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EL MINISTRO BASTOS VIAJO A ESPAÑA EN BUSCA DE SOLUCIONES
El salvataje o el tiro del final

La mayor expectativa de la dupla Cavallo-Bastos es acordar con la SEPI la búsqueda de un comprador para Aerolíneas. Está casi agotada la alternativa de la continuidad española.

Temores: Representantes de la SEPI temían ayer que la visita de Bastos inaugure una negociación gobierno a gobierno, excluyendo a Ferreras, su titular.

Carlos Bastos, ministro de Infraestructura, viajó a Madrid
en una gestión de última instancia.

Por Cledis Candelaresi

Carlos Bastos viajó ayer a Madrid con la esperanza de sellar un acuerdo que permita un retiro rápido y lo menos traumático posible de la SEPI, aunque sin una estrategia oficial muy consistente para conseguirlo. Tal vez la carta más fuerte del ministro de Infraestructura sea el nombre de un eventual sucesor de los accionistas españoles, quien podría asumir la operación de la empresa privatizada eludiendo el trauma de una quiebra, que bien podría resultar dolosa o culposa. En la improbable situación que los administradores hispanos se queden un tiempo más o que asuma alguna sociedad heredera, el Gobierno quiere a todos los gremios disciplinados en pos de un ajuste: el objetivo promovido desde los despachos oficiales fue, por lo tanto, marginar a Ricardo Cirielli.
Ni Bastos ni su flamante secretario de Transporte, Ignacio Ludueña, son expertos en política aerocomercial. Quizás por esto no fue muy clara la intimación despachada a Aerolíneas para que restituya los vuelos hacia Oceanía, Brasil y Estados Unidos, que abandonó desde la semana pasada,ni la amenaza de licitar las frecuencias si la compañía no las retomaba de inmediato, pasando por encima de las normas que regulan su adjudicación. Infraestructura emplazó primero a Aerolíneas a retomar esos vuelos en 20 días, pero otorgándole 72 horas para hacer su descargo. Luego, ante el agravamiento de la situación, modificó el emplazamiento para reanudar los vuelos y lo limitó también a 72 horas. Las marchas y contramarchas no hicieron más que amplificar la confusión.
El gobierno también advirtió que podría privar a la empresa del derecho de tráfico otorgado con la privatización. Pero según la legislación actual, es necesario que pasen al menos seis meses para que el Estado pueda recuperar rutas que están sin operar. A la luz de esta restricción legal, la amenaza oficial resulta poco creíble y se diluye como herramienta de presión real para obligar a la SEPI a seguir costeando Aerolíneas. Finalmente, la recesión también atenta contra la posibilidad de encontrar aerolíneas sustitutas, que tengan la potestad de operar rutas. La norteamericana Continental, por ejemplo, desistió de volar desde diciembre nuevas frecuencias a la Argentina, desalentada por la depresión del mercado.
Bastos partió ayer de Buenos Aires con la intención de entrevistarse con el ministro de Relaciones Exteriores, Josep Piqué, quien el fin de semana reconoció públicamente el afán del Estado español de retirarse de la trastabillante Aerolíneas, con el argumento de que si privatizaron Iberia, poco sentido tenía seguir costeando una empresa fuera del país.
Según el vocero de Infraestructura, el ministro viajó invitado por la SEPI a dialogar. Sin embargo, los representantes del holding ibérico que están en Buenos Aires temían ayer que la visita ministerial inaugure una negociación gobierno a gobierno, excluyendo a Pedro Ferreras, su titular. Pero el itinerario del funcionario argentino depende más de la voluntad de sus anfitriones hispanos que de su propio criterio.
Dentro del gobierno argentino hay quienes prefieren una transición amigable con los españoles, que prolongue su estadía al menos unos meses. Otros –en particular la dupla Bastos-Domingo Cavallo– prefieren abocarse a buscar eventuales sustitutos para apurar esa partida, testeo que hasta ahora arrojó como favorito a Eduardo Eurnekian y su proyecto de megaempresa.
De cualquier modo, la condición para seguir operando Aerolíneas Argentinas es reducir costos, empezando por el de personal. En los últimos días la jugada oficial fue fragmentar definitivamente el frente gremial, de modo tal que los cinco gremios proclives a firmar un acuerdo con los españoles –admitiendo rebajas salariales y modificaciones convencionales- presionen pública y privadamente a los díscolos, en particular al de los técnicos de mantenimiento. El objetivo final es que todos los trabajadores estén disciplinados detrás del ajuste. APTA, el gremio que comanda Cirielli, sigue siendo el más renuente a ceder posiciones, por más de una razón. En principio, es el sindicato que preservó incólume sus prerrogativas convencionales y, por lo tanto, el que más tiene que perder en este sentido. Sus trabajadores, además, serían los principales testigos de operaciones de vaciamiento millonarias, que la administración hispana habría cometido en la empresa privatizada.
Esas irregularidades, sumadas a los probados desaciertos administrativos, podrían conferirle a una eventual quiebra el carácter de dolosa o, al menos, culposa. Tal vez sea ésta la más eficaz herramienta de presión argentina para que la partida ibérica resulte lo menos lesiva posible para los intereses locales.

