Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


Una Miss Brasil hecha a bisturí desata un debate

Juliana Dornelles Borges, recién designada Miss Brasil, tiene 22 años y 18 cirugías estéticas. Su triunfo abrió una polémica sobre la belleza de quirófano. Opinan modelos argentinas.

Principio: Al comienzo fue sólo una lipoaspira-ción y un pequeño implante de siliconas en sus senos. El resto, contó ella misma, fueron apenas correcciones: en total 17.

La bella Juliana invirtió 7500 dólares en variados retoques.
“Aún me falta un poco de siliconas en las nalgas”, sostiene.

Por Alejandra Dandan

Subió a la tarima y francamente asimiló las críticas que en todo Brasil intentaron boicotear su título: “Me llamo a mí misma Frankenstein –aseguró– pero seré quien represente a mi país en el concurso de Miss Universo”. Su nombre es Juliana Dornelles Borges, nueva Miss Brasil y dueña de un cuerpo trabajado 18 veces por las tijeras de un bisturí. Originaria del Estado de Río Grande do Sul, Juliana generó un furioso debate en torno a la legitimidad de su belleza, producida largamente en millonarios laboratorios quirúrgicos. Gastó 7500 dólares en operaciones que fueron recortando los bordes molestos de sus orejas, recompusieron sus lolas según la estética del nuevo siglo y hasta sustrajeron algunos lunares pélvicos molestos. Todo eso provocó las críticas de modelos, ex modelos y missis de todo el mundo, escandalizadas por la elección de lo que la prensa brasileña llama Miss Silicona. En tanto, Buenos Aires se sumó a la polémica. Página/12 dialogó con los expertos del mundo de la moda entrenados en la producción de bellezas que se mostraron fervorosos defensores de un look natural, muchas veces demasiado difícil de definir.
Acaso la noticia debería plantearse de otro modo. La entronización de la nueva Miss Brasil sería, tal vez, el resultado natural de ese fatigoso trabajo sobre el cuerpo obligado por la cultura actual. Acaso la furiosa polémica desatada en Brasil, el país con los niveles más altos de cirugía estética después de Estados Unidos, no tienda tanto a cuestionar la aprobación dada el martes por el jurado sino, más bien, a mostrar el espanto ante la construcción de un monstruo fabricado en el quirófano.
Claro que, si de monstruos se trata, Juliana sería una de las malvadas, pero bellísimas, criaturas de cualquier cuento de hadas. Después de todo, trabajó para conseguirlo: 7500 dólares en total –a recuperar seguramente con los premios– y un meticuloso esfuerzo de superproducción debajo de afiladísimas tijeras de estetas modernos. Al comienzo fue sólo una lipoaspiración y un pequeño implante de siliconas en sus senos. El resto, contó ella misma, fueron apenas correcciones: en total 17. Se acentuó un poquito los pómulos hasta allí excesivamente latinos, engordó un poquito el labio superior, estilizó la línea de su mandíbula, acentuó su curva lumbar, se adelgazó y redondeó el mentón y, después, más relajada, se dedicó a eliminar cierta cantidad de granos molestos y delinear orejas.
En Argentina, algunos aseguran preferirla con granos. Diego Litwik, representante de Miss Argentina SA, es uno de ellos: “Yo no la voto –subrayó con absoluta seguridad, y explicó:– prefiero una cara llena de granos que una toda de plástico”.
Pero hasta esta defensa casi a ultranza de la natura desaparece cuando el gerente de la permisionaria a cargo de la búsqueda de bellezas nacionales piensa en sus propios números. “Una cosa son los concursos de belleza –aclara– y otra la agencia donde si una chica viene con cirugía para vender su imagen, a mí como negocio me sirve.”
Diluida la polémica entre los que aquí preparan para el próximo año el relanzamiento del concurso señorita argentina, Juliana consigue nuevamente aliados entre algunas de las ex modelos recicladas ahora en el entrenamiento y producción de chicas para la televisión. Raquel Satragno, dueña de una escuela de modelos, respondió “no lo puedo creer” cuando conoció la existencia del premio a la muchacha de Río Grande do Sul. Sin embargo, enseguida y más repuesta, concilió: “Si la eligieron y tiene una manito de bisturí a mí no me molestaría”. El problema fundamental para Satragno es de tecnología: “Acá –aseguró– quedan más feas”.
Esa imagen que Litwik hojea sobre el diario de su escritorio es la de una morena de ojos verdes, de unos legítimos 1,80 metros de alto. Mientras el ejecutivo va especulando sobre la edad y pasa de unos treinta a treinta y tres, se entera líneas más abajo que Juliana Dornelles Borges tiene 22. El martes, esa chica consiguió imponerse a otras veintiséis candidatas representantes de los estados de Brasil. Lo que nadie dijo demasiado fuerte fue que, también la mayoría de las missis, apelaron a la magia del bisturí para mejorar sus formas. Y sobre esto hablaron los organizadores del certamen. “Es una guerra y todas las herramientas de belleza son válidas”, se interpuso Boanerges Gaeta frente a la ola de cuestionamientos abierta entre quienes criticaron la legitimidad de la nueva reina. Fueron los organizadores quienes de hecho alentaron la participación de Juliana y del resto de las finalistas. Durante el lanzamiento hubo un anuncio indicando, expresamente, que se permitían aspirantes operadas, con lentes de contacto y tintura de cabello.
“Nunca se me habría ocurrido”, admite nuevamente extrañada Raquel Satragno mientras convoca “altas y flacas de belleza fotogénica mayoritariamente” para el concurso local organizado por su escuela, donde será seleccionada la candidata a Miss Universo. A Satragno no se le había ocurrido especificar, por ejemplo, si admitirá o no a chicas operadas. “Es que acá normalmente son muy pocas las que tienen con cirugías, porque son muy chicas, tienen entre 17 y 23 años: después es cuando les empieza a molestar algunas cosas; pero a mí –insiste– no me gusta.” Ella misma fue candidata y ganadora de uno de esos concursos donde llegó casi sin tetas: “Es más, me miraban con poco cariño”.
La agencia Ford Models Internacional, una de las más prestigiosas en el país, sostiene estas ideas. Nancy de Lio, de la filial Buenos Aires, explica un principio casi trágico: la crisis de los veinte entre las modelos locales. “Como ya no tienen el cuerpo de los 15 o 16 y quieren un poco mantenerse así, bueno empiezan a plantearse la cirugía.”
–A mí no me importa –repitió varias veces Miss Brasil–: hice todo lo necesario para realizar mi sueño. Aún me falta una cosa: un poco de siliconas en las nalgas, porque las encuentro muy chatas.”

