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REPORTAJE AL JUEZ JORGE URSO, EL DIA DESPUES DEL PROCESAMIENTO DE MENEM
“Juzgar a un ex presidente es un antecedente”

El magistrado refuta los cuestionamientos a la figura de asociación ilícita. Dice que una cuestión política se puede debatir, un delito no. Hablando con Página/12, recuerda los momentos más duros de la investigación, las presiones y sus vínculos con el menemismo. Lo que sigue.

Urso interpreta que lo que se dijo
de su pasado no es cierto. �El apellido menemista es antojadizo, me lo endilgaron interesadamente.�

Por Eduardo Tagliaferro

Sabe que tomó una decisión histórica y no recurre a la falsa modestia para disimular su satisfacción por el trabajo que realizó. Muestra con orgullo la lapicera Mont Blanc Presidente que le regaló un ex jefe de la Policía Federal, con la que firmó la prisión preventiva de Carlos Menem. En un reportaje concedido a Página/12, el juez federal Jorge Urso explica la calificación de la asociación ilícita por la que lo procesó. “Una cuestión política se puede debatir, un delito no”, afirma descartando que los hechos que le imputó a Menem sean un hecho político no judiciable. “No soy menos juez por haber sido nombrado durante la presidencia de Menem”, sostiene este abogado de 44 años.
–¿Cómo vive el día después?
–Me siento muy conforme con el trabajo realizado. Los 25 integrantes del juzgado han trabajo denodadamente. Aquí trabajan muchos chicos jóvenes que mostraron una solidaridad enorme y un amor por la camiseta muy grande. Estoy satisfecho en que el juzgado haya actuado tan aceitadamente.
–¿Está contento?
–No, no es felicidad lo que define el estado de ánimo de quien le corresponde analizar una responsabilidad penal. No encuentro alegría en la firma de mi resolución; estoy satisfecho de haber coronado un trabajo de seis años y medio. Hubiese preferido no haber tenido que tomar esta decisión, ya que desearía que los hechos no hubieran existido.
–¿La opinión pública lo condicionó al momento de emitir su fallo?
–Es la misma sensación que debe tener un jugador de la selección que tiene que patear un penal ante la mirada de todo el estadio y de todos los que miran por televisión. Todos pateamos los penales. Uno siente la responsabilidad. Sería mentiroso decir que esta es una causa como cualquiera. En todo momento he tenido conciencia histórica de lo que significaba esta resolución. Hemos sido detallistas hasta lo más mínimo. Tengo dos secretarios agudísimos como Juan Martín Hermida y Federico Novello, que aportaron al análisis de los hechos en forma muy valiosa.
–Los que cuestionan la calificación de asociación ilícita dicen que esta figura debe ser tenida en cuenta en los casos en los que se altera la paz social y el orden público. ¿Algunos de estos dos hechos estuvieron presentes en el expediente que usted instruye?
–En el título que engloba el catálogo de la asociación ilícita, defino precisamente que la alteración del orden público es una de las características de esta figura. No nos olvidemos que nosotros tuvimos cuestionamientos desde Perú, un aliado tradicional de nuestro país, por habernos inmiscuido en la Guerra del Cóndor; tuvimos notificaciones internacionales por haber violado el embargo de las Naciones Unidas en la guerra de los Balcanes y planteos desde el exterior. También hay elementos normativos que en este caso se cumplen todos: la multiplicidad de personas, la consumación de hechos delictuosos indeterminados, la definición en el tiempo, la ejecución de roles, las conductas intercambiables, el acuerdo de voluntades. A mi juicio todas estas cuestiones han sido acabadamente evaluadas y desmenuzadas.
–La polémica en torno a la asociación ilícita, ¿es porque aparece enquistada en un gobierno o por los personajes que están involucrados?
–Esto tiene varias respuestas posibles. La primera se explica porque muchas veces quienes cuestionan la figura lo hacen intencionalmente. Otras veces ha sido cuestionada por la ignorancia de las cosas que instruye un juez. También hay quienes la interpretan en un marco muy estático cuando la asociación ilícita es delito de pura acción y al detenerla se pierde la dinámica del trabajo de un grupo de personas asociados previamente para llevar adelante conductas delictuosas indeterminadas. A cualquier individuo medio le cuesta trabajo pensar que desde una institución gubernamental pueden aunarse voluntades para llevar adelante estos ilícitos. No quiere creerlo.
–¿Detrás de estas objeciones puede expresarse un temor de la dirigencia política?
–Juzgar a un ex Presidente es un antecedente. La preocupación de los políticos es un terreno en el que no me corresponde incursionar.
–En el fallo expresó que estaba frente a un hecho no judiciable. ¿Siempre lo pensó así?
–Una cuestión política se puede debatir, un delito no. Desde la política se podría haber discutido si la Argentina debía participar en la fabricación de armamento y su posterior venta. Postura a la que yo no adscribiría. Es más, yo intentaría desmontar la industria bélica, pero este sería un sano debate. Esto no es lo mismo que amparar actitudes delictuosas detrás de la existencia de una cuestión política. Cuando la acción tiene características que están contempladas en el Código Penal, deja de ser política. Desde 1893, en la doctrina de Cullen contra Llerena se ha mantenido este criterio judicial. Me permití esta cita para que se valore que esto es lo que se pensó siempre en la Justicia.
