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Jaime y Del Arco tuvieron problemas de memoria

Ante la Cámara Federal de La Plata, los comisarios inspectores denunciados por haber participado en secuestros durante la dictadura no aportaron información. Jaime se negó a declarar y Del Arco dijo que no tuvo nada que ver.

La Cámara Federal de La Plata instruye uno de los juicios por la Verdad sobre la represión ilegal.

Fueron, pero no aportaron casi nada. Ese fue el saldo del testimonio de los comisarios inspectores de la Policía Bonaerense Mario Jaime y Daniel Del Arco ante la Cámara Federal de La Plata, en el marco del “Juicio por la Verdad” que se realiza en la capital provincial. Jaime se negó a declarar, mientras que Del Arco habló poco y no sumó ningún dato nuevo sobre el secuestro y desaparición de Juan Iglesias. Sin embargo, la Cámara Federal giró el material a la Fiscalía, para que evaluara si corresponde iniciar una acción penal. Y volvió a reaparecer el nombre del ex vicario castrense Emilio Graselli, por las diferencias que habría entre las listas de desaparecidos que él elaboraba durante la dictadura y las que decomisó en 1999 la Justicia en su domicilio.
En realidad, los límites a las declaraciones vienen dadas por el propio juicio. Como lo que se propone es averiguar el destino final de los desaparecidos, los testigos declaran de manera informativa, y pueden negarse a responder las preguntas del Tribunal. Pero ahora, el fallo del juez Gabriel Cavallo, que anuló las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, despeja el panorama para que puedan reabrirse causas que terminen en condenas. Según la abogada de la APDH platense, Marta Vedio, “ahora la responsabilidad la tiene el fiscal Julio Amancio Piaggio.”
Los policías, ascendidos a principios de año por el ministro de Seguridad bonaerense Ramón Verón, fueron citados para que aportaran datos sobre el destino de Juan Miguel Iglesias, quien fue visto con vida por última vez en la comisaría 5ª de La Plata, en donde trabajaba Jaime. Por su parte, Del Arco también tiene antecedentes de haber intervenido en el terrorismo de Estado, y según María Isabel Chorobik de Mariani, le habría ofrecido ubicar a su nieta Clara Mariani, hija de la asesinada Diana Teruggi, a cambio de todos sus bienes. La nena fue robada luego de un operativo de los grupos de tareas el 24 de noviembre de 1976, en el que mataron a su madre y a otras tres personas.
Ayer Jaime se negó a declarar, pero en su anterior comparecencia, el 15 de marzo pasado, reconoció que a la seccional 5ª ingresaban “camiones del Ejército”, pero negó haber visto detenidos ilegales, o haber escuchado gritos de tortura. Y, según su testimonio, tampoco observó a médicos o sacerdotes. Lo que está claro es que unos 22 testigos reconocieron a Jaime como integrante de la comisaría en pleno apogeo de la dictadura.
Del Arco, en tanto, en su nueva declaración, negó haber participado en la represión clandestina y afirmó que “nunca” empuñó un arma, porque antes de la dictadura se le había escapado una bala de su arma y tuvieron que ponerle “una placa de platino en la mano”. También dijo que “jamás” tuvo contacto con la abuela de Clara Mariani, y que “nunca” le pidió nada. En su defensa, Del Arco aseguró que cuando sucedió el rapto de la menor, estaba haciendo un curso en la Ciudad de Buenos Aires sobre “información”, una forma elíptica de decir que era sobre Inteligencia. Pero algunos testimonios lo ubican como uno de los integrantes de la escuadra que cañoneó la casa donde vivía Diana Teruggi, y que se llevó a Clara.
También ofreció su testimonio ayer Edna Coparoni de Ricetti, madre de Ariel Ricetti, desaparecido desde el 1 de febrero de 1978. La mujer reveló que cuando secuestraron a su hijo fue a ver al vicario castrense Emilio Grasselli, quien confeccionaba listas de desaparecidos, pero en su testimonio, dijo que aquellas diferían de las que la Cámara tiene en su poder, conseguidas en un allanamiento a la casa del religioso. Los organismos de derechos humanos sospechan que se podrían haber adulterado las listas desde 1976, por lo que no descartan pedir una nueva citación para Graselli, quien ya compareció dos veces ante el Tribunal.

Informe: Alejandro Cánepa.

 

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