Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


“LEGADOS”, LAS BIOGRAFIAS NO AUTORIZADAS DE PAGINA/12
El otro lado de la historia oficial

De Rock Hudson a Kafka, de Marilyn Monroe a Juan XXIII, la colección que comienza a publicar el sábado este diario revela historias, detalles y hechos borrados por las biografías oficiales. La serie, elaborada por Liliana Viola, indaga en documentos íntimos desconocidos de los personajes, entre ellos los testamentos.

Dato: �Cuando alguien redacta un testamento, está en un punto tomando conciencia, haciendo una síntesis de su propia vida� (Liliana Viola).

En su afanosa búsqueda de la masculinidad, el célebre actor Rock Hudson llegó a tomar algunas sesiones con un foniatra que tenía una técnica un tanto salvaje: para que su voz sonara más grave le hacía gritar hasta quedarse mudo y le recomendaba semejante esfuerzo especialmente cuando estuviera resfriado. Alfred Nobel, el inventor de la dinamita, conoció a la mujer que sembró en él la idea de instaurar un premio a favor de la paz en el mundo de una forma muy singular: a través de un aviso en el diario, que publicó en busca de “una señora de edad madura, versada en los idiomas, para secretaria y supervisora de la casa”.
Si se hubiera cumplido con la última voluntad de Franz Kafka, su genial obra sería hoy desconocida: poco antes de su muerte, redactó una carta con valor de testamento donde le pedía a su amigo y albacea Max Brod, que incinerara todos sus escritos inéditos y que no permitiera la reedición del resto de su obra. Estos son algunos de los secretos que serán develados a través de “Legados”, la colección inédita de biografías no autorizadas que entregará semanalmente Página/12 a partir del próximo sábado. Personajes de la historia, el cine, la literatura, como Nobel, Hudson, Kafka, San Martín, Marilyn Monroe y Juan XXIII serán desnudados a través de la publicación de documentos íntimos y reveladores de su pasado. Con una particularidad: las vidas son reconstruidas a partir de sus testamentos, documentos con los que conmovieron a amigos y familiares, definieron fortunas y sellaron destinos.
La nueva colección de Página/12 abarca las biografías no autorizadas de artistas, guerreros, intelectuales, religiosos, inventores y políticos que sacudieron la historia universal. Cada fascículo es un texto apasionante que sorprende por su carga confesional, humorística y melancólica. Las historias son contadas a través de sus legados. “Cuando alguien redacta un testamento, está en un punto tomando conciencia, haciendo una síntesis de su propia vida. Tiene que elegir a los personajes que se quedarán con sus objetos, tiene la oportunidad de decir su frase final”, señala Liliana Viola, licenciada en Letras, investigadora, guionista de documentales y autora de la colección. En cada fascículo, Viola reconstruye a partir de los testamentos, las tramas más ocultas de la vida de personalidades famosas de todo el mundo. “Mi intención fue colocarme detrás de la persona que se dispuso a escribir su testamento, para ver qué tiene, qué cree que tiene y a quién se lo va a dar. A partir de entonces, me embarqué a reconstruir quién fue, cómo consiguió su fortuna o su fracaso, cómo respondieron sus herederos y qué papel jugaron en su vida”, describió Viola. El puntapié inicial de esta colección fue una amplia investigación sobre testamentos que comenzó en la ciudad de Oxford y continuó en el país, a través de la cual pudo develar secretos, dramas y anécdotas desconocidas de la vida íntima de personajes como Marilyn, San Martín, Kafka, Nobel y Hudson.
Por ejemplo, cuando Max Brod leyó el testamento de Kafka debió enfrentarse a una encrucijada: traicionar al amigo o negarles a los lectores la posibilidad de encontrarse con este escritor inusual. En menos de un año el dilema estaba resuelto. No sólo no cumplió con la última voluntad, sino que además revisó el material, recopiló y luchó contra la censura y la violencia de los tiempos del nazismo para acercar al público las invenciones de Kafka. “La genialidad de estas obras -.escribe Viola-. han forzado a que la posteridad omitiera juicio frente a los actos del editor. Después de todo, este póstumo mandato kafkiano y su correspondiente desobediencia nos convierten a todos en intrusos, prisioneros también de una larga traición”.
Buceando en el testamento de José de San Martín, Viola descubrió que una de sus voluntades despertó más de una polémica. El general, nacido en Yapeyú, legó su sable, símbolo de las campañas libertadoras, ni más ni menos que a Juan Manuel de Rosas. “La acción que podía leerse claramentecomo un apoyo público a las políticas del gobernador de Buenos Aires fue denostada por los unitarios y, en el mejor de los casos, achacada a la senilidad del Libertador”, escribió Viola. Sin embargo, José Pacífico Otero, uno de sus biógrafos, asegura que “su cerebro se encontraba en perfecto estado de lucidez. Sabía San Martín que el país estaba dividido en dos bandos, que de uno estaba Rosas y los partidarios de su dictadura”. La razón de su agradecimiento, cuenta el fascículo sobre San Martín, estaba en la acción de Rosas frente al bloqueo encarado por la flota francesa y precisamente en su triunfo en la Vuelta de Obligado. Finalmente, después de una larga estadía en Europa llevado por Manuela, la hija de Rosas y su esposo, la espada retornó al país hacia fines del siglo XIX, ante una petición del director fundador del museo Histórico de Buenos Aires, para incluirlo entre los objetos de la colección.
“Mi fantasía -.confiesa Viola-. era poder reconstruir a partir de los testamentos, el camino que han seguido los autores de policiales o novelas de suspenso, al utilizar el legado como momento crucial de la trama. Las familias, los amigos, los deudos se reúnen ansiosos ante algún escribano encargado de leer el designio final y, en medio de esa formalidad, aparecen las sorpresas. El muerto pone condiciones: doy esto a cambio de tal cosa y así es como a pesar de no estar sigue moviendo los hilos de las demás personas. Un legado es una manera muy inteligente de seguir en el mundo”.
Sin embargo, el destino puede jugarle al muerto una mala pasada. Como le ocurrió a Marilyn Monroe. Sus objetos, que con el paso del tiempo se convirtieron en una verdadera fortuna, fueron a parar a manos de una mujer que la diva no había conocido en su vida.