–¿Tuvo llamados, presiones o sugerencias antes de emitir su fallo?
–Uno recibe las presiones en la medida en que es permeable. No me he sentido presionado. La única presión que sí sentí es la de estar a la altura de las circunstancias. La peor presión que sufrí es la mía propia. Sugerencias siempre hay. Algunas con buena voluntad, otras no tanto.
–¿De qué manera se presiona a un juez?
–Hay tantas formas como personalidades. Algunos lo han sugerido desde las editoriales de un periódico. Hay quienes son sutiles, casuales y quienes son muy directos. Al tomar decisiones en esta causa no me he sentido presionado en ningún momento. No me ha llamado nadie.
–¿Qué piensa de Carlos Menem, como hombre público?
–Es la personalidad que signó la vida del país y en el tratamiento de la cuestión penal siempre me ha animado el trato respetuoso que merece quien ha ocupado la más alta magistratura del país y que en mi caso personal me ha designado juez de la Nación. Incluso transcendió que en la primera audiencia yo esto se lo expresé a Menem.
–¿Qué le pasa a usted cuando enfrenta a alguien involucrado en delitos graves y tiene por él un fuerte respeto?
–Se producen sentimientos muy contradictorios. Por eso la ley es sabia y el juez sólo tiene que administrarla. La ley y el derecho no permiten que interfieran los sentimientos en un juez, y esto a un juez penal le pasa todos los días. Tengo obligación penal de aplicar la ley, incurriría en un delito sino lo hiciera.
–En 1998 usted desestimó el pedido del fiscal Carlos Stornelli sobre la existencia de una asociación ilícita en la causa, ¿qué cosas lo llevaron a cambiar de opinión?
–La falta de mérito que había considerado para el general Martín Balza quiso decir que no me alcanzaban los elementos para pensar de otra manera. Las pruebas se fueron acumulando a partir de ese momento e incluso la posición del tribunal de alzada fueron una guía. Desde el 4 de abril, día del fallo de la Sala II que me orientó a avanzar en la figura de la asociación ilícita, la causa creció 42 cuerpos. Un tercio del total del expediente se escribió en 3 meses; en estos 42 cuerpos hay pruebas valiosas. No se puede decir que esta causa durmió seis años y se aceleró en 3 meses. Esta causa lleva seis años y tres meses. Cuando uno tiene el contorno del rompecabezas armado, tiene más definido lo que busca. Busca el núcleo. Además hubo pruebas que han sido gatillo de otras pruebas. Se han presentado testigos que aportaron pruebas contundentes. En los últimos 3 meses hubo cuatro detenidos, pero en los seis años anteriores hubo 40 personas involucradas.
–¿Tiene algún indicio o sospecha de que la voladura de la fábrica militar de Río Tercero fue intencional?
–¿Por qué vuela Río Tercero en el momento en que voló? No voy a responder más de esto porque no soy juez de esa causa. Si hubiera unarazón de conexidad, la incorporación a este expediente de la causa que se trámita en Córdoba ayudaría a armar las piezas sueltas que están quedando.
–¿Cuáles fueron los absurdos más grandes que escuchó en estos años?
–Hemos escuchado testimonios como que “las armas fueron a Venezuela pero fueron lanzadas en paracaídas cuando los aviones pasaban por Ecuador”. También se nos mostraron caños de desagüe y se nos dijo que era una parte de un cañón CALA. En esta causa uno avanzó al tanteo y fuimos aprendiendo hasta de que manera se contestan los cables diplomáticos.
–¿Son los últimos tramos de la causa?
–La causa no terminó ni mucho menos. Por lo pronto tenemos que recibir las respuestas de Estados Unidos y Uruguay en la denominada “ruta del dinero”. Hay varias indagatorias y testimonios pendientes, entre ellos el de Alberto Kohan. Claro que se terminó de instruir una parte importante.
–El día en que citó a Menem se difundió un informe sobre un supuesto enriquecimiento suyo. ¿Fue una coincidencia?
–Me llamó mucho la atención, ya que fue una campaña de satanización mía que corrió paralela con el avance de la causa.
–Usted, ¿es o fue menemista?
–No es así. Yo soy juez y debo constreñirme a cumplir el mandato que me da la ley. El apellido menemista es antojadizo, me lo endilgaron interesadamente. Fui designado juez por el doctor Menem de la misma manera en que desde 1853 hasta 1994 se nombraron los magistrados. Que la designación la haya propuesto Menem no me hace menos juez. Por lo demás tengo pensamiento político como todo ciudadano, lo que no debo hacer es volcarlo en el expediente.
–Algunos menemistas con los que usted tiene relación personal, ¿intentaron influir sobre usted?
–Yo tengo un amigo personal que es Miguel Angel Toma y se ha portado como un caballero. No me llamó en ningún momento, ni trató de influir para nada en mi pensamiento. También tengo que destacar lo respetuoso que fue Adolfo Bagnasco, con quien teníamos mucho trato personal.

