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¿COMO SIGUE LA ECONOMIA DESPUES DEL AJUSTE?
Carrera en el campo minado

Con la ley que convalida el déficit cero, el Gobierno supone que habrá una tregua con los mercados. Página/12 consultó a cuatro economistas, que detallaron todos los riesgos que acechan al plan de Domingo Cavallo.

Por David Cufré

Prueba superada. El largo debate en el Senado de la ley de la política de déficit cero puede evitarle al Gobierno enfrentarse a un previsible lunes tenebroso. Se supone que en reconocimiento por el logro político de haber conseguido la ley, los mercados darán hoy una tregua. Domingo Cavallo espera que el gesto tenga consecuencias más trascendentes y duraderas. Eliminar el déficit fiscal es todo su plan para superar una situación extremadamente delicada. En todo caso, más adelante buscará que el FMI también premie la firmeza del Gobierno con un nuevo paquete de ayuda. Sin déficit y con más fondos aportados desde Washington, el ministro aspira a estabilizar la nave y a que lentamente se vayan esfumando los presagios de default (cesación de pagos) y devaluación, que hoy dominan por completo la escena. Esa es su jugada. Página/12 consultó a cuatro economistas qué probabilidades de éxito le asignan y cuáles son las consecuencias que vendrán adosadas a ese plan.
Una primera conclusión es que los márgenes de acción del Gobierno son mínimos y que cualquier contratiempo puede ocasionar daños irreparables. Por caso, Oscar Cuattromo, economista del Frepaso y director del Banco Provincia, mencionó el de la caída de la recaudación impositiva. “Para sostener la política de déficit cero es fundamental que se cumplan las proyecciones de ingresos. El Gobierno no tendría espacio político para reducir adicionalmente el gasto”, apuntó. Igual evaluación predomina entre los analistas de bancos de inversión de Wall Street. Dicen que el Gobierno se lanzó a caminar sobre la cuerda floja sin red de contención. De verse obligado a profundizar el recorte de jubilaciones y salarios para cumplir con el déficit cero –evalúan–, sobrevendrá tal resistencia social que se caerá toda la política del ajuste.
Un segundo riesgo es que se demore la reapertura del canal de crédito al sector privado y que las tasas de interés no desciendan de los niveles siderales actuales. Para la mayoría de los bancos está cerrada la canilla de financiamiento desde el exterior. Luego de que la calificadora de riesgo Moody’s degradó la semana pasada la nota de Argentina por segunda vez en el mes, varios bancos sufrieron la cancelación de créditos preacordados con entidades extranjeras. Por sus propios problemas de liquidez, los bancos decidieron restringir al mínimo la asistencia crediticia a sus clientes. En general las empresas ya no pueden utilizar siquiera los márgenes que les quedaban para girar en descubierto en cuenta corriente, mientras que en algunas entidades les piden tasas del 6 por ciento mensual. “La política de déficit cero exige una continuidad inmediata entre el ahorro fiscal y el financiamiento al sector privado. Si las tasas siguen tan altas, las empresas se van a financiar dejando de pagar los impuestos”, agregó Cuattromo.
Jorge Schvarzer, investigador de la Facultad de Ciencias Económicas, hizo mención a los efectos estructurales de la reducción del gasto. “El sector público deja de invertir y baja el salario de un millón de personas. De por sí esas medidas son claramente recesivas, pero se da el agravante de que la economía hace tres años que está en recesión”, indicó. “El Gobierno tiene que resolver dos problemas. Uno es el de las cuentas del sector público. El otro es el de la recesión. Como el Gobierno se quedó sin financiamiento, atacó el primer problema con la eliminación del déficit. Pero con eso complicó más el segundo problema, porque bajar tan drásticamente la capacidad de demanda agudizará la recesión”, aseguró. Desde Economía responden que los planes de competitividad y la eventual baja de las tasas de interés compensarán el impacto recesivo del ajuste. Para Schvarzer, “la capacidad de los planes de competitividad para neutralizar los efectos recesivos de esta política es muy baja”.
“Supongamos por un momento que este ajuste genere una señal tan fuerte a los mercados que bajen un poco las tasas de interés. Esto no garantiza que haya crecimiento”, agregó el economista de la Universidad de Buenos Aires. “Los empresarios tienen que encontrar proyectos de inversión rentables amediano plazo. Tiene que haber inversión en actividades productivas para que haya crecimiento. La baja de las tasas de interés es una condición necesaria pero no suficiente para que se desate un proceso de desarrollo”, afirmó. “La política económica no da señales para alentar las actividades productivas. Se sigue permitiendo el dumping, no hay una ley de compre nacional efectiva, falta una política coherente de apoyo, y sin eso no habrá reactivación”, advirtió.
El consultor Guillermo Carracedo también apuntó a la necesidad de que se desate un proceso de inversiones productivas para superar la recesión. Y dijo que atenta contra la reactivación un hecho político adicional: las elecciones de octubre. “Ningún empresario va a decir una inversión hasta que no quede rearmado el mapa político. Es imposible imaginar qué pasará con la Alianza si sufre una paliza en las elecciones. Es un factor más de incertidumbre”, recordó. Por su parte, Daniel Carbonetto, economista del Polo Social, insistió en que “la reducción del gasto público lo único que consigue es una caída más rápida del ingreso fiscal. Lo que se va a obtener es un record de quiebras empresarias, informalización y más desempleo”. El economista que también asesora a Hugo Moyano concluyó –como también lo hacen muchos en la city y en Wall Street, aunque desde posturas diferentes– que la economía ajustada llevará “a la ruptura de la cadena de pagos, a una fuga de capitales y a una devaluación en manos del mercado”.

Cavallo, desde la trinchera
Domingo Cavallo estuvo ayer pendiente de lo que ocurría en el Senado. Mientras esperaba la aprobación de la ley que instaura la política de déficit cero, estuvo trabajando con su equipo en el Palacio de Hacienda. Junto a Daniel Marx, Jorge Baldrich, José María Farré y Hugo Garnero repasó los pasos a seguir. Uno de los temas que trataron fue la demora de empresas y bancos en aportar los 1000 millones de pesos que constituirán el Fondo Fiduciario para ayudar a las provincias a pagar los servicios de la deuda. Los funcionarios están viendo la forma de “ampliar la convocatoria” a nuevas empresas para que los aportes de cada una sean más bajos. Por otra parte, Marx anunciaría entre hoy y mañana cómo será el canje de Letras de Tesorería (Letes) por un nuevo título a un año. Esto se hace para evitar que cada quince días el Gobierno tenga que dar un examen ante los mercados, y que la desconfianza quede en evidencia. Finalmente, Cavallo y su equipo analizaron cómo evolucionaría la recaudación en las próximas semanas, dato fundamental para saber si será necesario o no profundizar el ajuste.

 

 

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