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El arresto dio la vuelta al mundo en primera plana

La detención de un ex presidente constitucional en democracia fue cubierta por la prensa internacional. El mayor impacto fue en el Mercosur, pero hubo menciones hasta en los diarios de Rusia.

“New York Times”, “Folha de
Sao Paulo”, “El País”, “Le Monde”.
Menem en las noticias de Europa
y de las Américas.

Por Sergio Kiernan

Como una ola que va perdiendo fuerza a medida que se aleja de su centro, la noticia de la detención de Carlos Menem fue reflejada por los medios internacionales en forma inversamente proporcional a la distancia. Mientras que los diarios del Mercosur cubrieron en sus ediciones de hoy en detalle y extensamente la “caída” de un ex presidente, España fue el único país extracontinental que se sintió lo suficientemente ligado a la historia como para cubrirla extensamente. El resto la registró, le dio contexto y cumplió en publicarla, pero sin extremar la atención. En todos los casos, se subrayó que es “el primer ex mandatario constitucional detenido durante un gobierno democrático por supuestos delitos cometidos durante su gobierno,” para usar la frase de El País de Madrid.
O Estado de Sao Paulo, el venerable diario brasileño, tal vez rompió el récord extranjero de cobertura con cuatro historias firmadas por su corresponsal en Buenos Aires, Ariel Palacios. “Hace dos meses, la imagen del ex presidente entrando en un edificio de tribunales hubiera sido digna de un delirio surrealista para la mayoría de los analistas políticos y para la opinión pública,” comienza la nota principal. En la segunda, un perfil histórico de Menem, se lo define como un “mujeriego, místico y fanfarrón” imitador “do Tigre das Planícies”, al que definirlo resulta “una tarea de Hércules: fue un superstar sin rivales en la ópera bufa en ritmo de tango que fue la política argentina de los últimos años”.
La historia muestra la evolución del Menem de las patillas y el salariazo al neoliberal privatizador, con toques personales (“Sólo le temo a Dios y a Zulema”, recuerda el periodista que dijo el ex presidente) y una parada por la avispa y los deportes. “Lo que más me interesa aclarar”, explica Palacios, “es que Menem no es el líder de la oposición, como se asume en Brasil, sino de una facción del justicialismo que disputa con otras. Si no se entiende eso, no se entiende cómo puede estar preso”.
Clifford Krauss, el corresponsal para Sudamérica del New York Times, destacó en su reporte que “el arresto no sólo es el primero en la historia argentina sino que marca un fuerte cambio en la política del país”. En conclusión, los “años de desafíos legales que enfrentará” Menem permiten que “una nueva generación de gobernadores tome el partido fundado por Perón hace medio siglo”. Para Krauss, la importancia que se le da al “qué dirán” en el exterior sobre el arresto es infundado. “La cobertura en sí no es ni mala ni buena para el país,” explicó a Página/12. “Los medios reflejan la realidad. La realidad es lo que es bueno o malo. Si el poder judicial se muestra igualmente justo con un ex presidente y con un mendigo, eso será bueno. Pero si el ex presidente es tratado con privilegio, eso será malo.”
Anthony Faiola, corresponsal del Washington Post, definió a Menem como “el símbolo de la década rápida latinoamericana, los ‘90 donde se abrieron los mercados con apoyo norteamericano.” El principal diario de la capital de los EE.UU. pinta a Menem como “extravagante”, un amante de las Ferraris y el champagne que sin embargo fue “el mayor arquitecto regional de la reforma, lo que le valió a Argentina el rango de tratado extra-OTAN de los Estados Unidos, un título reservado sólo a los amigos más cercanos, como Corea e Israel”.
Le Monde de París relata los acontecimientos de los últimos días, incluyendo una descripción de la trifulca del miércoles en el hotel Presidente y una lista de la progresión de arrestos que llevó a la detención de Menem. El País de Madrid, por su parte, dedica dos extensas notas al tema. Por un lado, detalla la situación de la detención -citación, interrogatorio, helicóptero– y explica qué es un arresto domiciliario, concepto poco habitual en otras latitudes. Tras citar a la defensa de Menem y al presidente Fernando de la Rúa –”eso es un hecho trascendental”– el diario madrileño continúa con una nota histórica donde se define al ex presidente como “el hombre de la carrera política queparecía no tener fin”. El País recuerda a sus lectores la elección de Menem, su prisión durante el proceso, la muerte de Carlitos Junior, la híper, los intentos golpistas carapintadas, las privatizaciones, el pacto de Olivos, y otros pasos del “aficionado a los deportes con fama de mujeriego”.
Curiosamente, el arresto tuvo menciones hasta en el Saint Petersburg Times y el Moscow Times. ¿El ángulo de la información? Lo que le puede pasar a los corruptos cuando dejan el poder.