 


 

Menem quiere ser senador suplente,
pero la ley electoral se lo impide

Su entorno desempolvó la idea de la postulación en octubre. Pero iría como suplente �no compañero de fórmula� de su hermano Eduardo. No obstante, el código electoral impide a los presos presentarse.

Eduardo Menem estuvo ayer,
como cada día, en Don Torcuato.
El senador reflotó la estratagema de postular a su hermano.


Por Diego Schurman y Santiago Rodríguez

Desde que Carlos Menem fue detenido, los menemistas exploran cuanta alternativa existe para sacarlo en libertad; ayer desempolvaron una idea que habían barajado en algún momento: que el ex presidente se presente como candidato a senador por La Rioja en las próximas elecciones. Ante la imposibilidad de hacer campaña, Carlos iría como suplente de su hermano Eduardo, quien después de los comicios renunciaría para dejarle el lugar. Los ideólogos de esa jugada sostienen que el Pacto de San José de Costa Rica permite a Menem a postularse, a pesar de estar procesado y detenido, y apuestan a un pronunciamiento de la Justicia en favor de su liberación una vez que sea elegido, aunque reconocen que se trataría de un leading case, ya que no tiene antecedentes. El Código Electoral, sin embargo, establece que los detenidos no pueden ser candidatos.
“La posibilidad se había charlado hace ya tiempo y volvió a formar parte de la conversación. Incluso, podría llegar a anunciarse mañana (por hoy) en conferencia de prensa”, confirmó a Página/12 uno de los dirigentes que ayer estuvo de visita en la quinta de Don Torcuato. También precisó en qué consiste la idea: “La lista llevará como candidatos a senadores a Eduardo y a Ada Maza (hermana del gobernador de La Rioja, Angel Maza). Carlos será suplente y asumiría a partir de la renuncia del hermano”.
Los menemistas no pueden demorarse en tomar la decisión: el plazo para la presentación de las candidaturas en La Rioja vence esta noche. Y si finalmente deciden jugar esa carta, sería el Consejo Provincial del PJ riojano el que formalmente le ofrecería a Menem ocupar un lugar en la lista de senadores durante una reunión que por la tarde mantendrán los principales dirigentes peronistas del distrito, adonde Eduardo Menem viajó a última hora de ayer.
El objetivo del plan Menem 2001 apunta a agregar mayor “presión política” en busca de la liberación del ex presidente. El entorno que lo aconseja sabe que la elección de Carlos como senador no implica que será liberado en forma automática. “Sin duda –reconocen– es un leading case porque no existen antecedentes.”
Antes que eso, sin embargo, los menemistas deberán dar otra batalla legal: la que se abrirá en torno a si Menem puede o no ser candidato. Los procesados pueden hacerlo, pero en el ex Presidente se encuentra, además, detenido. Sus consejeros aseguran que Menem está habilitado a presentarse como candidato en razón de no estar condenado, amparándose en la letra del Pacto de San José de Costa Rica.
Un juez electoral de amplia trayectoria consultado por este diario sostuvo, por el contrario, que Menem no está en condiciones de postularse: “El Código Electoral establece que no pueden ser candidatos los condenados o detenidos, sin importar cuál sea la condición de su detención”, aclaró.
“Después de ser Papa no podría ser sacerdote”, dijo Menem más de una vez desde que dejó la Presidencia para descartar cualquier candidatura menor. Si ahora va de suplente a senador será que piensa que en un caso de fuerza mayor un Papa bien puede volver a ser monaguillo.

