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HOY DECLARA HUGO ANZORREGUY EN LA CAUSA DE LAS ARMAS
El viejo Señor Cinco al banquillo

A las once declarará ante Urso para saber qué rol jugó la SIDE en la venta ilegal de armamentos a Ecuador y Croacia. Esta semana también declaran Zulema Yoma y Mohamed Alí Seineldín.

El último jefe de la SIDE del gobierno menemista, Hugo Anzorreguy, será interrogado hoy en calidad de testigo en la causa por la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador. La Justicia quiere saber cuánto sabía la SIDE sobre las maniobras de traslado de armamentos realizadas ente 1991 y 1995, cuando toneladas de armas fueron exportadas clandestinamente.
Anzorreguy estuvo al frente de la central de inteligencia durante los casi 10 años del gobierno de Carlos Menem. Los investigadores apuntan que la venta ilegal de armas fue una maniobra que se llevó adelante durante cinco años; en ese período centenares de camiones que transportaban todo tipo de material bélico recorrieron las rutas del país y cientos de contenedores se almacenaron en unidades militares para ser sacados luego por el puerto de Buenos Aires. La pregunta central es si es posible que todo esto sucediera sin que la SIDE alertara al presidente.
Hay otros puntos en los que los espías aparecen vinculados al caso de las armas: los vecinos de Río Tercero denunciaron que la noche anterior a la explosión en la fábrica militar, en el lugar había “gente rara” que se identificó como de la SIDE.
La declaración de Anzorreguy fue solicitada por el fiscal Carlos Stornelli. Está previsto que comience a las once de la mañana, abriendo una semana en la que también se tomará declaración a Zulema Yoma y al ex coronel carapintada Mohamed Alí Seineldín, en prisión por el alzamiento militar de 1990.
Seineldín adelantó que aportará un informe escrito con los datos que asegura poseer sobre las maniobras. El ex militar sostiene que el ex presidente recibió instrucciones de Estados Unidos de equipar el ejército croata “para ir en contra de (el ex mandatario Slobodan) Milosevic, y entregar armas a Ecuador para ir en contra de (el entonces presidente peruano Alberto) Fujimori”.
También vinculó el tráfico de armas con la muerte de Carlitos Menem. La misma vinculación ha sido trazada por Zulema Yoma.
La citación a la ex primera dama y a Seineldín fueron pedidas por el abogado penalista Ricardo Monner Sans. El ex coronel carapintada fue convocado para mañana y Zulema irá a los tribunales el miércoles.
La causa que tramita en el juzgado de Jorge Urso promete volver a tener movimientos fuertes sobre el fin de la semana, a las 11 del jueves 24, cuando el ex canciller Guido Di Tella deberá ampliar su declaración indagatoria, esta vez imputado por el delito de asociación ilícita.
Por primera vez, Di Tella no será asistido en la audiencia por el abogado Carlos Daray –que ha renunciado a su defensa– sino que acudirá con sus actuales representantes legales: el ex camarista León Arslanian y su asociado, Carlos Beraldi.


