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CAVALLO CULPO AL BANCO CENTRAL POR LA DEPRESION DE LOS ULTIMOS TRES AÑOS
Pedro Pou ante el enemigo más temible

El ministro señaló a la política monetaria como una de las principales responsables de la crisis. �Hizo todo lo contrario de lo que se debía hacer�, le imputó al Central. �Todo esto va a cambiar�, prometió. El permanente tamborileo de Pou por la dolarización contradice la propuesta de Cavallo de la paridad con una cesta de monedas.
Pedro Pou, presidente del Banco Central, presidió ayer un seminario, sin sospecchar el ataque que Cavallo le tenía reservado.

Por Raúl Dellatorre

Ahora, ir por Pedro Pou. Esa parece ser la consigna que se autoimpuso Domingo Cavallo, ministro de Economía, y la cabeza del titular del Banco Central –o el sillón, si se quiere ser menos dramático–, su objetivo. El presidente del Banco Central fue puesto en la mira ayer por el iracundo ministro, cuando hablando ante el Foro Empresarial de las Américas lo señaló –sin nombrarlo– como uno de los responsables de la prolongada recesión que padece Argentina, y advirtió que “las autoridades del Banco Central van a tener que abandonar esta idea equivocada de que la convertibilidad es lo mismo que dolarización”. Demostrando que lo de la autonomía del BCRA es un concepto relativo cuando se tiene el poder político suficiente para pasarle por arriba, Cavallo anunció que a partir de ahora “el Banco Central va a tener que aplicar una política expansiva del crédito”. Precisamente, lo contrario de lo que hasta ayer seguía propugnando Pou, y cuya figura se convertiría en un obstáculo para su propósito de empezar a instalar al euro como moneda alternativa, paso intermedio antes de fijar la paridad cambiaria con una canasta de monedas.
Cavallo sigue disfrutando de vender su imagen de imparable, incontenible. Ayer la emprendió contra Pou y sus políticas, el mismo que públicamente habían defendido el presidente de la Nación, Fernando de la Rúa, y el ex ministro de Economía José Luis Machinea cuando las denuncias por el lavado de dinero ejecutado por los bancos con “la vista gorda” del BCRA amenazaban desestabilizarlo. Pero ahora no sería sorprendente que la embestida cavallista sume a su cruzada al conjunto del Gobierno y al propio Congreso, tal como ocurrió con la votación de los superpoderes. Una comisión bicameral parlamentaria tiene pendiente un pronunciamiento sobre las responsabilidades de Pou con respecto al lavado, pero su tramitación había quedado prácticamente congelada desde que asumió Cavallo. Ahora, es el propio hombre fuerte del Gobierno que la adormeció con su llegada el que puede, indirectamente, revitalizar la causa.
En forma imprevista, Cavallo apareció ayer en la sesión plenaria del VI Foro Empresarial de las Américas y aprovechó la oportunidad de hablar ante medio millar de hombres de negocio de todo el continente. Compartió el panel con Enrique Iglesias, presidente del BID, y César Gaviria, secretario general de la OEA. El coordinador de la mesa era Thomas Mc Larty, ex secretario de Comercio de Bill Clinton y actualmente socio de Henry Kissinger, quien para estar a tono con la imagen que Cavallo proyecta de sí mismo lo presentó con un inusual elogio. “No estoy seguro ni siquiera de que esta ciudad alcance, con lo bella e importante que es, para albergar dos estrellas tan fulgurantes al mismo tiempo: Ricky Martin y Domingo Cavallo.”
Transgresor, Cavallo ignoró el título del panel, “Situación y perspectivas de integración continental”, y arrancó señalando que “ya César Gaviria y Enrique Iglesias hablaron suficientemente de la integración, yo me voy a referir a la situación argentina”. Repitió la referencia al aniversario de la convertibilidad –“hace cuatro días se cumplieron diez años...”– y enseguida dividió la década en dos períodos: siete años de “estabilidad, crecimiento e incremento de la productividad” y en los tres últimos de “depresión económica y anímica, empresarios que vendieron sus empresas y pasaron a administrar portafolios financieros, jóvenes que volvieron a pensar en emigrar, inversiones externas que sólo compran empresas ya instaladas”. Y pasó a describir las causas de la malaria: excesivo gasto público compensado con impuestos “distorsivos”, revaluación del peso y una política monetaria equivocada.
“El Banco Central no aplicó una política correcta, hace tres años que sus autoridades vienen diciendo que la convertibilidad es lo mismo que dolarización, y en vez de utilizar los mecanismos para graduar la liquidez, que obviamente tendría que haber sido expansiva, hizo todo lo contrario; todo esto va a cambiar”, proclamó. De inmediato descalificó tanto a quienes ven la única salida en la dolarización como a quienes ven en su propuesta de pasar a una paridad con una canasta de monedas como un mecanismo para disimular el abandono de la convertibilidad. “Lo grande de la convertibilidad es que no somos atrapados sin salida –título de una película que habla de los internados en un hospicio–, es un mecanismo que nos permite poner a disposición del público todas las monedas, y la primera que vamos a facilitar para que la gente, empresas y bancos constituyan depósitos o reservas, es el euro.”Y anticipó que “el Banco Central va a tener que hacer una política expansiva del crédito, y sus autoridades van a tener que abandonar esta idea equivocada de que la convertibilidad es lo mismo que dolarización”.
Elogiado por Washington, mirado aún con desconfianza por Wall Street, el Cavallo político de estos días desafía a quienes le dicen que no habla para los mercados. “En el exterior desaparecerán las dudas cuando vean que los argentinos confiamos en nosotros mismos”, dijo, y pronosticó que eso será pronto. Pero para entonces, sugirió el ministro, Pou no estará para compartirlo.