 


 

EL “NEW YORK TIMES” CELEBRO EL PROCESAMIENTO DE MENEM
“Serio golpe a la inmunidad”

El New York Times, uno de los dos diarios más influyentes de los Estados Unidos (y más importantes del mundo) dio larga cuenta, con cierta algarabía, del procesamiento de Carlos Menem. El matutino le dedicó una extensa nota en la sección internacionales titulada “Argentina juzgará al ex presidente por tráfico de armas”. “La decisión de ayer fue un serio golpe a la inmunidad legal de la que tradicionalmente disfrutaron los principales políticos argentinos y que durante ese período (el del gobierno de Menem) alentó la corrupción” es uno de los párrafos más fuertes de la nota del corresponsal en Buenos Aires, Clifford Kraus. A continuación, los fragmentos más destacados del texto.
“La acusación de Urso amenaza con complicar los esfuerzos del Presidente Fernando de la Rúa para trabajar con el Congreso para reactivar la economía y negociar un acuerdo con los gobernadores de la oposición para atender a muchas provincias que están cerca de la bancarrota. Muchos gobernadores de la oposición mantienen todavía informales alianzas con el ex presidente, quien todavía es influyente aquí.
“Los abogados de Menem dijeron que apelará el procesamiento ante la Corte Suprema, un organismo controlado por jueces que él mismo nombró durante su mandato, entre 1989 y 1999. La decisión de ayer fue un serio golpe a la inmunidad legal de la que tradicionalmente disfrutaron los principales políticos argentinos y que durante ese período alentó la corrupción.
“Los líderes del Partido Justicialista, el más grande de la Nación, no se pronunciaron sobre el procesamiento y desde que se produjo, su arresto tuvo un mínimo impacto en la gobernabilidad del país.
“Pero en las últimas semanas, el hermano de Menem, el senador Eduardo Menem, y su sobrino, el diputado Adrián Menem, amenazaron al gobierno de De la Rúa en un intento de evitar el procesamiento. Sugirieron que el gobierno de De la Rúa está promoviendo la persecución para distraer la atención del creciente desempleo.
“Mientras tratan de convencer el Presidente De la Rúa de que intervenga en la situación de Menem, los aliados del ex Presidente juraron que presionarán para llevar a declarar al ministro de Economía, Domingo Cavallo, en la causa. Cavallo firmó diversos decretos autorizando las transferencias de armas. Si Cavallo, quien está dirigiendo sus esfuerzos para sacar a la Argentina de los tres años de recesión, se viera involucrado en el escándalo, sería una gran vergüenza para el gobierno.
“De la Rúa no comentó ayer el procesamiento de Menem, pero ha dicho insistentemente que no interferirá en las resoluciones de la Justicia. El ex presidente Raúl Alfonsín, presidente del gobernante partido radical, dijo que los problemas legales del ex presidente fueron inconvenientes para los esfuerzos del gobierno ‘para alcanzar un consenso entre todos los argentinos para superar este tiempo de dificultad que estamos atravesando’.”
“El procesamiento de Menem disparó otra vez los bonos y acciones argentinas, que vienen cayendo por los rumores de que De la Rúa renunciará (...) De la Rúa dijo que ésa no es su intención, pero sus problemas políticos, que se profundizan, fueron coronados esta semana por Angel Rozas, otro radical, quien dijo del Presidente: ‘Creo que los acontecimientos lo desbordaron’.”
“Si es hallado culpable, Menem podría pasar diez años en prisión. En un signo de su durable influencia, recibió delegaciones de legisladores justicialistas, y gobernadores casi diariamente durante el último mes. Y el lunes, mientras celebraba su cumpleaños, una caravana de cien autos llenos de activistas partidarios pasó por la casa pidiendo su liberación. Lo compararon con Juan Domingo Perón, el fundador del Partido Justicialista y ex presidente de la Argentina, quien fue también arrestado durante su carrera política”.

 

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