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PARA VER UN POCO DE FUTBOL HUBO QUE IR A PLAZAS Y POTREROS
Sin guita ni acuerdo

Ante la dureza de los jugadores, Grondona amenazó con renunciar si �no hay una solución definitiva�. Mientras, Bullrich confirmó que hoy (o mañana) se oficializará la nueva propuesta de AFA, que contempla un pago de casi el 50 por ciento en efectivo y el resto en 18 cuotas con cheques. Agremiados no aparece flexible y mañana habrá reunión de capitanes. Por ahora, una pulseada en el aire, porque la guita no está.

Mientras Julio Grondona amenazó con renunciar si no hay solución definitiva al conflicto, y la ministra Patricia Bullrich anticipó los términos de la propuesta que presentará AFA a Agremiados entre hoy y mañana, el fútbol argentino está quieto y espera. En concreto, la AFA intentará reactivar las gestiones para conseguir el crédito bancario que le permita saldar en lo inmediato la mitad de la millonaria deuda que los clubes mantienen con los jugadores, quienes desean volver a jugar, pero sostienen que eso es inviable “sin una oferta concreta y confiable”.
Agremiados aguarda una oferta seductora de parte de la AFA, que permita garantizarle el pago al contado del 50 por ciento de la deuda y el resto en unas veinte cuotas avaladas por los contratos de televisión. Para ello, la AFA ya habría dado firmes avances en la búsqueda del crédito bancario que tanto necesita para intentar destrabar el conflicto. Según el presidente de San Lorenzo, Fernando Miele, la AFA ya tiene la garantía de un banco extranjero, que sería el Credit Suisse First Boston.
De todos modos, habrá que ver si a Agremiados le satisface la propuesta que le realizará la AFA, afligida por esta situación que deteriora aún más la economía de los clubes y complica los siempre desprolijos calendarios domésticos. Desde Agremiados, el sindicalista Jorge Domínguez expresó: “Sabemos que en la AFA están trabajando y estamos esperando con esperanza. Pero mucho no hay que hablar. Simplemente hay que esperar y ver la propuesta que nos realizan”. Por otro lado, la cúpula de Agremiados evitará realizar reuniones “multitudinarias” con sus afiliados como las que tuvieron lugar en el último conflicto que paralizó la actividad en mayo pasado. A cambio, prevén convocar a una reunión de capitanes para mañana para analizar los pasos a seguir.
Lo único cierto, por ahora, es que la AFA busca soluciones y Agremiados está dispuesto a escuchar.

El inverosímil precio del humo
Por daniel guiñazu

El fútbol profesional argentino atraviesa la crisis más grave de sus 70 años de historia. No sólo no puede retener a sus jugadores más destacados ni a los más promisorios sino que ha llegado a un punto de no retorno: ya no está en condiciones, ni siquiera, de poder empezar sus campeonatos. De 40 años a esta parte, una raza de dirigentes aventureros, irresponsables e inescrupulosos agotó todas las fuentes de financiación (las recaudaciones, el Prode, los sponsors de las camisetas, las ventas al exterior, la televisión) en la inteligencia de que el barril no tenía fondo, de que nadie nunca pagaría los gastos de la fiesta y de que el Estado, de última, sería incapaz de bajarle el martillo a los clubes fundidos e hipotecados.
La crisis tiene una gravedad inusitada. Tanta, que ni el poder del fútbol para abrir las puertas del poder ni la proverbial muñeca política de Julio Grondona fueron suficientes para que el Banco Nación soltara los fondos frescos necesarios y pudiera saldarse la deuda con los jugadores. Es que el sistema ha perdido la escasa credibilidad que le quedaba. Han mentido tanto los dirigentes, tanto han prometido, tan poco han cumplido, que nadie quiere quedar atado a compromisos que a la vuelta de los días se convertirán en letra muerta o palabras al viento. El convenio solemnemente firmado ante el Ministerio de Trabajo es la última prueba: AFA acordó hacerse cargo del 65 por ciento de la deuda que las instituciones tenían con sus planteles y a horas de cumplir con lo estipulado, alegremente dijo Grondona que habían hecho mal los cálculos y que como no podían hacer frente a lo pactado, pretendían llegar a un nuevo arreglo.
En estas condiciones, arrancar con el Apertura equivale a jugar a la ruleta rusa con el cargador repleto de balas. Aun cuando el dinero aparezca del subsuelo y los jugadores admitan cobrar en cuotas lo que, suponían, iban a pagarles al contado, en noviembre se contarán con los dedos de las manos los planteles que estén al día con sus sueldos, primas y premios. Y la crisis habrá de dispararse otra vez. No hay fútbol que aguante esta forma de ser. Pero a los dirigentes esto les resbala. Mientras el suelo se abre a sus pies, ellos hacen la suya: venden humo, como siempre.

