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LOS GOBERNADORES DEL PJ, CASI RESIGNADOS A HACER EL AJUSTE
Difícil negarse si Ruckauf aceptó

Reunidos con la CGT emitieron un documento pidiendo precisiones al Gobierno. Pero en la intimidad confiesan que harán su ajuste.

Los gobernadores peronistas se reunieron con la cúpula de la CGT oficial, en el Consejo Nacional.

Por Felipe Yapur

Esperaron juntos un anuncio de Fernando de la Rúa. Hasta entonces, hicieron un repaso de la situación que atraviesa cada provincia. La totalidad reconoció que hay pocas esperanzas de poder evitar el ajuste que les pide el Gobierno, fruto de la crisis que atraviesa el país. Recién cuando Domingo Cavallo habló en la Bolsa de Comercio, los gobernadores del PJ reunidos en la sede del Consejo Nacional del partido junto a un grupo de legisladores y la conducción de la CGT oficial decidieron redactar un documento. En el texto exigen al Presidente que “dé contenido a su convocatoria a la unión nacional, para que no aparezca como una mera confesión de impotencia”. En la intimidad, muchos mandatarios reconocieron que el comunicado “es más que nada una expresión de deseos”.
El documento redactado por el pampeano Rubén Marín y el cordobés José Manuel De la Sota hizo eje en la necesidad de llevar adelante “un diálogo sincero donde la Patria esté por sobre el comité y las razones de la gente sean más importantes que las necesidades del Estado”. Indicaron que el gobierno aliancista puede contar con ellos para “eliminar gastos, bajar impuestos, bajar las tasas de interés usurarias y acordar un congelamiento de despidos por tres años”. Este último ítem exigido por la CGT que conduce Rodolfo Daer. Pero también se permitieron realizar algunas advertencias: “No contarán con nuestro aval para aumentar la desocupación despidiendo empleados públicos, bajar los salarios y avalar disminuciones de coparticipación”.
La razón de la demora del comunicado fue que esperaban que el ministro diera alguna pista de lo que realmente pretende el Gobierno. Antes, Carlos Ruckauf, Rubén Marín y el coordinador del Frente Federal, el misionero Ramón Puerta, se reunieron con el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo. Pretendían conocer el sentido de la convocatoria presidencial a la “unidad nacional”. Los peronistas reconocieron a sus pares que no lograron precisar el contenido del llamado y consideraron que las palabras de Colombo sonaron a “huecas”. Eso sí, reconocieron que lo más importante por estas horas es que “hay que sostenerlo” al Presidente porque se está atravesando “un momento muy difícil”.
Luego, ya en la sede del Consejo Nacional del PJ, la charla entre los mandatarios fue conducida por De la Sota. El encuentro con Colombo y el discurso pronunciado por De la Rúa en Tucumán fueron analizados punto por punto. El gobernador de Córdoba resaltó la debilidad de la convocatoria presidencial y acotó que “parece un grito desesperado de ayuda. Parece Bernardo Neustadt cuando pedía que no lo dejaran solo”. Los que estaban allí presentes reaccionaron con una corta risa. “Lo que pasa es que los gobernadores están a un paso también de pedir a gritos que los ayuden”, reconoció un colaborador de uno de los mandatarios.
A su turno, el jujeño Eduardo Fellner, calificó la coyuntura como “gravísima” y advirtió que “si la Nación no cumple con los pactos fiscales, la gente tendrá que vivir del aire o quemarán las provincias”.
Justamente este tema, el de los pactos fiscales, y la emisión de bonos fueron otros ejes de discusión. Enterados de que sus ministros de Economía eran citados para hoy en el ministerio que conduce Cavallo. El superministro tiene el propósito de que se firme una enmienda de los últimos pactos fiscales y así comprometer a las provincias a que en un plazo relativamente corto dejen de estar respaldadas por un refinancimiento nacional. Los gobernadores pretenden que sus funcionarios resistan lo que más puedan a esta embestida que sería la condición para que finalmente el estado nacional remita las partidas de dinero que adeuda a las provincias.
En cuanto a los bonos, los gobernadores coincidieron en que es casi imposible resistir la exigencia de la Nación. La razón es una sola: “Después de que aceptara Ruckauf a nosotros no nos queda margen paraevitarlo”, reconocieron varios de los mandatarios a sus colaboradores. El objetivo que se impusieron es poder conseguir quebrar la idea de la Nación de no respaldar esos bonos. “Están tan firmes que ni siquiera los quieren imprimir en la Casa de Moneda”, reconoció uno de los mandatarios.