 

Pou, el ortodoxo

En los antípodas del discurso de Domingo Cavallo, el presidente del Banco Central, Pedro Pou, enfatizó ayer que no se puede utilizar la política monetaria para amortiguar las crisis recesivas. “Eliminada la política monetaria, el único instrumento significativo de política macroeconómica es el fiscal”, completó, para beneplácito del ex ministro de Economía, Ricardo López Murphy, quien se encontraba en el auditorio asistiendo al festejo que organizó el Banco Central por los diez años de la Convertibilidad. “Argentina ha demostrado que un tipo de cambio fijo es posible, pero sólo en la medida en que se apliquen ortodoxamente todas sus reglas”, continuó Pou. El presidente del Central remarcó a lo largo de su exposición que flexibilizar la política monetaria sería un error. Por esa concepción es que Cavallo dijo ayer que “el Banco Central hizo todo lo contrario” a lo que hacía falta para apuntalar a la economía durante los últimos tres años. En su análisis de la crisis actual, Pou consideró que “una deuda externa que crece, un déficit sin estabilidad y una clase política que parece reaccionar sólo cuando está al borde del abismo, hicieron disminuir la confianza de los inversores externos”.

 

Greenspan sí, Cavallo no

Por David Cufré
Claudio Loser también tuvo otras definiciones, en diálogo con Página/12, sobre la marcha de la economía y la política de Cavallo.
–¿Por qué no baja el riesgo país?
–Argentina pasó por un período muy difícil el último mes y los mercados están mirando con mucho cuidado cómo evoluciona la crisis. Hacen falta más señales positivas para que recuperen la confianza. Además, las calificadoras de riesgo internacionales le bajaron la nota a Argentina y eso impactó negativamente entre los inversores.
–¿Es posible la recuperación económica con ese escenario financiero desfavorable?
–No lo sé. Espero que sí.
–¿No cree que pueda bajar rápido el riesgo país?
–El Gobierno tiene que consolidar primero la estabilización política para que después se pueda dar la económica. Cavallo fue muy claro en su reunión con Horst Koehler (director gerente del FMI) en que va a cumplir con la meta fiscal del año. A medida que mejore el panorama fiscal irá bajando el riesgo país. No hay soluciones milagrosas. Alan Greenspan es capaz de mover mercados, Cavallo todavía no. Hay que darle tiempo al tiempo.
–¿Cómo dijo Cavallo que hará para cumplir con la meta fiscal?
–Mediante la recaudación del nuevo impuesto a las transacciones financieras y, si es necesario, con algún recorte de gasto adicional.
–¿El FMI adelantará desembolsos?
–No, no habrá ninguna medida de ese tipo.
–¿Qué opina de la baja de encajes que está aplicando el Banco Central?
–Es la utilización discreta de una facultad discrecional que tiene el Banco Central.