 

Jugadas de pizarrón
Por pablo vignone

Este fin de semana debió haber empezado el torneo Apertura de Primera División. Hoy debieran haberse reanudado las clases en la provincia de Buenos Aires. ¿Hay alguna diferencia? Sí, porque parece que nos conmueve más la ausencia de la pelota que la de los educandos.
Los maestros de la provincia paran reclamando el pago de salarios atrasados. Lo mismo que el gremio de los futbolistas. El primer reclamo lo atiende el gobierno provincial; el segundo, el Ministerio del Interior. El fútbol es una cuestión de Estado, pero lo sería aún más si la Argentina no ardiera en las llamas del obsceno festín de las grandes finanzas: por eso el martes la cartera política no atendió a la AFA cuando vencía el plazo para pagarles a los jugadores lo que se había comprometido, ya que estaba distraída con los piqueteros.
A Agremiados se le critica la rigidez con la que conduce el caso. Y las críticas ya empiezan a hacerse eco desde dentro del gremio (“si nos vamos a poner firmes para cobrar el ciento por ciento de lo que nos deben, no jugamos nunca más”, dijo el sábado Roberto Pompei, el volante de Estudiantes). Suena extraño porque ni siquiera hubo una huelga declarada: los futbolistas no juegan partidos de Primera, pero seis planteles continúan jugando, como si nada sucediera, la Copa Mercosur.
Con la facilidad con la que las usinas de opinión dirigen y condicionan los discursos circulantes, con la misma facilidad con la que la tímida sugerencia de renegociar de la deuda externa fue aplastada mediáticamente por la discusión sobre los costos de la política, aquí se pasa de discutir una medida de fuerza a discutir a los que la deciden. De pronto, no importa que la AFA haya vuelto a deshonrar su palabra; importa que los jugadores, esos canallas, deciden no entretener, no aportar el circo que tanto se añora ante la falta de pan, hasta que no esté toda la torta. Los futbolistas son los malos de esta película bizarra, en la que todo pasa. Pero nunca para mejor.
No importa tanto si hay o no fútbol. En todo caso, importa menos que si hay o no educación, o justicia, o salud. Y dado que éstas escasean en cantidades industriales, no van a ser los partiditos del domingo por la tarde los que aseguren la existencia de vidas que merezcan ser vividas.

 