 


 

TIENE CONSENSO DEL ALFONSINISMO, DEL CAVALLISMO Y DE BULLRICH
Lyall, el hombre al que todos quieren

Por Laura Vales

Lo quiere Alfonsín. Lo quiere Patricia Bullrich. Lo acepta –dicen que de buen tono– Domingo Cavallo. ¿Qué más podría pedir Douglas Lyall a horas de asumir en la Anses? Posiblemente hacerlo en otro país. Pero el flamante interventor no lo dice; “en este momento no podría pedir nada más”, asegura en cambio a Página/12. Abogado, con 38 años de edad, sin militancia política, Lyall tiene como principal capital político el ser un hombre de consenso. Su estrategia para conservarlo, a juzgar por sus primeras declaraciones, será mostrarse con un perfil esencialmente técnico.
El nuevo interventor de la Anses es misionero. Está casado y tiene cuatro hijos. Se define como un lector compulsivo y no niega ser uno de los hombres de confianza de la ministra de Trabajo. Conoció a Patricia Bullrich hace poco más de dos años, cuando ella se convirtió en secretaria de Política Penitenciaria. Lyall era director de Recursos Humanos del SPN y ya tenía 20 años de trabajo dentro de la repartición. Le acercó a su nueva jefa un proyecto para modificar las normas del Servicio Penitenciario y terminó sumándose a su equipo. Cuando Bullrich pasó a Trabajo, Lyall se mudó como uno de sus asesores. En diciembre del año pasado fue designado gerente de atención a los beneficiarios de la Anses. Cuatro meses más tarde lo ascendieron a gerente general, como segundo de Rodolfo Campero, a quien ahora acaba de reemplazar.
En el radicalismo aseguran que Lyall mantiene una “muy buena” relación con Raúl Alfonsín, un vínculo que creció a partir de sus funciones dentro de la Anses y por el trabajo en conjunto con Federico Polak, ex vocero del jefe la UCR y hasta hace 15 días atrás interventor en el PAMI. Los alfonsinistas le reconocen a Lyall entender de seguridad social y tener una formación sólida en lo técnico administrativo. Y en gran medida vivieron su nombramiento como una victoria sobre los planes de Domingo Cavallo, a quien le hubiera gustado encumbrar Armando Caro Figueroa como titular de un Ministerio de Seguridad Social con eje central en la Anses. “Lyall no es uno de ellos; aunque tampoco sea radical lo vemos más cerca nuestro que de Cavallo”, definió anoche un allegado al titular de la UCR.
Aun así, el hombre logró el guiño de Domingo Cavallo para convertirse en la máxima autoridad de la Anses. Con un designio claro: impulsar un ajuste que, de acá a diciembre, deberá sumar 440 millones de pesos.
Ayer, al oficializar su renuncia, Rodolfo Campero presentó un balance de su gestión según el cual en el primer semestre de este año consiguió un ahorro de 500 millones de dólares. Lyall no lo desmintió y mostró una serie de coincidencias básicas con su antecesor.
“El ahorro que mostró Campero es real, él efectivamente ejecutó 500 millones menos que lo que se gastó en el mismo período del año pasado”, dijo Lyall a Página/12. También aseguró que no hay ánimo de privatizar.“El compromiso del presidente de la Nación es no hacerlo. Lo dijo el jefe de Gabinete de ministros, lo dijo el ministro de Economía. No hay ningún plan de privatización de la Anses.”
–¿En qué va a consistir el ajuste?
–En una serie de medidas para combatir el fraude en la otorgación de beneficios y controlar las asignaciones familiares. También existe la decisión de dejar de cubrir el déficit de las cajas jubilatorias de las provincias que no modificaron sus legislaciones para armonizarlas con la nacional.
–¿Se habló el tema con los gobernadores?
–Se está hablando.
–¿Cree que es una medida que se puede tomar sin generar un conflicto de peso?
–No lo creo, pero se manejará en el nivel político que corresponda, con el ministro de Economía y el jefe de Gabinete. Y en la medida en que las provincias empiecen a dictar las normas que prometieron se habilitarán los recursos.
Lyall negó tener conocimiento de que, tal como denunció el senador Leopoldo Moreau, existan presiones de los bancos para conseguir la privatización de la Anses y se apuró a definir su gestión como “totalmente despolitizada”.
Aun desde ese lugar, el interventor aseguró que puede garantizar que no habrá despidos en el organismo. Su diagnóstico es que no sobra gente y que el trabajo por hacer es redistribuirla para tener más empleados en atención al público. El grueso del ahorro, promete, se hará exclusivamente cortando nichos de corrupción como los descubiertos en la provincia de La Rioja, modificando el régimen de compatibilidades y apuntando a desarmar empresas fantasmas que tramitan asignaciones familiares para beneficiarios truchos.

 

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