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INICIO UNA QUERELLA A CAVALLO POR CALUMNIAS E INJURIAS
Pedro Pou judicializa la economía

El superministro llamó �mentiroso� al ex presidente del Banco Central. Este lo demandó en el juzgado de Galeano. Si el juez hace lugar habrá una audiencia entre los dos archienemigos.

Pedro Pou haciendo un
trayecto que se le hizo usual.
Yendo a Comodoro Py. Ahora
lo hará como parte querellante.

Demostrando que no se olvida fácilmente de sus enemigos, Pedro Pou denunció ayer por “calumnias e injurias” al ministro de Economía, Domingo Cavallo, quien lo había llamado “mentiroso” en un programa de televisión. Pou presentó la querella en los tribunales de Comodoro Py, tres días después de su destitución como presidente del Banco Central. La acción penal quedó radicada en el Juzgado Federal Nº 10 –temporariamente a cargo de Juan José Galeano– y está bajo la jurisdicción del secretario Gustavo Cristofani. El magistrado comprobará si el escrito cumple con los requisitos formales de admisión y luego, en caso positivo, deberá convocar al ex funcionario para que ratifique los cargos contra el ministro, informaron ayer altas fuentes judiciales. Al final, Galeano tendrá que citar a los dos archienemigos a una audiencia de conciliación. La larga batalla que enfrentó a Pou y Cavallo a través de las pantallas promete continuar en otro escenario, el de la Justicia.
Además de presentar la querella contra el ministro, en un primer momento Pou tenía pensado iniciar un recurso de amparo para impedir su destitución. Para eso, pensaba cuestionar a la conformación y el desempeño de la comisión bicameral que analizó su gestión. Finalmente, cuando De la Rúa ordenó su remoción por “mala conducta”, por su desempeño frente a supuestas operaciones de lavado de dinero, el ex funcionario no presentó ninguna acción y se acató en silencio la decisión presidencial. Ahora decidió pasar a la ofensiva a través de sus abogados, pero con un objetivo claro: Cavallo, su principal adversario, el mismo que impulsó y logró su alejamiento de la máxima entidad bancaria.
Es más, durante más de una semana el titular de Hacienda atacó a Pou por todos los frentes. Lo acusó de realizar “acciones para desestabilizar a la Argentina”. Declaró que “Menem y Pou quieren incentivar el caos para diluir los problemas en la Justicia”. Consideró que, con esos dichos, estaban causando “un daño muy grave”. Y en varias oportunidades responsabilizó al ahora ex funcionario por haber colaborado con varios artículos de la prensa extranjera que criticaban la situación económica argentina.
Pero lo que más irritó a Pou fueron las declaraciones que hizo Cavallo en una entrevista en el canal de cable Todo Noticias. Allí, el ministro aseguró que el antecesor de Roque Maccarone le había mentido y ocultado información sobre la política financiera del Central. Por estas afirmaciones, el aludido presentó la querella que quedó a cargo de Galeano. Con esta iniciativa, Pou espera devolver los golpes recibidos de su enemigo número 1, con quien además de encono personal tiene una larga clara diferencia de criterios sobre los rumbos de la política económica. Cuando Cavallo, sorpresivamente, propuso incorporar el euro a la Ley de Convertibilidad, el ex titular del BCRA se opuso públicamente y impulsó -junto con Carlos Menem– el proyecto de dolarización. Esas diferencias también se notaron cuando el ministro planteó que era necesario modificar la Carta Orgánica del Central: su adversario, primero los aceptó, pero luego los rechazó por considerarlos demasiado amplios. Ahora, después del cruce de gentilezas a través de las pantallas, el enfrentamiento está lejos de terminar.

 

OPINION
Por Eduardo Aliverti

Hagan juego

Hace ya unas semanas, además del “riesgo-país”, aparecieron nuevas palabras y figuras en el diccionario de los argentinos que todavía tienen tiempo que perder.
Euro; eurolización; canasta de monedas. Al margen de que en el mejor de los casos se habla de abstracciones que comenzarían a concretarse hacia fines del año que viene, no hace falta sapiencia económica alguna para registrar que ni el explotador, ni el explotado, ni la calidad de la ocupación, ni la desocupación, ni la indigencia, ni el pisoteo de los derechos laborales, verán alterada su esencia porque circulen euros, dólares, yenes o rupias.
No es el tipo de cambio, sino la correlación de fuerzas entre clases, lo que determina el grado de justicia social. La moneda es un componente de ello y no su guía rectora. Creer lo contrario es entrar en el juego de quienes necesitan que las mayorías sientan a la economía como una ciencia inabordable, que en consonancia debe ser dejada para la opinión y ejecución de los dichosos “especialistas” (los mismos que con sus manuales siguen dejando a los ricos cada vez más ricos y a los pobres cada vez más pobres).
Cuanto menos se entiende menos se hace, y cuanto menos se hace más siguen haciendo los que entienden de joder a la gente.
Por ahora, Cavallo tira con eso. Entre la decepción que produjo este gobierno, con su resultado de querer agarrarse de lo que sea, y hablar de cosas de las que no se entiende un pito. Tira también, es cierto, con una personalidad avasalladora que en tiempos de embrujo mediático le alcanza para sobresalir. Cómo no habría de hacerlo encima se mira alrededor y el universo político es tan terrorífico como nunca desde 1983.
El Presidente está pintado; Alvarez desapareció; Menem piensa más en Devoto que en Bolocco; Alfonsín no sabe qué decir. Los radicales ni siquiera encuentran candidatos para sus listas de octubre. Ruckauf tiene a su provincia al borde de la quiebra, y tampoco sabe dónde pararse entre necesidades de auxilio personal y aspiraciones políticas. El Frepaso ya no existe. El Congreso de la Nación está “al pedo” (Oscar Lamberto dixit).
Todos ellos tienen algo en común que los emparenta con Cavallo. Unos lo expresan con su abandono y el ministro desde sus juegos de entretenimientos: ya no hay nada más que inventar. De un lado está sacar de una vez por todas del capital ultraconcentrado y reprogramar el pago de la deuda. Para empezar a hablar. Y del otro, otro ajuste del ajuste del ajuste. A veces los grises son necesarios y a veces, como ésta, es blanco o es negro.
Y como de costumbre, será una cosa o la otra según sean la reacción, la movilización, la organización y el liderazgo populares. Se reciben apuestas.

 

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