La plata es lo de menos
Por juan jose panno

Los futbolistas dicen que tienen la mejor voluntad para jugar, pero que si no cobran no pueden hacer nada y los dirigentes dicen que no pueden hacer nada, pese a que tienen la mejor voluntad, porque no tienen plata. Así están las cosas y por eso ayer no hubo fútbol, no se jugó la primera fecha del campeonato, por lo cual hay muchas cosas que no se pueden saber.
A no saber:
Si La Academia abrió las puertas a una nueva ilusión, o si La Academia sigue cerrada por vacaciones; si River empezó a grito Pelado o si River comió tallarines en Córdoba; si Boca ganó un partido japonés o si Belgrano hizo flamear la bandera celeste...
La lista de títulos perpetrados por ingeniosos cronistas deportivos podría extenderse ad infinitum, pero mejor cortarla aquí mismum.
El ingenio deberá estar puesto, entonces, en la búsqueda de soluciones al conflicto que vació este domingo y amenaza con pintar de negro y quitarle el rojo festivo a domingos venideros. No son pocas las alternativas que pueden plantearse para que aparezca el dinero que los clubes no tienen y que los futbolistas reclaman.
A saber:
- Que el Gobierno asuma sus responsabilidades e incremente por decreto en uno o dos puntos el descuento a los empleados estatales, con el lógico argumento de que el fútbol es una cuestión de Estado.
- Que los piqueteros paguen un impuesto (por cuadra o por kilómetro cortado) que a la vez surja de un peaje contributivo que cobrarán a los automovilistas piqueteados, con lo cual se apuntaría a soluciones globales.
- Que los niños policías de Jujuy les quiten a los niños de la calle parte de lo que recauden por mangazos, choreos o changas, con lo cual se conseguiría, además de todo, una mejor distribución de la riqueza.
- Que Aníbal Ibarra (¿dónde está Ibarra?) se haga cargo.
- Que el subsecretario del Tesoro norteamericano explique cómo es eso de las relaciones carnales y que los involucrados acepten un rol más pasivo en el conflicto, con tal de conseguir algunos patacones.
- Que el profesor de Física cordobés ponga la guita con lo cual volverá el fútbol y no se hablará tanto de su romance con la alumnita.
- Que representantes de AFA y Agremiados se encierren en una casa de citas hasta encontrar una solución y mientras tanto vendan a la televisión un programa que podría llamarse: “¡Qué quilombo que es el fútbol!”.
La guita está. Sólo se trata de poner un poco de imaginación para que todos recuperemos la felicidad del fóbal.

 

Pedir afuera y apretar adentro
Por diego bonadeo

Escribir sobre lo que “no es” puede suponer, entre otras cosas, un ejercicio periodístico –eventualmente literario también– peligrosamente cercano al onanismo. Pero también puede ser otras varias cosas. Imaginar cómo “sería” en el caso de que el “no es”, fuera. Si de fútbol se trata, inventar una fecha que nunca se jugó. O simplemente tratar de averiguar las causas de ese “no es”. Para quienes programan todo a su antojo, el fin de semana que terminó era el del comienzo del torneo Apertura con quinto televisado incluido.
Pero al empecinamiento del poder –encarnado notoriamente en el presidente de la AFA, Julio Grondona, y en la ministro/a de Trabajo, Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, y desde las sombras por los intereses de Torneos y Competencias y sus socios– se le opusieron los reclamos de los que juegan: básicamente, los futbolistas y su gremial, que parecen no querer hocicar, aunque tantas veces antes Futbolistas Argentinos Agremiados haya comprado promesas incumplidas no solamente en cuestiones de dinero.
Mientras jubilados y estatales soportan recortes de crueldad inédita y dudosa constitucionalidad, y los que no pagaron ni pagan, bailan el baile de los casi 30 mil millones de pesos anuales que evaden o eluden, la Asociación del Fútbol Argentino, que supuestamente o no representa a los clubes, recurre a la marchita teta del Estado, para mangarnos a todos, lo que los empresarios ricos de empresas pobres y dirigentes ricos de clubes pobres dilapidaron.
Igual que el preso VIP Emir Yoma, cuya curtiembre cuasi presidencial mandato–cumplido pretende salvar el cuñado presidencial –también mandato cumplido como cuñado–, no devolviéndole a los tres bancos de la gente (el Nación, el Provincia de Buenos Aires y el Ciudad) los 150 millones que mangó en su momento durante el menemato, y que seguramente no destinó a reactivar la economía, ni a crear nuevos puestos de trabajo, ni a la revolución productiva.
Y Julio Grondona apuntó para el mismo lado. Como corresponde, el Banco de la Nación le contestó que los créditos son de hasta un millón, y están destinados a las pequeñas y medianas empresas y no al financiamiento de los dislates de Macri, Davicce, Pintado, Miele, Marín y demás personajes responsables del descalabro que pretenden hacerles pagar a otros. Como siempre.
Pero mientras la AFA y los clubes no cumplen con los futbolistas y pretenden un “pagadiós” del Estado, sigue el carnaval de contrataciones.
Se produce perversamente en el fútbol la radiografía de las negociaciones del equipo económico. Piden prestado afuera con la garantía del apriete a los de adentro.

 

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