 

CLAUDIO LOSER, DEL FMI, SALIO A CRUZAR A CAVALLO
“Es mejor no hablar de canasta”

Por Maximiliano Montenegro

“No es el momento de hablar de la canasta de monedas”, dijo tajante a Página/12 Claudio Loser, el director del FMI para el hemisferio occidental. Así salió al cruce de las declaraciones de Domingo Cavallo, que desde Nueva York había insistido con el tema, sugiriendo a los argentinos que se empiecen a acostumbrar al euro. Y para despejar cualquier tipo de dudas, remarcó: “Hoy sólo hay que hablar de Convertibilidad con un peso igual a un dólar”.
Cavallo viene manifestando públicamente su interés por atar el peso a una canasta de monedas en lugar de dejarlo fijo exclusivamente con el dólar, como sucede en la actualidad. En la visión del superministro, ese instrumento serviría para recobrar la competitividad de la producción argentina. Así, por ejemplo, si la canasta estuviera compuesta 50 por ciento por dólar y 50 por ciento por euro, y éste se devaluara frente al dólar –digamos un 30 por ciento–, entonces el peso también lo haría frente al dólar –exactamente un 15 por ciento–. Tal esquema hubiera servido en los últimos años, porque el euro se devaluó frente al dólar, y en consecuencia frente al peso, con lo cual los productos argentinos se hicieron más caros en los mercados europeos.
Sin embargo, semejante mecanismo presenta varias complicaciones. Si la Argentina adoptara hoy la canasta y el dólar se empezara a devaluar frente al euro, la canasta no haría más que suavizar la devaluación del peso frente al euro. Más importante aún, la gente está acostumbrada a que 1 peso es igual a 1 dólar. Pero si el esquema entra en funcionamiento eso sólo sería válido el primer día. Luego, si las cosas marchan como Cavallo quisiera, entonces, por ejemplo, para comprar 1 dólar podrían ser necesarios 1,15 peso (la situación de más arriba), lo cual podría generar desconcierto en la población, asustada por la devaluación de facto del peso. El temor, obviamente, sería mucho mayor en los endeudados en dólares con ingresos fijos en pesos.
El funcionario de más alta jerarquía en el Fondo Monetario para auditar los países latinoamericanos, de quien depende Tomás Reichman, el nuevo jefe de las misiones a la Argentina, arriesgó otras definiciones. Dijo que nadie habló en el Fondo con Cavallo de un adelanto de los desembolsos de créditos acordados con el organismo, una especulación que habían lanzado los colaboradores del ministro, desesperados por alejar del horizonte el fantasma de la cesación de pagos. Y aseguró que en el plan Cavallo deberá seguir la senda del ajuste trazada desde Washington: “Esto tiene que ser 5 por ciento de inspiración y 95 por ciento de transpiración”, afirmó. Explicó que el desvío de 1000 millones en la meta de déficit fiscal acordada con el organismo durante el primer trimestre deberá ser compensado en el resto del año para cumplir con la meta de déficit anual. Para eso, sostuvo, el Gobierno prometió mayor recaudación con el nuevo impuestazo, pero también deslizó que deberá hacer “recortes adicionales de gasto público”. En el Fondo confían que la metodología que utilizará Cavallo para ajustar el gasto sin soportar la convulsión política que disparó López Murphy será la del “recorte silencioso”. Traducido, significa subejecutar partidas presupuestarias, retaceando fondos a las reparticiones estatales, sin hacer grandes anuncios al respecto.
Loser estuvo ayer en Buenos Aires, participando de las jornadas organizadas por el Banco Central para festejar los diez años de la Convertibilidad, que hoy prevé reunir al propio Cavallo y a sus sucesores/predecesores en el Ministerio: Roque Fernández, José Luis Machinea y López Murphy. Este fue el diálogo que mantuvo con Página/12:
–El título para estas jornadas de cumpleaños de la Convertibilidad es “Primera década de la Convertibilidad”, como si fuera a haber muchas más. ¿Le parece bien el nombre del festejo?
–Yo le diría que sí.
–Existe la sensación de que es como “el cumpleaños de la Nona”: Se festeja mucho, porque nadie sabe si va a ser el último.
–Hay gente que especula con eso. Yo no tengo la bola de cristal para adivinar si se va a mantener o no. Pero, a mi juicio, si se mantiene la política fiscal y hay crecimiento no va a haber ningún problema para festejar varios años más.
–¿De dónde vienen las presiones sobre la Convertibilidad?
–La presión sobre la Convertibilidad estaría dada si hay una pérdida de confianza en la capacidad de hacer políticas económicas coherentes. Mientras las políticas sean coherentes, la Convertibilidad va a funcionar.
–¿Qué significa “políticas coherentes”?
–Seguir con el peso fijo al dólar, yo no hablo de canasta de monedas.
–¿Hoy hablar de canasta de monedas perjudica la Convertibilidad?
–... Yo creo que no es el momento de hablar de la canasta de monedas... E interpretando al ministro Cavallo me queda muy en claro que no es su interés plantear este tema para ahora. Hoy hay que hablar sólo de Convertibilidad con 1 peso igual a 1 dólar.
–¿Y qué más se necesitaría para mantener la Convertibilidad?
–Mantener la disciplina fiscal y continuar con la profundización del ajuste estructural.
–¿Eso incluye la reforma previsional y la desregulación de obras sociales, por ejemplo?
–Esto tiene que ser 5 por ciento de inspiración, y 95 por ciento de transpiración. Hay que trabajar mucho.
–No sabe cómo transpiraron Machinea y López Murphy por cumplir con el FMI.
–Yo lo sé. Los conozco a todos. Yo he transpirado y perdido un poco el pelo por esto, no es sólo genético.

