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Los fiscales están molestos con
Becerra, a pesar de su apoyo

Si bien ayer respaldaron la tibia declaración del procurador en favor de Stornelli, los fiscales desconfían de los contactos que Becerra mantuvo con el menemismo
por la causa de las armas.

El fiscal Carlos Stornelli obtuvo
respaldo de sus pares.

Por Eduardo Tagliaferro

Un fuerte malestar se esconde detrás del diplomático respaldo de los fiscales a la declaración pública del jefe de todos ellos, Nicolás Becerra en favor de Carlos Stornelli. Al enojo producido por el tibio pronunciamiento del procurador se le suman algunas llamadas de Becerra a colegas de Stornelli con el objeto de neutralizar al díscolo instructor de la causa por la venta ilegal de armas. Este diario pudo saber que el procurador le señaló al senador Carlos Corach que Stornelli no contaba con el acompañamiento de sus pares. “Hay que contenerlo”, le habría reconocido Becerra a Corach.
El malestar tiene sus antecedentes. “Son amigos. Por eso se sentaron a tomar café”, fue la respuesta de Becerra a este diario para explicar el encuentro de uno de sus asesores, Carlos Bettini, con Julio “Coco” Ballestero, socio del abogado defensor de Emir Yoma. El día anterior a que se conociera públicamente el dictamen de Stornelli solicitando la declaración indagatoria de Carlos Menem, los amigos Ballestero y Bettini se reunieron en el café “La Biela”. Un funcionario de la Procuración reconoció a Página/12 que allí la defensa de Emir y hasta ese momento también de Menem, se enteraron del requerimiento del fiscal. Sus pares atesoraron la maniobra.
“Yo me enteré del dictamen de Stornelli luego de que fuera público”, fue la explicación del Procurador a Página/12, descartando que su colaborador hubiera puesto al tanto a la defensa de Menem de los pasos que seguiría Stornelli. Sin embargo, este diario pudo saber que al día siguiente de la resolución de la Sala II que recomendó investigar a los niveles más altos del Estado ante la posible existencia de una asociación ilícita, Becerra fue informado que la estrategia de Stornelli era subir en la pirámide de responsabilidades, escalón por escalón.
–¿No habló con el senador Eduardo Bauzá sobre la acusación que pesa sobre Menem en la causa? –preguntó este diario a Becerra.
–Cuando se conoció el dictamen de Stornelli, Bauzá me llamó para preguntarme si esto era verdad. Me limité a responderle que sí y no hablamos ninguna otra cosa.
–¿Usted no está ayudando a armar el equipo de abogados que respaldará a Oscar Roger en la defensa de Menem?
–Yo estoy al frente del Ministerio Público. No reniego de mi identidad de peronista, pero el día que decida dedicarme a la actividad política renunciaré a la Procuración.
–Su respaldo al fiscal Stornelli no tuvo la contundencia, ni la claridad de la vez pasada.
–Es que esta situación fue diferente. En el `98 Menem era el Presidente de la Nación y tras su sugerencia de que había que investigar al fiscal había un intento de separarlo de la instrucción de la causa. Por el contrario el de ayer (por el jueves) fue un acto netamente político sobre el que no tengo nada que decir.
Medido, diplomático, Becerra se preocupó por no quedar alineado con sus compañeros de militancia. Este diario pudo saber que además de sus fluidos contactos con Bauzá, Becerra tiene un diálogo directo con el senador Carlos Corach. En estas comunicaciones el Procurador acercó nombres de posibles abogados que se podrían sumar a la defensa de Menem. Por las dudas Becerra dijo a Página/12 que no tiene ningún conocimiento de la causa. “Con los amigos siempre se habla. Pero solo de la amistad”, sostuvo para evitar suspicacias.

 


 

