Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Sueño de barrilete 
Por Juan José Panno

 

 

Hasta el 5 de agosto hay tiempo hermano/don/pibe que sos/pibe que fuiste para correrte hasta el Centro Cultural Recoleta (martes a viernes de 14 a 21; sábados, domingos y feriados de 10 a 21) y volar mágicamente hacia los �60 de la mano de Jorge Meijide, Meiji, creador de una fantástica muestra de juguetes y juegos de barrio que arranca una mueca nostálgica y tiernizada desde el mismísimo título: �Espejito vale doble�.
Meiji explica en tono didáctico, casi doctoral (el tipo es pediatra, después de todo), que el nombre �remite a una consigna utilizada en el juego de las figuritas mediante el cual se convenía de antemano que aquel jugador que lanzare su figurita y quedara apoyada contra la pared en posición de espejito, ganaría el doble de todas las jugadas hasta ese momento que, obviamente, permanecían en el piso�.
En el espejito de Meijide (pintor el hombre, autor de numerosas muestras, dibujante, humorista; creador del célebre �Doctor Cureta�, para más datos) se reflejan sus/vuestros/nuestros años felices. 
Hay baleros y trompos; hay autitos con masilla y cucharita y figuritas gigantes de Amadeo, Labruna, Juan Gálvez y Pascualito; hay piedritas de telgopor de dinenti y arcos y flechas caseros; hay carritos con rulemanes, bolitas cachusas, yo�yo, teléfonos de latas de conserva, trenes, cerbatanas de sifón y venenito, soldaditos con fuerte y todo, juegos de Bucanero, carreras de caballos Costa Azul, barriletes que sobrevuelan, pisos con tiza de rayuela, pelotas de treinta guitas... dicho de un modo más directo: Meiji en el País de las Maravillas.
El hombre no lo sabe, aunque seguramente lo sospecha, que algunos visitantes escuchan gritos y cantos que rebotan en las paredes y giran como un alucinante jeep loco: 
�Cachurra montó su burra, cuchillo, martiiiiiillo y... tenaza...
�Tusa, caricatusa, peopé, sin hablar, sin reír, un pellizquito en el culo y a dis...parar.
�Primero pa� loos penales.
�Cola para iiiiiiir al arco. 
�Aflojale que colea. 
�Rechazo vale doble, palomita vale triple. 
�Pasará, pasará, pero el último queeeeeeeeeeedará. 
�Rompe, pincha, pierde paga... 
�El que hace el gol gana. 
Meiji, que además de todo es bueno para los resúmenes, dice que una de las frases más hermosas que recuerda de la infancia es ésta: 
�¡Piedra libre para todos los compañeros! �con la que se cerraba el juego de la escondida.
La muestra tuvo entre sus visitantes (que a poco de la recorrida empiezan a sentirse locales) el eco esperado y rápidamente surgieron ideas y propuestas tan piolas como participativas: campeonato de balero, taller de barriletes, barrileteada, torneos de hoyo y quema. En cualquier momento �no estaría mal, por cierto� la exposición sale de recorrida, se apropia de la Plaza Francia y de ahí salta a conquistar la ciudad.
El catálogo de presentación, además de cuidado en el diseño, es verdaderamente instructivo. Véase si no la explicación sobre el barrilete: �Por tradición de origen chino, la anécdota se refiere al general Han-Sui (206 a.C.) que, queriendo asediar a una ciudad por medio de una galería subterránea, hizo fabricar un cometa para evaluar la distancia entre su campamento y el palacio Wai�Yang�Kong. Desde entonces, el cometa o ciervo volante es en China un deporte nacional. Sus formas son variadísimas, de múltiples colores: dragones (a veces de varios metros de largo), pájaros, animales, etcétera. En el siglo XVIII, Franklin y Romas demostraron la relación entre el rayo y la electricidad gracias al cometa. Sirvió para calcular la velocidad del viento y su orientación. En nuestra tradición, el barrilete se confeccionaba con un armazón, preferentemente de caña tacuara. El modelo más común era el denominado �bomba�, un octógono proveniente de la unión de cuatro varillas de caña en su centro, cuyo perímetro se lograba atando un hilo de algodón que unía los extremos de las cañas entre sí. También estaban la estrella, la media bomba, la media estrella, el cajón... 
El poster de la exposición es muy sugerente: de un lado hay un Jorge Meijide chiquito, de 5 o 6 años, en pose canchera frente a la cámara, con corbata; del otro lado, el Meijide cincuentón de hoy, con un balero gigante. La síntesis perfecta. 

 

 

PRINCIPAL