentro de la estructura oficial. A ese conglomerado delarruista que conforman los sushis más Colombo, Nosiglia, la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, y el ex jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes (su padre espiritual), se le adjudica haber evitado la vuelta de Carlos “Chacho” Alvarez al Gobierno. Los consejos de este sector a De la Rúa están siempre dirigidos a gestos que sirvan para conservar la autoridad presidencial.
Pese al enorme costo político que le supuso al Presidente los sucesivos cambios de gabinete hasta la llegada de Cavallo, los sushis entienden que ese capital es recuperable. Por eso, la fórmula “si no es de Cavallo, es de De la Rúa” les cierra como composición del gobierno que, así, se compartiría pero sólo de a dos. Es decir, sin más dirigentes provenientes de los sectores alfonsinistas ni del Frepaso. De esa forma, entienden, si le va bien a Cavallo también le puede ir bien al Presidente. “Antes de que asumiera Cavallo, De la Rúa tenía cero posibilidades de ser reelecto en el 2003. Hoy estamos con un 90 en contra, pero ya tenemos un 10 a favor”, aseguraba ayer antes de la jura uno de los jóvenes amigos de Antonio.
Dentro de este razonamiento, la hiperactividad de Cavallo no los molesta. “Hasta octubre hay que dejarlo hacer lo que quiera”, razonaba el sushi. “En todo caso, la pelea por los espacios tendría que empezar después. En octubre hay que hacer una buena elección”, agregaba, ya pensando en las peleas por el 2003. Claro que, antes de eso, habrá una primera batalla cuando se plantee la estrategia para los comicios de octubre. Un hecho que la crisis postergó pero que no se demorará más allá del mes. Quienes se encargan de diseñar la política electoral del Gobierno imaginan que el cavallismo coincidirá en un planteo con el sectortradicional de la UCR y el Frepaso: armar listas de legisladores por separado, aunque dejando en claro que respaldan el proyecto de la Rosada.
Los jóvenes de Antonio entienden que lo mejor –al menos para Capital y provincia– es llevar listas conjuntas, con el objetivo de cosechar la mayor cantidad de votos posibles para el Gobierno. En un marco de dispersión del voto oficial, temen que puedan pasar más de un sofocón con el temido veredicto de las urnas.

 


 

LOS ESTATALES MARCHARON EN CONTRA DE CAVALLO
Se vienen paros y más paros

El martes, durante su presentación ante 500 empresarios en el salón de actos del Banco Nación, Domingo Cavallo constató otra vez quiénes son sus aliados. Ayer, en cambio, reconoció a una parte de sus adversarios, los trabajadores estatales, que se movilizaron hasta el Ministerio de Economía para repudiar el otorgamiento de poderes especiales al Ejecutivo. Al llegar a la Plaza de Mayo, los manifestantes –agrupados en la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE)– prometieron paros y cortes de ruta y criticaron con dureza al superministro. “¡Paro, paro, paro. Ya lo echamos a López Murphy, ahora vamos por Cavallo!”, cantaron al final del acto frente al edificio en el que tiene su despacho el creador de la Ley de Competitividad.
Sobre un improvisado escenario, dispuesto sobre un camión que atravesaba la calle Hipólito Yrigoyen, el secretario general de ATE Capital, Pablo Micheli, cuestionó las medidas anunciadas por el Gobierno que están siendo tratadas en el Congreso. “Es una mentira más de Cavallo, lo que se persigue es un cambio en nuestro régimen laboral y la privatización de los organismos públicos, que en la práctica se traduce en despidos”, denunció. En la calle, portando banderas verdes del gremio estatal y pancartas con leyendas de distintos organismos públicos –Conicet, INAP, Senasa–, unas trescientas personas seguían con atención su discurso.
Las críticas fueron compartidas por todos los oradores. La diputada frepasista Marcela Bordenave, por ejemplo, se quejó porque “hoy nos encontramos con un ministro que terminó con nuestra jubilación”. A su turno, el secretario general de ATE Nacional, Juan González, denunció que el nombramiento del actual ministro y la aprobación de poderes especiales constituyen un “golpe de Estado”. “Esto es una dictadura que se está instalando con todo”, subrayó. Los asistentes, en tanto, escuchaban con alarma. Todos trabajan en organismos estatales y creen que se viene una nueva ola de despidos. Al respecto, Emilio Fernández (58) dijo a Página/12: “Cavallo quiere despedir a toda la gente. En el Senasa quieren despedir a todos los contratados y al 30 por ciento de planta”, alarmó.

Informe: Martín Piqué.

 

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