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EL MINISTRO DE LA CORTE ADOLFO VAZQUEZ EN LA CAUSA DE LAS ARMAS
Un cortesano en la agenda de Emir

En el expediente figura una afectuosa carta que le envió a Menem.
Y sus múltiples llamados a Yoma. El fiscal Stornelli lo podría recusar.

Emir Yoma y el ministro Adolfo Vázquez era viejos conocidos y mantenían una fluida relación. Así consta en la agenda del riojano.


Por Eduardo Tagliaferro.

La causa por la venta ilegal de armas está en la antesala de la Corte Suprema. El recurso de los defensores de Emir Yoma, cuestionando por animosidad el fallo de la sala II de la Cámara Federal porteña, es la punta de lanza utilizada para la ocasión. Además de apuntar contra la figura de la asociación ilícita que, según los camaristas, Emir ocupó en grado de organizador, los defensores desacreditan los testimonios de Luis Sarlenga y Lourdes Di Natale, ex secretaria del empresario riojano y ex pareja del abogado Mariano Cúneo Libarona. Por las agendas de Di Natale, incorporadas a la causa, desfila lo más selecto de los políticos de la época y entre ellos el cortesano Adolfo Vázquez quien, a pesar de haber señalado que no piensa excusarse, a la luz de la interminable saga de encuentros, mensajes y llamados con Emir, debería dar un paso al costado. En el expediente también figura la servicial carta del juez de la Corte a Carlos Menem por haber impulsado su ingreso al máximo tribunal.
Manuscrita, fechada el 7 de diciembre de 1995 y con el membrete de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, Vázquez comienza su misiva subrayando el encabezado con un “mi muy querido Presidente y amigo”.
La carta enviada a Menem no pedía contestación. Al explicar sus motivos, Vázquez simplemente dice que aprovechaba el momento para “hacerte llegar estas nuevas líneas de profundo agradecimiento por tu propuesta y por lo mucho que la defendiste”.
La mención del hoy integrante de la Corte acerca del sostén brindado por Menem estaba justificada. Sin grandes antecedentes como jurista, la moción de este abogado, que se graduó a los 31 años, fue muy resistida ya que a la hora de mostrar sus méritos, Vázquez, más allá de su lealtad al Jefe, podía mostrar pocos lauros. Sin embargo fue aceptado como integrante de la Corte por ser uno de los hijos del Pacto de Olivos propuesto por Menem.
“Ahora le pido a Dios que me dé la lucidez y la oportunidad de demostrar que, una vez más, tu decisión no ha sido equivocada al proponerme para tan honroso cargo”, concluye Vázquez antes de despedirse hasta cuando pueda “expresarte mis mejores sentimientos en forma personal a la brevedad posible”.
Aunque llegó a la Corte en 1996, Vázquez siempre intuyó que bajo el menemismo estaba para cargos importantes. “Estoy de paso. Mi próximo destino es el Ministerio de Defensa o un asiento en la Corte”, preconizó Vázquez cuando en 1991 llegó a la cámara de apelaciones. Años más tarde, al Ministerio de Defensa iría Jorge Domínguez. Curiosamente los padres de ambos menemistas comparten una sociedad comercial dedicada a la construcción.
Siempre hay una oportunidad en la vida que pone a prueba a las personas. Cómo resolverá Vázquez el dilema entre la fidelidad a su amigo y el apego al derecho, es un interrogante que debería obviar excusándose de actuar en la causa, según lo entienden en la Justicia federal. Si la relación con Carlos Menem es algo más que estrecha, los contactos con su ex cuñado Emir Yoma son tan abundantes que dejan pocas dudas de la relación cuasi familiar de Vázquez con ambos riojanos.
El nombre de Emir Yoma supo resonar tan fuerte en los pasillos del gobierno menemista, que era reconocido como un virtual “ministro sin cartera”. Sus oficinas de la calle Paraguay 577 mostraban tanta o más actividad que la exhibida en algunos despachos de la Casa Rosada. No resulta extraño entonces que las agendas de su secretaría se convirtieran en un retrato de época.
El 4 de julio del ‘96, Lourdes Di Natale agendaba a las 10:35 un llamado de un Ingeniero al que identificaba por su apellido: Lugi. El mensaje para Emir era breve y críptico: “El expediente todavía lo tiene el doctorVázquez, de la Corte Suprema, sobre su escritorio”. Llevaba apenas unos meses en el alto tribunal pero su participación en los escándalos estaba llamada a hacer carrera.
Ese 4 de Julio, Vázquez no encontró a Emir, por eso su llamado quedó registrado en las agendas. A los diez minutos la llamada entrante traería la voz de Juan Carlos Cattáneo, el ex subsecretario de Alberto Kohan, procesado en la causa IBM-Banco Nación. Un poco más de una hora más tarde el que llamaba a las oficinas de Emir, era el abogado Carlos Bettini, quien hoy se desempeña como asesor del procurador Nicolás Becerra y que en aquella oportunidad se identificó como “secretario de Estado del ministerio de Justicia”.
El 11 de septiembre del ‘96, Vázquez llamaba al ex cuñado de Menem a las 17,45. En esa ocasión tampoco lo encontró en su oficina, por eso el mensaje decía “desearía tomar un café con usted”. Trece días más tarde volvía a telefonear para “saludarlo”.
La frecuencia de las comunicaciones delatan un trato asiduo. Sus teléfonos estaban agendados luego del correspondiente a Vicco Miguel Angel y antes de los pertenecientes a Vigil Constancio. Si hubo un magistrado que nunca ocultó su fe menemista, ese fue Adolfo Vázquez. El 2 de julio del ‘96 cuando Página/12 detectó su presencia en un cumpleaños de Carlos Menem, el ministro de la Corte dijo: “El Presidente nunca me pidió nada, y no correspondería que lo haga. Aunque en verdad sí: le voy a contar una primicia, una anécdota que nunca trascendió en los diarios. Poco después de que el Senado aprobó mi pliego, yo fui hasta Olivos a saludarlo. Y él me dijo. Te elegí por tu carrera, por tus fallos, pero especialmente por tu posición frente a los juicios contra el Estado”.
Eran los tiempos duros del neoliberalismo y las privatizaciones. Tiempos en los que la suerte del Estado, de Menem y del menemismo eran casi una. Años en los que Vázquez se jactaba de que “es muy difícil que yo vote contra el Estado”. Por la fuerte vinculación que el ministro de la Corte tiene con Carlos Menem, Emir Yoma y otros funcionarios hoy también resulta difícil que vote en contra de sus amigos. Si no estuviera en el espíritu de Vázquez excusarse de actuar en la causa por la venta ilegal de armas, es muy probable que por los datos que en ella figuran pueda ser recusado. Tarea que podría recaer en algunos de los letrados actuantes o del propio fiscal Carlos Stornelli.

 

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