 

El enemigo de España

Luego de una tregua de pocos días, el gobierno español volvió a arremeter contra el gremio que conduce Ricardo Cirielli, a quien responsabiliza por la eventual caída de Aerolíneas Argentinas. El ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, objetó ayer la “obsecación” del dirigente gremial, a quien acusó de “poner en riesgo el empleo del conjunto de los trabajadores”. Declaraciones de un tono similar formuló un portavoz de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales a través de la agencia EFE. El funcionario de la SEPI advirtió que el titular del gremio de los técnicos aeronáuticos será “el único responsable del destino de Aerolíneas” si persiste en su negativa de no admitir un ajuste en las condiciones de trabajo, e insistió con que el Plan Director promovido por la empresa es la solución “para sacar adelante” la compañía.
Aparicio también defendió ese programa difundido como “de saneamiento”, con el argumento de que uno similar fue aplicado en Iberia, recientemente privatizada, recordando que el gobierno de José María Aznar había pedido “sacrificios comparables (a los que pretende imponer a los trabajadores argentinos) a los sindicatos españoles”.

 

CINCO GREMIOS TRATAN DE DESPEGARSE DE CIRIELLI
Tan intransigente como intrigante

Por Claudio Scaletta

Los cinco gremios aeronáuticos más predispuestos a negociar con la administración española de Aerolíneas Argentinas decidieron separarse públicamente de “la intransigencia” del titular de los técnicos aeronáuticos, Ricardo Cirielli. Implícitamente, también rechazan la estrategia de algunos sectores gubernamentales que apuestan a la salida de la SEPI y la recreación de una nueva compañía. Creen que ésta es la verdadera apuesta del titular de los técnicos y la consideran un salto al vacío.
“Queremos despegarnos de Cirielli y de su posición” dijo a Página/12 uno de los sindicalistas que participaban del piquete que cortó ayer la Autopista Ricchieri. El objetivo inicial de los cinco gremios había sido trasladarse hasta el Aeropuerto Internacional de Ezeiza y realizar allí una conferencia de prensa conjunta, pero el cerco policial les cortó el paso. Aunque inicialmente se previó realizar la exposición en el mismo piquete, la idea fue desestimada y se convocó a una nueva conferencia para hoy en la sede de la Asociación del Personal Aeronáutico. “Nosotros estamos de acuerdo con las reivindicaciones de APTA, Aerolíneas Argentinas fue vaciada y el Plan Director se concentra en flexibilizar a los trabajadores y achicar la empresa, pero no podemos seguir con una actitud maximalista”, dijo a este diario un dirigente del gremio de los pilotos (APLA). “Lo que necesitamos es que la SEPI ponga la plata para que la compañía pueda seguir 6 ó 7 meses más y después la pueda vender, no hay otra alternativa para que Aerolíneas siga volando”, agregó.
Los gremios “dialoguistas” creen que Cirielli “sabe algo que nosotros no sabemos”, por eso estaría dando “la excusa a los españoles para que se vayan”. “Pero si sabe algo, tiene que hacerlo público”, reclamaron. Según esta óptica, lo que el titular de los técnicos conocería es la existencia de un acuerdo para continuar con la compañía sin la SEPI. Las visiones más conspirativas indican que un hombre de extrema confianza de Domingo Cavallo, Guillermo Francos, fue y es uno de los principales asesores, para esta operación, del empresario Eduardo Eurnekian.
“El martes me reuní con (el jefe de Gabinete Chrystian) Colombo y le presenté un plan alternativo que consideró factible”, dijo Cirielli a Página/12. Este propuesta es la que ayer se habría llevado el ministro de Infraestructura, Carlos Bastos, en su viaje a España. Según el sindicalista que más desvela a la SEPI, la propuesta desestima completamente los ajustes y establece una reestructuración del área técnica de Aerolíneas. Entre los principales puntos del plan presentado por Cirielli se destacan una organización “toyotista” de las tareas –la conformación de grupos de operarios que trabajen de acuerdo a objetivos–, que el mantenimiento de las aeronaves se realice en el país, la reducción de la burocracia en el área técnica (punto que generará conflicto con la Unión del Personal Superior) y la implementación de un plan de competitividad para el sector aeronáutico. “Con Colombo coincidimos en que estas medidas son viables para la continuidad de la empresa”, afirmó el dirigente.
–¿Por qué si Colombo conversa con usted, el gobierno lo crítica?, preguntó Página/12 a Cirielli.
–No me critica todo el gobierno. (El vocero presidencial, Ricardo) Ostuni no lo hace. Sí (el vocero gubernamental, Juan Pablo) Baylac, pero no hay que olvidarse que como diputado él integró la Comisión Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones, la misma que convalidó todos los pasos del vaciamiento de Aerolíneas –disparó el sindicalista–. Pero el dato es que ahora el gobierno se está involucrando, concluyó.
En tanto, en declaraciones radiales, Colombo criticó a la administración de la SEPI, a la que consideró responsable del actual estado de la empresa y sostuvo que “si cada una de las partes adopta una posición extrema, lo que sucederá es que se perderán fuentes de trabajo”. El jefe de Gabineteindicó también que el viaje de Bastos está orientado a “reiniciar una negociación madura entre el sector sindical y la empresa, para buscar una reprivatización razonable o para que cualquier proceso de ajuste sea lo menos doloroso posible”.

 

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