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Ibarra digiere en silencio la bronca y la sorpresa

Por Santiago Rodríguez

“No cuenten conmigo para confrontar con quien es uno de los máximos referentes políticos y quien más ha aportado a lo que es el espacio progresista”, aclaró ayer Aníbal Ibarra en referencia a Carlos “Chacho” Alvarez. Lo cierto es que, más allá de la prudencia con que Ibarra encaró sus declaraciones públicas, la decisión del ex vicepresidente de alejarse de la actividad partidaria no cayó nada bien en la Jefatura de Gobierno porteño. “Provocó calentura y sorpresa”, sintetizó uno de sus más cercanos colaboradores. La razón del malestar es que el paso al costado de Alvarez convierte en realidad la sensación de abandono que prima entre los frepasistas desde que su líder dejó la vicepresidencia.
Ibarra midió sus palabras para referirse al nuevo cuadro partidario, aunque no dejó de marcar algunas diferencias con Alvarez y su determinación de abandonar la conducción del Frepaso. “Coincido en lo sustancial con el diagnóstico de Alvarez: la Alianza no dio respuesta a todas las necesidades de la sociedad y se mantiene en deuda desde el Presidente de la Nación para abajo”, dijo el jefe de gobierno porteño. Pero también señaló, por ejemplo, que “la gente nos va a juzgar por los resultados y no porque nos abracemos o digamos que queremos volver a los orígenes de la Alianza. Esto puede servir como discusión política, pero la gente quiere resultados”.
Esa es la diferencia más profunda que hoy por hoy separa a Ibarra de Alvarez. “Aníbal entiende igual que Chacho que la marcha de la economía no está reñida con la ética en la política, pero considera que eso no se defiende desde el retiro, sino desde los espacios institucionales y de gobierno”, explicó a Página/12 un dirigente del círculo más íntimo del jefe de gobierno.
En el gobierno porteño la bronca por la determinación de Alvarez de dejar la actividad partidaria viene también por la forma en que se consumó. “Antes decíamos que acá para enterarnos de las cosas teníamos que leer los diarios, pero resulta ser que ya ni eso alcanza; hay que escuchar la radio a la mañana”, se quejó un funcionario porteño a propósito de la actitud del ex vicepresidente de anunciar su retiro por los medios cuando sabía de antemano que la primera línea del Frente Grande se reuniría ese mismo día para designar una conducción colegiada.
Las declaraciones de Alvarez tampoco ayudaron. “En quince días nos empieza a criticar a nosotros”, ironizaron en el entorno de Ibarra, donde tampoco descartan que Chacho analice la posibilidad de aliarse con Elisa Carrió para las próximas elecciones.
“Estaba atrapado en un lugar donde no podía armar nada nuevo; ahora se sale, hace el diagnóstico de que la Alianza está en deuda con la sociedad y elige a Lilita como aliada”, es la lectura sobre su eventual unión con la radical para octubre. Para los colaboradores de Ibarra, se trata de una alternativa preocupante porque dejaría totalmente descolocado al Frepaso y al gobierno porteño.
Los ibarristas especulan con que en la mesa de conducción del Frepaso Ibarra ocupará un lugar de peso por el simple hecho de la función que desempeña y consideran que desde ese ámbito hay que concentrarse para contener a la dirigencia y evitar una diáspora. Por otro lado, tienen decidido concentrarse en la gestión con el objetivo de exhibir resultados y también de mantenerse al margen los conflictos nacionales.

 

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