RESPALDO MASIVO DE LOS FISCALES
Un mensaje elegante

Por Irina Hauser

Los fiscales federales contestaron al ataque de los justicialistas que protestaron por el pedido de indagatoria contra Carlos Menem que formuló el fiscal Carlos Stornelli en la causa por la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia. Dirigieron una elegante nota a su jefe, el Procurador General de la Nación, Nicolás Becerra, agradeciéndole el respaldo público que les dio el jueves y reivindicando “la independencia de los fiscales (...) que es una garantía para la misma sociedad”. Los fiscales de instrucción agregaron un documento propio, donde recalcan que la manifestación de solidaridad del PJ con el ex presidente “contraría la división de poderes” y reclaman a Becerra “un enérgico repudio y censura”.
Los 17 fiscales federales que estaban ayer en los tribunales de Retiro colmaron al mediodía el despacho del propio Stornelli. Indignados con la congregación de justicialistas de todos colores que cuestionaron a Stornelli, redactaron una carta de agradecimiento a Becerra. El Procurador había expresado su aval –moderado, por cierto– al fiscal que acusó a Menem. “Nosotros le agradecemos a Becerra pero, en realidad, apuntamos a reivindicar nuestra autonomía; lo que le pasó a Stornelli le puede ocurrir a otro de nosotros”, explicó a Página/12 uno de los fiscales que participó del encuentro. Los secretarios de las fiscalías también dieron su apoyo a Stornelli en una carta. Y la Asociación de Magistrados reclamaron respeto “a la investidura” de los funcionarios judiciales
En el fuero de instrucción, 24 fiscales del crimen armaron su reunión y su propia carta. “Se deben evitar imputaciones ante medios públicos contra un integrante del Ministerio Público por actos desarrollados al amparo de su autonomía funcional que (...) en poco contribuyen al mantenimiento de la total ausencia de presiones de que debemos gozar sus miembros”, escribieron. Y reclamaron a Becerra un rechazo más enérgico.
En los tribunales federales, en el fondo, reina cierto malestar con respecto a Becerra. En parte porque algunos de ellos comenzaron a recibir llamados inusuales de su parte en los que les hacía preguntas sobre Stornelli. Y otro tanto, porque no ignoran que a través de un emisario del Procurador le llegó a Menem el anuncio de que Stornelli pediría su indagatoria antes de que se enterara el propio juez de la causa.

 

OPINION
Por Ernesto López *

Compañero solidarios

No judicializar..., no politizar...”, admonizan. Mientras tanto Barra diseña una estrategia para conseguir la nulidad de lo actuado hasta la fecha por el juez Urso, con argumentos que pudo haber usado pero desechó, cuando Menem era presidente; se pone en marcha una maniobra para sacar el expediente de la órbita de la Sala II de la Cámara Federal, tan obvia que queda registrada por todos los diarios; y el hermano ex presidencial -antiguo funcionario de dictaduras y verdadero amigo de Sarlenga– inflamado de peronismo, encabeza una campaña contra la “persecución política” del sultán de Anillaco. ¿Quién judicializa, quién politiza? Manipulando las palabras, vaciándolas de contenido –un sello típico del menemato– operan políticamente con descaro y presionan a la Justicia.
“Solidaridad con el ex presidente Menem”, reza también la declaración. Pero, ¿con qué se solidarizan los que se sacaron esa foto, que da tanto para el amor como para el borgeano espanto? ¿Con las fabulosas comisiones que cobraron los intermediarios? ¿Con la voladura de la fábrica militar de Río Tercero?, ¿con la desvergüenza diplomática de formar parte de un organismo de control y al mismo tiempo abastecer a uno de los antagonistas?, ¿con la sospechosa muerte del capitán Estrada?, ¿o es que vienen a sostener que no hubo delitos, que los certificados de destino final no eran falsos, que los decretos autorizando la venta no existieron, que la regia firma no consta en ellos?, ¿que el pertinaz usuario del volador Tango no sabía que en Panamá no hay fuerzas armadas, que el contador –y viejo amigo– devenido ministro de Defensa no pudo corroborar la autenticidad de la solicitud venezolana?
¿Con qué se solidarizan? ¿Acaso creen que está mal que la Justicia obre como debe, que algunos deben tener “coronita” (o deberé decir “turbantito”)? No está de más recordar, en este contexto, que durante el menemismo la relación entre delito y política trepó hasta niveles desconocidos antaño. Aquí va una pequeña muestra, para los débiles de memoria: Yomagate, Swifgate, leche podrida, Somisa, IBM-Banco Nación, contrabando de oro, aduana paralela, contrabando de armas, para nombrar sólo algunos de los casos más sonados. A esto podría agregarse las fuertes sospechas que despertaron algunas privatizaciones, las denuncias sobre lavado de dinero, la condescendencia con la evasión impositiva, etc.Los peronistas deberán hacer sus cuentas hacia adentro. Los que más allá de las identidades partidarias nos preocupamos por la calidad de vida cívica debemos, por nuestra parte, decir claramente: una mentira más, un manipuleo más, un nuevo intento de estafa –como la revolución productiva y tantas otras macanas– a la opinión pública.

* Sociólogo.

 

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