 

Rock Hudson

“En 1948 se publicó el informe Kinsey sobre sexualidad masculina que significó una verdadera revolución para las capas medias americanas. Su hipótesis más revolucionaria decía que la homosexualidad no era consecuencia de ninguna anomalía física ni de ningún trastorno psíquico. Kinsey instaba a los psicoanalistas a que no intentaran rectificar la conducta sexual sino que condujeran al paciente a aceptar su condición (...). En su propia autobiografía, Rock Hudson cuenta que compró inmediatamente aquel libro y que, aunque no era un gran lector, leyó atentamente cada una de las 840 páginas”.

Fragmento del capítulo destinado a Rock Hudson.

 

La soltería de Nobel

“La leyenda cuenta que, cuando Alfred Nobel cumplió 43 años, se sintió lo suficientemente viejo como para intentar cambiar su perfil de soltero empedernido. Entonces publicó un aviso en el diario: “el mayor señor adinerado, muy educado, busca a la señora de edad madura, versada en los idiomas, como secretaria y supervisora de la casa”. Respondió la cautivante condesa austríaca Berta Kinky. Una escritora, militante pacifista que inspiró en él la idea de instaurar un premio a favor de la paz en el mundo. Se hicieron grandes amigos y Nobel llegó a proponerle matrimonio. Pero la propuesta fue rechazada. El único amor de Nobel dejó su trabajo para casarse con el señor Von Suttner. La correspondencia entre Kinky y el inventor que duró años devela cómo iban en aumento las preocupaciones de Nobel por el tema de la paz, sin dudas, influido por su amiga (...). Unos años más tarde, en 1905, la misma Berta fue galardonada con el Premio Nobel como presidenta honoraria permanente de la Oficina Internacional para la Paz en Berna.
Respecto de aquel anuncio en el diario, no se sabe si hubo otras respuestas, ni siquiera si el pretendiente insistió con este tipo de publicaciones. Lo cierto es que al momento de redactar su testamento, después de algunos desengaños amorosos, Nobel no tenía ningún heredero directo”.
Fragmento del primer fascículo, dedicado a Alfred Nobel.

 

PRINCIPAL