 


 

El as en la manga es un nuevo bono patriótico

Para alejar el fantasma de la
cesación de pagos, Cavallo anunciará la emisión de un título por 2000 millones de dólares a una tasa del
8 al 9 por ciento anual que deberán suscribir bancos y empresas.

Domingo Cavallo, ministro de Economía. Busca una silla para
que la economía no se caiga.

Por Claudio Zlotnik

Igual que en el ‘95, cuando se encontraba acorralado por la grave crisis del Tequila, Domingo Cavallo está ultimando los detalles de una tabla de salvación que aleje del precipicio a la economía. Concretamente, y según pudo saber Página/12, el ministro anunciará la emisión de un nuevo Bono Patriótico. Ese título de deuda será por 2000 millones de dólares, de similares características al de la primera versión 1995, a una tasa de interés de entre 9 y 10 por ciento anual, varios puntos por debajo de la que tendría que pagar si sale al mercado en licitación abierta. Los suscriptores del bono serán bancos locales y empresas. Para que compren ese papel de deuda Cavallo les dará un beneficio: la ventaja para las entidades financieras radicará en que se les permitirá utilizarlo para computar encajes, mientras que las compañías podrán cancelar con ese bono deudas impositivas. Con los 2000 millones en la mano, Cavallo estará en condiciones de garantizar el cumplimiento con los acreedores y, de esta manera, alentar una baja significativa del riesgo país y, por ende, de las tasas de interés para el Estado y para el sector privado.
Además del Bono Patriótico, Cavallo negocia con los bancos el lanzamiento de un fideicomiso financiero, a ser suscripto por las AFJP, por un total de 500 millones de dólares, aunque el primer tramo sería de entre 250 a 300 millones. La figura del fideicomiso fue elegida porque los fondos de pensión, en virtud de los actuales límites de inversión, ya agotaron sus posibilidades de adquirir títulos emitidos por el Estado nacional. Otra de las medidas que está analizando Cavallo pasa por habilitar una nueva baja de los encajes bancarios, posiblemente del 18 al 16 por ciento de los depósitos totales, con el objetivo de inyectar más liquidez al sistema financiero, de unos 1500 millones, y lograr una baja en el costo del dinero. De todas maneras, hay analistas que dudan de la efectividad de esta medida ya que, en medio de la crisis, podría redundar en una fuga de capitales.
Hasta anoche, en Economía continuaban con las negociaciones para poder efectuar los anuncios hoy mismo. El avance de las conversaciones hizo que, durante la jornada de ayer, la tasa interbancaria se desplomara del 35 al 12 por ciento anual en pesos, mientras que en dólares bajó al 9 por ciento. A su vez, en un día de euforia bursátil, el riesgo país cayó 27 puntos, de 940 a 913. En la city creen que, una vez anunciado el Bono Patriótico, la prima de riesgo bajaría 200 puntos adicionales en el cortísimo plazo.