 

Derian, ciudadana ilustre

El jefe del Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, confirió el título de ciudadana ilustre de Buenos Aires a Patricia Derian, la responsable del área de derechos humanos del Departamento de Estado durante la presidencia de James Carter en los Estados Unidos. Ibarra destacó que Derian fue clave en la presión sobre la dictadura militar a partir de sus tres visitas a la Argentina en 1977. La ex funcionaria está en Buenos Aires invitada por el director de la Biblioteca Nacional, Francisco Delich.

 

OPINION
Por Rodrigo Fresán Desde Barcelona

El Gran Hermano Hannibal Menem

En el libro de Neil Postman y Steve Powers titulado How to Watch TV News se nos habla, se nos vuelve más sensibles, al lenguaje secreto de los noticieros: cómo se ordena la información, qué música se utiliza para ambientar la catástrofe o la alegría, qué se muestra ahora y qué se guarda para siempre.
Ahora, por ejemplo, la edición local del noticiero de la CNN/Canal Plus abre con la emoción del preso español Joaquín José Martínez dejando atrás una cárcel norteamericana. Al fin inocente luego de haber pasado varios años en el corredor de la muerte y a minutos de sentarse en la silla eléctrica. Moraleja: un buen abogado caro desmantela evidencia falsa como si fuera un castillo de naipes y te salva de una justicia que no es ciega sino miope. Al abogado le pagaron gracias a contribuciones de españoles anónimos. Todos lloran, todos se abrazan y –digámoslo– yo también.
A continuación –noticia 2– se nos habla de que “el antiguo presidente argentino Carlos Saúl Menem será el primer presidente democrático de ese país en ir preso”. Mi madre me escribe que en los televisores de Buenos Aires pasan la noticia de gente apretujándose y gritando alrededor del ídolo caído con la siempre útil música de Carmina Burana. Aquí, en cambio, se opta por sonido ambiente, voz en off, y a otra cosa que todavía tienen que entrar las elecciones en Inglaterra, la situación en Israel, el holocausto monárquico de Nepal, el nuevo mapa de la Unión Europea, las polémicas drogotas en el Giro ciclístico de Italia y, al fondo a la derecha, una mínima mención al affaire Aerolíneas Argentinas en el segmento económico.
Pero el asunto tiene su gracia. Lo del principio: un inocente que sale de la cárcel, un culpable que entra. Adentro y afuera. Dos historias prototípicas que se las arreglan para presentarse como nuevas versiones de viejos y constantes mitos donde, por unos minutos al menos, las noticias nos permiten pensar en que hay cierto orden cósmico que excede al propuesto por los noticieros, que el bien triunfa y el mal pierde.
Salgo a la calle y me encuentro con un amigo escritor de acá y ahí nomás, al lado nuestro, un tipo en bermudas sostiene con una mano demasiadas bolsas de El Corte Inglés, Zara y FNAC, y con la otra sostiene contra su oreja un teléfono móvil. Corta y le grita a una mujer también en bermudas y con más bolsas que camina unos metros más adelante: “¡Vieja: Carlitos fue en cana!”. Ella lanza un chillidito imposible de interpretar. Parecen dos equecos turísticos. Mi amigo me pregunta: “¿Qué les pasa a esos dos?”. Le explico lo ocurrido. Menem fue preso. Le comento mi teoría de que tal vez ahora nuestro héroe de tiempos pasados se convierta en una especie de Hannibal Menem: un incomunicado superprisionero de máxima seguridad que lo sabe todo, que te mira fijo, que cuidado que no te muerda. Le explico a mi amigo, después, lo que es un arresto domiciliario según nuestras costumbres más tradicionales. Mi amigo me mira raro, se ríe un poco, me dice: “¡Joder, tío, eso no es ir preso: eso es concursar en ‘Gran Hermano’!”
Cae la tarde y en las noticias anuncian, al fin, descenso de la temperatura mientras todos los paparazzi buscan a Madonna por esta ciudad. Mañana empieza aquí su gira mundial. “Don’t Cry for Me, Argentina” –un hit ya viejo, gastado, historia antigua– no figura en su repertorio.

 

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