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Aunque muchas de las fans presentes anoche en el Luna Park esperaban a gritos una nueva consagración pos mortem para Rodrigo, la ovación final tuvo como tributario a León Gieco, quien obtuvo el Premio Gardel de Oro en su tercera edición, organizada como es habitual por la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (CAPIF). En una noche de contrastes, ausencias, olvidos y festejos heterogéneos, también Rodrigo, donde esté, puede estar contento: su canción “Soy cordobés” fue votada como mejor del año, ganándole en la pulseada a Divididos y Sui Generis. El trío de Hurlingham, que no se hizo presente en el Luna, obtuvo tres estatuillas: Grupo de rock, Realizador del año (junto con Afo Verde) y Album del año (Narigón del siglo). Charly García, en cambio, llegó, subió al escenario, dijo “Say no more” y se fue con las manos vacías (Sui Generis estaba nominado en varios rubros), un rato antes de que se premiara a Gieco. Ariel Ramírez, en tanto, ganó el Premio Gardel a la trayectoria.
El músico de Cañada Rosquín amenizó la velada tocando y cantando “La rata Laly”, acompañado por una troupe de invitados especiales, desde Andrés Giménez hasta Iván Noble, pasando por los Super Ratones y Claudia Puyó. Era el prólogo de su previsible triunfo, ya que no tenía ninguna nominación. El mismo, cuando recibió la estatuilla, reconoció que “sospechaba algo”. Más contundente fue su discurso posterior: “los pueblos sonríen con la cultura, y por eso mismo ningún presidente y ningún ministro de economía nos va a salvar. El país se va a salvar cuando florezcan los derechos humanos, la justicia, la educación y la cultura. Los derechos humanos que nos van a dar dignidad y memoria, la justicia cuando encarcele a los genocidas de la dictadura y a los corruptos de la democracia, la educación que nos hará libres y que nos va a contar la verdadera historia que es también la historia de los perdedores, y la cultura que nos va a dar la sonrisa. Después de todo eso recién vienen la política y los ministros de economía”.
En la gran ceremonia de autocelebración de la industria discográfica algunos ganadores no asistieron a la velada. Por ejemplo, Mercedes Sosa (Mejor Artista Femenina de Folklore) y Salgán-De Lío (Mejor Orquesta de Tango). Divididos encontró la manera de estar y no estar. En lugar de exponerse , enviaron como representantes a un puñado de fans, que recibieron el premio en su nombre. Hubo música en el Luna: actuaron, además de Gieco, Chayanne, Ráfaga, los Caballeros, Super Ratones y Leopoldo Federico, entre otros.
La presencia de Marcos Mundstock en la conducción de la fiesta, si bien le otorgó a la noche una pincelada de buen gusto, se convirtió pronto en una participación aleatoria, una voz en off que contaba chistes finos ante la indiferencia del público, de los productores y de los propios músicos, más preocupados por las resoluciones del “Comité del Voto”. En un clima que fluctuaba entre el “aire a convención de sello discográfico” y la tribuna televisiva, la fiesta tuvo de todo: desde las limusinas que depositaron en el Luna a los artistas con más “brillo” hasta los Yerba Brava, que lucían con orgullo su remera que rezaba: “100% villeros”.
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