Justamente, después de obtener los poderes especiales del Congreso, el objetivo número uno de Cavallo es asegurarles a los acreedores que la Argentina podrá cumplir con sus compromisos de deuda. El cuello de botella que deberá sortear tiene que ver con los vencimientos de este mes. El ministro necesita 1500 millones, de los cuales casi la mitad los tomará el próximo martes cuando salga a colocar Letras del Tesoro. Con los 2000 millones del Bono Patriótico y los 1800 millones que acercarán el Fondo Monetario y de España, como parte del blindaje, Cavallo cerrará las necesidades financieras del segundo trimestre. De ahí en más, aspira a que la baja de las tasas de interés y la recaudación del impuesto a las transacciones bancarias despejen el fantasma de la cesación de pagos y la economía pueda empezar a despegar.
¿Qué gana Cavallo con el Bono? Como se explicó arriba, antes que nada, brindar seguridad de que tiene dinero para pagarles a los acreedores. Así, cree, bajarán las tasas de interés, condición necesaria para la reactivación. Por otro lado, encontró la forma de endeudarse a un costo más barato que el de “mercado”, que exigía “tasas ruinosas para la economía”, como dijo el ministro. Con un riesgo país sobrepasando los 900 puntos, muy difícilmente los bancos le presten a menos del 15 por ciento anual.
¿Qué ganan los bancos y empresas? Ahora, las entidades financieras tienen inmovilizados sus encajes en el Banco Central y en el Deutsche Bank de Nueva York. En la actualidad esos fondos suman unos 16 mil millones de dólares que están colocados al 4 por ciento anual. Esto significa que los 2000 millones que ahora le prestarán a Cavallo rinden 80 millones al año. Pero una vez que se los den a Economía les rendirán 5 o 6 puntos adicionales, es decir, entre 180 y 200 millones anuales. Concretamente, harán un negocio que les dejará entre 100 y 120 millones al año adicionales.

 

De la depresión a la euforia

Los financistas no tienen términos medios. Pasan de la depresión a la euforia y viceversa, sin escalas. Ayer le tocó el turno a la euforia. Contagiadas por el boom alcista en Wall Street, las acciones ganaron 4,1 por ciento en promedio, recuperando todo lo que habían retrocedido en la semana. A su vez, los bonos mejoraron hasta 2 por ciento (fue el caso del Brady FRB) y el riesgo país cayó 27 puntos, hasta los 913. La mejora de los papeles se debió a la fortaleza mostrada por los mercados en Nueva York. El Nasdaq (panel tecnológico) subió 8,9 por ciento, y el Dow Jones avanzó el 4,2. El fuerte impulso en Wall Street se explicó por las recomendaciones de compra de acciones que hizo un grupo de bancos de inversiones, entre ellos Salomon Smith Barney. Por otro lado, cortando la racha adversa, varias compañías tecnológicas anunciaron mejoras en sus proyecciones de ventas y de utilidades.

 

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