ANZORREGUY, DE ONGARO AL MENEMISMO
El funcionario insumergible

Por Luis Bruschtein

Un fenómeno característico de la Argentina –y diríase único en el mundo- es que si uno porta apellido vasco tiene automáticamente carnet de aristócrata y estanciero. A Hugo Anzorreguy los periodistas le hicieron esa fama apenas asumió en la SIDE, en 1990. Pero en realidad, adquirió su campo de Gualeguay recién seis años después, en 1996, y su prosapia es más peronista que aristocrática.
Durante casi diez años de menemismo fue el Señor 5 de la SIDE. En un gobierno atravesado por intrigas cortesanas, corrupciones, escándalos y abruptos cambios de frente, Hugo Anzorreguy fue el hombre de los secretos y las operaciones de inteligencia que, como se sabe, pasan justamente por las intrigas, corrupciones y escándalos. Durante su gestión se produjeron dos de los mayores atentados terroristas en la historia de este país, uno contra la embajada de Israel y el otro contra el edificio de la AMIA. Pero el pobre desempeño de la SIDE en estas investigaciones no melló su permanencia al frente del organismo. Es de pensar que fue así porque en otros aspectos ofrecía un servicio irremplazable.
Anzorreguy tiene 64 años, siete hijos y es hijo del último viceministro de Interior y de Justicia de Perón, en 1955. Pero ser peronista en esos años dificultaba las cosas más que facilitarlas. Sufrió la discriminación gorila de sus compañeros en el Liceo Militar, donde estuvo cinco años pupilo. Luego cursó la Facultad de Derecho, donde comenzó a militar en las filas de la Juventud Peronista. En Derecho fundó la agrupación sindical peronista y al recibirse fue abogado de sindicatos combativos. A fines de los años 60 era abogado de la Federación Gráfica Bonaerense, que dirigía el carismático Raimundo Ongaro, también líder de la combativa CGT de los Argentinos, enfrentada al sindicalismo peronista que en aquella época era denostado con el mote de “burocracia sindical”.
La mayoría de los abogados que fueron sus compañeros en aquellos años de militancia combativa están muertos o desaparecidos. Ser abogado de la CGT de los Argentinos implicaba también defender presos políticos y participar en sus actos. En todas las semblanzas periodísticas se menciona la foto que durante diez años adornó su escritorio de jefe de la SIDE, donde se lo ve empapado por la lluvia y gritando junto a otros militantes que se habían movilizado a Ezeiza, rompiendo el cerco de soldados y policías, para recibir a Perón el 17 de noviembre de 1972. La foto y el escritorio sobre la que se asentaba son una paradoja igual que la historia del fotografiado.
Durante el camporismo, Anzorreguy se mantuvo cercano a dos de sus antiguos compañeros de Liceo: Héctor Cámpora hijo y Esteban Righi, que fuera ministro del Interior de Cámpora. Y con bajo perfil logró sobrevivir a los encapuchados de José López Rega y de la dictadura militar. Al comenzar la democracia siguió vinculado a sectores combativos del peronismo, que por ese entonces deambulaban en las cercanías del caudillo catamarqueño, don Vicente Leónidas Saadi. Según afirma, hasta ese 30 de enero de 1990, cuando fue designado en la SIDE, “era uno de los pocos dirigentes del justicialismo que no había tomado ni un café con Menem”.
Esta es la parte de la biografía que corresponde a la fotografía, pero sería incompleta sin la parte que corresponde al escritorio. Porque la historia de este hombre corpulento de conversación educada pero bonachona, siempre peinado a la gomina, de traje y corbata y con cierto aspecto de militar retirado, como buen descendiente de vascos, incluye la foto del militante y el principal escritorio del organismo en el cual revistan muchos de los que persiguieron y torturaron a los militantes.
Desde hace más de 30 años está casado con Margarita Molinné O’Connor, quien lo acompañó en las épocas de militancia combativa. Tuvieron seis hijos varones y una mujer. Su fuente de ingresos durante mucho tiempo fue el estudio de abogados que comparte con sus hermanos. Cuatro de sus hijos también estudiaron abogacía. La SIDE aparece mencionada de distintasmaneras en casi todos los escándalos que conmovieron la era menemista y casi todos tuvieron una derivación judicial. En los corrillos políticos se sabe que la SIDE operó históricamente con jueces, pero durante el menemismo este sistema pareció convertirse en una artesanía. Una testigo en el caso de tráfico de armas, que fue secretaria de Emir Yoma, relató la forma en que todos los días llegaba una valija con dinero de la SIDE a la oficina de Yoma, y salían sobres dirigidos a varios jueces.
Los sobres de la SIDE anzorreguista se hicieron famosos en Tribunales en aquella época. Lo cierto es que el Señor 5 logró que su cuñado, Eduardo Moliné O’Connor, fuera designado juez de la Corte Suprema. Cuando Alfonsín exigió como condición para firmar el Pacto de Olivos que se produjeran tres espacios en la Corte para terminar con la “mayoría automática” del menemismo, se produjo una feroz batalla entre Anzorreguy y Eduardo Menem, por un lado, y Carlos Corach y Eduardo Bauzá, los principales operadores de Menem, por el otro. Y ganó Anzorreguy, que logró mantener a Moliné O’Connor, mientras presentaban sus renuncias Mariano Cavagna Martínez y Rodolfo Barra. Algunos conspiradores de la Rosada aseguran que las pretensiones de Cavagna Martínez a la presidencia de la Corte fueron abortadas cuando hicieron escuchar a Menem una conversación telefónica entre Cavagna y otro juez, con términos despectivos hacia quien en ese momento era presidente del cuerpo. Pero en la grabación –aseguran– parecía que estaban hablando del presidente de la República.
En el caso Yabrán, su alianza fue con Domingo Cavallo, lo cual enfureció a Corach porque acusaba a la SIDE de haber divulgado las llamadas efectuadas por el millonario cartero. Hubo una versión de que se habían peleado a las trompadas, cosa que ambos desmintieron. Pero más allá de las peleas tácticas, todos fueron invitados alguna vez al campo de Gualeguay, donde, aseguran, se tejieron varias de las operaciones del menemismo, lo cual alimentó esa fama de falso estanciero. En algún momento, Corach logró alejarlo del entorno más próximo a Menem, acusándolo de “duhaldista” y, por lo tanto, no re-reeleccionista. Pero las diferencias pasaron y Anzorreguy llegó hasta el último día de la presidencia de Menem en el elenco principal.

 

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