 


 

RECHAZAN LA IMPLEMENTACION DEL ACUERDO DE KIOTO
A Bush el calentamiento lo deja frío

Por Julian Berger *
Desde Washington

La administración Bush pareció acabar con toda esperanza de revivir el tratado de Kioto sobre calentamiento global, al declarar ayer que “no tiene interés” en su implementación y tomar los primeros pasos hacia el retiro de la firma norteamericana del acuerdo. La sentencia de muerte de Kioto, anunciada por Christide Todd Whitman, jefa de la agencia de protección del medio ambiente, significó un golpe para las expectativas europeas de establecer un programa global para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, en medio de fuertes evidencias sobre el impacto del cambio climático. Un panel de científicos de la ONU recientemente informó que las temperaturas medias podrían elevarse hasta 5.8 grados este siglo si no se hace un esfuerzo importante por reducir las emisiones.
El ex vicepresidente Al Gore firmó el acuerdo de Kioto en nombre de los Estados Unidos, pero nunca fue ratificado por el Senado. Un funcionario del Departamento de Estado confirmó un informe del Washington Post según el cual la nueva administración había solicitado a esa dependencia que estudiara las formas de retirar formalmente la firma del documento.
Condolezza Rice, consejera de seguridad nacional, les dijo en forma privada a algunos embajadores europeos que Estados Unidos consideraba el acuerdo de Kioto “muerto”, pero el canciller alemán, Gerhard Schroeder, había esperado poder convencer a Bush cuando ambos se reunieran hoy en Washington. “Es importante que Estados Unidos acepte su responsabilidad por el clima global. Es la mayor economía mundial y los mayores consumidores de energía”, le dijo Schroeder a Los Angeles Times.
Las declaraciones de Whitman son un golpe para el canciller alemán en la víspera de su llegada. Consultada sobre si el tratado de Kioto tenía alguna posibilidad de sobrevivir, la funcionaria dijo: “No, no tenemos interés en implementar ese tratado”.
En una carta dirigida a los senadores republicanos días atrás, Bush dijo que se oponía al tratado –según el cual Estados Unidos tendría que reducir la emisión de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el metano en un 7 por ciento por debajo de los valores de 1990 para el 2012– porque eximía a los países en desarrollo y perjudicaría a la economía norteamericana.
Los líderes europeos habían esperado que el tratado se salvaría después de que Whitman fue a la cumbre de medio ambiente del G8 en Trieste y firmó un escrito el 4 de marzo que decía: “Nos comprometemos a realizar un esfuerzo para alcanzar un acuerdo a fin de asegurar la integridad del protocolo”. Pero no se cumplió.

* De The Guardian de Londres, especial para Página/12

 

PRINCIPAL