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RICK WAKEMAN TERMINA HOY DE GRABAR UN DISCO EN VIVO
Yes, le dice la gente a Rick

Buenos Aires vive una verdadera primavera musical, con una superposición increíble de shows internacionales. Ute Lemper, Rick Wakeman, Joshua Redman, Jon Spencer Blues Explosion y Marc Ribot acumularon actuaciones desde el miércoles hasta anoche. He aquí las crónicas y críticas de algunas de estas performances. 

Rick Wakeman termina de grabar hoy en el Coliseo �Live in Argentina�.
El ex tecladista de Yes quedó chocho con su visita del año pasado.

Por Fernando D�Addario

Extraña paradoja del oscilante mercado musical: el llamado rock progresivo, atado por propia naturaleza a las grandes dimensiones, debe sobrevivir, multiplicarse, crecer o vegetar dentro de los modestos límites del underground. El cambio de status, relativo a su mínima inserción en el negocio rockero actual, le reserva de todos modos la posibilidad de reinstalarse como un pequeño movimiento de culto, casi una rebeldía adulta. Los shows que está brindando Rick Wakeman, junto con �The English Rock Ensemble� (debutó anoche y cierra hoy) en el Teatro Coliseo, son una buena oportunidad para corroborar el carácter cíclico de géneros, modas y estilos que fueron superponiéndose, aplastándose unos a otros, en tantos años de rock and roll. 
Puede asegurarse que es el boca a boca de los melómanos lo que hace llenar o no el Teatro Coliseo, del mismo modo que ocurrió el año pasado con el concierto del ex tecladista de Yes en el Gran Rex, y como viene pasando cada vez que un músico progresivo (John Wetton, Fish, Deep Purple, etc.) baja a Buenos Aires. Una red de revistas, programas de radio, disquerías especializadas y clubes de fans modelan el nuevo estilo comunicacional que ayuda a difundir a estos artistas, ayer gigantes de estadios, hoy resignados a la realidad de subsistir como una pyme dentro de la red global. Mientras tanto, Green Day y The Offspring, los recicladores del movimiento insurgente que hace 25 años sepultó (definitivamente, según parecía entonces) el rock de los dinosaurios, firman contratos publicitarios con empresas multinacionales y se parecen más a sus abuelos gigantes que a sus padres minimalistas. 
Wakeman sabe que viene a un país raro, en el que un puñado de gente grande ocupa sus domingos por la mañana en el canje compulsivo de vinilos progresivos y donde sus fans distraen tiempo de sus trabajos y de sus familias para reunirse y hablar de la música que aman. Sabe, también, que ha pasado mucho tiempo (para él y para su público) desde que grabó algunos de sus mejores discos solistas (aunque para muchos siempre será el tecladista de Yes), como Viaje al centro de la tierra o Las seis esposas de Enrique VIII. Y que, más allá de la idoneidad artística que avala a aquellos trabajos, su relación con el mundo podía definirse mejor a través del título de otro disco, musicalmente menor, grabado en 1976: Sin conexión terrestre. La tarea de reconexión fue ardua y muchos sostienen que nunca se concretó. Para colmo, durante un tiempo se aisló en el limbo de la new age. En los últimos años buscó un sonido un poco más �actual�, aunque el nombre de su disco más reciente, Return to the center of the earth, tampoco ayudó para acelerar esa tarea. 
César Fuentes Rodríguez, periodista especializado en el género (es director de la revista Epopeya, que está en los kioscos desde hace cuatro años, y conduce el programa radial �Ave César�, por FM Palermo, los sábados ¡de 0 a 5!), sostiene que �el rock progresivo que encontró en los últimos años más adeptos entre los jóvenes es el que se acercó más al heavy. Wakeman el año pasado hizo un show muy fuerte, que sorprendió a más de uno�. Los incrédulos tienen al menos dos alternativas: ir al teatro, o comprar, dentro de unos meses, el cd con las canciones del show, ya que entre los 150 shows que realiza por año, Wakeman piensa grabar sus presentaciones porteñas para un futuro disco en vivo, privilegio (o castigo, según quién lo escuche) que le cabe a Buenos Aires por ser una plaza fiel y exótica. El trabajo se llamará Live in Argentina. 
Será una fiesta (tranquila e introspectiva, como caracteriza a los amantes de esta música) para los que deambulan por la disquería Discover, en la galería Jardín, o por Big Bear, en Santa Fe al 1600; para los que compran religiosamente la revista Mellotron y para todos los que, más allá del hilado fino que divide y subdivide en los guetos, se sienten parte de una cofradía. Un grupo histórico como 2112 no tiene mucho que ver con Nexus (que vende más discos en Japón que en Argentina), pero se identifican por un código cultural común. En Buenos Aires hay mil tipos que fueron a ver a Pär Lindh Project, pero nadie se enteró, fuera del gueto. En las radios convencionales no existen; la intelligentzia rockera los defenestra por pretenciosos y retrógrados (si aunque sea fuesen retrobizarros...); los fieritas se aburren; las discográficas los consideran �inviables�. 
Wakeman parece estar más allá de todo. Como tiene que pasarle cuota de alimentos a varias ex esposas (sus amigos le dicen que pretende emular, también en la vida real, a Enrique VIII), se consiguió un trabajo extra: presentador televisivo. Por esas vueltas de la vida, el rubio tecladista es nuevamente un hombre popular entre los jóvenes ingleses, que nada saben de sus viejas proezas. 

 

 

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