Por Pablo Plotkin

La escena de arte digital en Argentina es pequeña, inconexa y –no precisamente por el soporte tecnológico que involucra– virtual. Es decir: no existe en términos prácticos, al menos por ahora. Sí existen unas cuantas decenas de artistas independientes que trabajan en la soledad de sus discos rígidos, sin demasiadas ilusiones de proyección masiva y mucho menos apoyo financiero empresarial o del Estado. El Encuentro digital que se celebra hoy, mañana y el domingo en el Centro Cultural General San Martín (Sarmiento 1551) –como parte del proyecto gubernamental porteño AlternatiBA– pretende empezar a materializar la fisonomía de esa escena y conectar a los diversos músicos, diseñadores, videastas y demás artistas –habrá algo más de 70 participantes– que trabajen con nuevas tecnologías. “El arte digital no es tan novedoso por sus resultados artísticos, sino más bien por los medios en que se ofrece”, apunta Leonardo Rocco, líder de la agrupación Plankton, refiriéndose a la Internet como difusor planetario de obras independientes.
El festival empieza hoy a las 19 –se extiende hasta la medianoche–, y el sábado y el domingo arrancará a mediodía, siempre en el San Martín. Los responsables del centro cultural pretenden testear el estado productivo del arte digital con la mira puesta en el festival internacional que se hará en Buenos Aires en septiembre. “Sabemos que hay cosas de muy buena calidad, pero tenemos expectativas de encontrar gente que no conocemos”, dice Jorge Pizarro, el director artístico. Plankton es la agrupación que llevó adelante las tres ediciones de The Flash Party, las fiestas gratuitas que solían hacerse al aire libre y en las que se reunía buena parte de los artistas digitales porteños. Esta vez, el gobierno de la ciudad les pidió que incorporaran la Flash Party a la programación del encuentro. Rocco asegura que en Argentina “no existe la categoría artista digital”. “A nivel mundial, la Argentina no existe. Esa es la realidad. Así y todo, tal vez sea el lugar más importante de Sudamérica. Lo mejor pasa en Europa, en general. En Estados Unidos casi no existe un circuito alternativo; todo el arte digital se hace con fines comerciales.”
La aparición de Internet legitimó y masificó las propuestas digitales alrededor del mundo. Estas obras –archivos– se miden en bytes y se exhiben en el museo más grande y desordenado del planeta –la red–. “Además posibilita el acceso a toda la información, permite la comparación inmediata con todo lo que está sucediendo afuera... Tu actualización artística es total”, define Pizarro. Ese acceso ilimitado a la producción artística de casi todas partes –debe decirse que la mayoría de la información que circula en Internet proviene de las potencias occidentales–, tal vez atente contra la identidad cultural de cada región. “Hay un doble desafío en ese sentido”, dice Pizarro. “Cuando uno plantea un lenguaje a través de Internet tiene que saber que lo va a ver gente de todas las culturas. Tenés que tener el poder de síntesis de tu región para poder expresarlo y que te entienda gente de otras culturas.” Rocco agrega: “Internet permite una reproducción ilimitada de las obras sin pérdida de calidad. Hoy hay para el arte términos de masividad antes imposibles En nuestro caso, las obras que se exhiban en el evento están abiertas a todos. Cualquiera puede hacer fotocopias, o lo que sea”.
Además de la Flash Party (con unas 100 PC’s conectadas en red), habrá instalaciones, competencia de arte digital, una sección especial de videoarte, charlas, clínicas sobre el asunto, exposición de cuadros producidos electrónicamente, proyecciones de animación, sets de dj’s y performances de músicos y bandas del género. El domingo a las 19, Babasónicos dará un show electrónico que tendrá como invitado a Daniel Melero, una especie de erudito autodidacta del espacio digital.

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