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La historia del científico que soñaba
con descubrir el Arca del Diluvio

Este domingo,
National Geographic emitirá �En busca del Diluvio Universal�, un especial que investiga los secretos del Mar Negro.

El especial retrata la investigación del oceanógrafo Robert Ballard.
El científico es conocido por haber encontrado al Titanic en 1985.

Por Emanuel Respighi

Cuando en 1985 Robert Ballard descubrió los restos del Titanic, el oceanógrafo pensó en aquel momento que ningún otro posterior hallazgo suyo podría igualar en relevancia a esa increíble exploración por las aguas del Atlántico Norte, que resonó a nivel mundial. Quince años después, y con numerosas expediciones sobre sus espaldas, Ballard puso en duda su propio pensamiento, al encontrar evidencias geológicas acerca de una cataclísmica inundación que se había producido hace alrededor de 7 mil años, en la región en la que actualmente se encuentra el Mar Negro. Ese descubrimiento que corroboraría científicamente nada menos que la creencia bíblica del Diluvio Universal y el Arca de Noé. El desarrollo y los problemas que surgieron en esta expedición fueron seguidos de cerca por las cámaras de National Geographic, que este domingo a las 22 estrenará el documental “En busca del Diluvio Universal” (con repetición el sábado 4 de agosto a las 23).
El documental demuestra, mediante impecables imágenes cinematográficas, recreaciones computarizadas y cámaras infrarrojas que permiten tomar señales en la profundidad acuática, las vicisitudes que tuvo que enfrentar la exploración que el equipo de investigación de Ballard realizó en el verano del 2000 sobre el barco “Horizonte Norte”, en las misteriosas aguas del Mar Negro. “El Mar Negro ha estado en nuestra agenda desde hace mucho tiempo, pero lamentablemente tuvimos que esperar a que terminara la Guerra Fría para poder explorarlo en su totalidad. Fuimos uno de los primeros equipos en rastrear sus profundidades y comprobar que allí se esconden numerosos y valiosos secretos acerca de nuestra humanidad”, explica Ballard, jefe de la exploración.
El programa comienza explicando que la idea se gestó hace más de 20 años, cuando Ballard leyó el libro de Willard Bascom Aguas profundas, barcos antiguos, publicado en 1976, en el que el autor señala que el Mar Negro posee características únicas para la preservación de antiguos barcos de madera, debido a la cualidad anóxica –carente de oxígeno– de sus aguas.
En opinión del autor, esta característica, sumada a la contaminación que el exceso de sulfuro de hidrógeno produce en sus aguas (una característica que imposibilita la existencia de vida de las carcomas acuáticas), convertiría al Mar Negro en una especie de museo oculto y no perecedero en el que descansan numerosos secretos.
Siguiendo esta teoría, Ballard inició la exploración con el objetivo primordial de investigar las aguas anóxicas del Mar Negro y poder descubrir “el barco antiguo más perfecto”, según sus propias palabras. Sin embargo, mientras realizaba la expedición, sus planes iniciales terminaron modificándose por la influencia de la publicación del libro El Diluvio Universal, un trabajo de investigación de los geólogos marinos William Ryan y Walter Pitman, en el que se sostiene que el relato bíblico de la gran inundación pudo haber ocurrido en las aguas del Mar Negro. A partir de allí, el documental sigue los lugares que Ballard decide explorar en busca de alguna señal humana sumergida en la profundidad del mar, aunque con resultado negativo en los primeros casos.
A pesar de que la posibilidad parecía esfumarse, la indagación en profundo del “sitio 82” –tal como se denomina el lugar– mostró que la teoría de Pitman y Ryan no era tan descabellada como podía parecer en un primer momento: pedazos de maderas y cerámicas trabajadas por manos humanas se encontraron en lo que parecía ser un asentamiento humano de más de 7 mil años de antigüedad. Que, a pesar de encontrarse perfectamente preservado, mostraba huellas de haber sido arrasado por una fuerza meteorológica extrema, que lo sumergió para siempre.
Si bien los descubrimientos de Ballard podrían reforzar la teoría de la existencia de comunidades humanas antes de haberse producido una gigantesca inundación, el hallazgo no posee todavía las pruebas suficientes para conectarlo fehacientemente con la historia bíblica de Noé. Pero el científico no descarta que ese objetivo será la base para otra futura expedición, que haría del histórico descubrimiento de los restos del Titanic un simple juego de niños.

 

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