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FESTEJOS EN LIBANO POR LA EXPLOSION
El baile de la muerte

En toda la calle árabe la reacción al atentado de Jerusalén fue de aprobación, cuando no de euforia, como ocurrió especialmente en los campos de refugiados palestinos ubicados en el sur del Líbano.

Jóvenes refugiados
festejan con un retrato de Arafat.
“¡Felicitaciones!”, les decían
las mujeres y los niños.

Por Khaled Dawoud *
Desde El Cairo

Los campos de refugiados palestinos en el Líbano recibieron con bailes y disparos al aire la explosión en Jerusalén. En Ein el-Hilweh, el mayor campo de refugiados del Líbano, los hombres bailaban la danza tradicional árabe “dabkeh” mientras las mujeres y los niños ofrecían jugo y dulces árabes a quienes pasaban cerca de allí diciéndoles “mabrouk”, el vocablo árabe para decir “felicitaciones”. Los guerrilleros que viven y se entrenan en el campo de refugiados ubicado en las afueras del puerto de Sidón, en el sur del país, celebraron disparando al aire por espacio de una hora.
“Nuestro pueblo no podrá liberar nuestra tierra y establecer un Estado palestino más que a través de estos atentados suicidas”, dijo Mounir Makdah, que lidera una facción disidente del movimiento Al Fatah de Yasser Arafat en Ein el-Hilweh. El jefe del Fatah en el campo, Khaled Aref, señaló que “la sangre engendra sangre. Desde que asumió, el criminal Sharon trabaja para la guerra y no para la paz”. Luego de la noticia, se escucharon disparos esporádicos en los campos de refugiados ubicados en los barrios musulmanes chiítas de Beirut.
El gobierno de Egipto emitió una condena oficial, pero para el común de los egipcios “Sharon obtuvo lo que se merecía”. Hani Mohamed, que trabaja en una oficina de gobierno, dijo que lamentaba la muerte de seis niños en el atentado, “pero Sharon debe entender que no puede continuar matando palestinos para siempre”. Ahmed Sherif, taxista, dijo que “los israelíes nunca se ponen a pensar que es su continuada opresión sobre los palestinos lo que lleva a alguna gente a hacerse explotar”. El comentario refleja la creciente impaciencia árabe con la continuada sangría palestina.
En Jordania, un médico de origen palestino llamado Jamal Khatib, explicó que “este atentado ocurre luego de una serie de asesinatos israelíes y es muy difícil que la Autoridad Palestina lo condene completamente. Los palestinos están a favor de este tipo de atentados. Muestra lo que pasará si no se vuelve a las negociaciones”.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

 

SERGIO WIDDER *.
La política de Arafat

La política de la Autoridad Palestina de dejar libres a los terroristas está destruyendo el proceso de paz. En los hechos, no parece haber una real voluntad de acuerdo. Israel ha hecho propuestas que tiempo atrás parecían inconcebibles con el fin de alcanzar un estado de paz y la AP ha hecho todo lo posible por boicotear ese proceso. La AP puede poner fin a los ataques terroristas contra la población civil. En la medida en que no se vean esfuerzos en ese sentido y en el terreno concreto, seguir exigiendo más concesiones a Israel es pretender el suicidio del Estado judío.
* Centro Simon Wiesenthal.

 

JOSE ADASZCO*.
Hace falta que presione Estados Unidos

Creo que hay que encontrar un punto para volver a una mesa de negociación y parar esta locura asesina, porque indudablemente va a haber una respuesta y así sucesivamente, y es una escalada que no tiene fin y los que sufren son los dos pueblos. El camino es inevitable y único, todo este drama conduce a la paz. La pregunta es cuántos muertos tiene que haber para poder alumbrar esa bendita paz.
En las actuales condiciones no se puede volver a la mesa de negociaciones, hace falta que intervengan Estados Unidos y la Comunidad Europea presionando a las partes. Lo que ocurre es que Israel tiene un problema: hasta hace un tiempo tenía un interlocutor válido enfrente y hoy el presidente de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, no es un hombre de confianza –habiendo tenido todo al alcance de la mano y habiéndolo dejado ir como agua por un arroyo–. Somos conscientes de que hay determinados puntos básicos y pautas a seguir. Las condiciones en este momento no son políticamente las mismas que podían existir en el mes de octubre, cuando todavía había una luz en el camino hacia la paz. Bregamos por ella, pensamos que la nota de discordia era de enseñanza para entender que con la violencia no se alcanza absolutamente nada.
Cuando me refiero a violencia, es de ambos lados. El proceso de paz está detenido. Estamos con una opinión pública muy escéptica, con una gran desconfianza porque indudablemente los hechos son terribles. Yo creo que Arafat está desbordado, que su partido ha perdido hegemonía dentro del movimiento palestino. Indudablemente, las posiciones más extremistas han acaparado puestos de poder y una gran influencia. A Israel no le conviene sentarse a negociar con la gente de Jihad Islámica y de Hamas y sí le conviene con la gente en el campo palestino que clama por la paz. Prácticamente todos los días hubo incidentes, lo cual nos dice bastante que el cese de fuego es una ficción, pero igualmente es primordial para sentarse a hablar; si no, la paz sería una utopía.
* Presidente del frente pacifista y de izquierdas Meretz en la Argentina.

 

DANIEL GOLDMAN*.
El precio de la paz

Me preocupa semejante escalada de violencia porque lo único que genera es incomprensión de ambos lados sin fin. Y esto no es ningún tipo de solución; es más, este atentado retrasa las posibilidades del proceso de paz porque, seguramente, generará algún tipo de represalias. Así, continúa este juego permanentemente. Por naturaleza soy optimista y, sin embargo, no pienso que la solución esté en el corto plazo. Quiero creer que desde ambos lados se desea la paz pero el tema es cuál es su precio. A esta altura, el precio de la paz ya es demasiado caro y ésa es la gran preocupación.
* Rabino de Bet El.

 

MARCOS AGUINIS *.
Ni víctimas ni victimarios

Desde que comenzó la segunda intifada, el propósito que se ha puesto de manifiesto desde el lado palestino es generar una reacción israelí cada vez más intensa para que, ante la opinión pública internacional, Israel se convierta en el victimario absoluto mientras que los palestinos se convierten en la víctima absoluta. Esta relación asimétrica significará que todo lo que hagan los palestinos estará bien porque asumen el rol de víctimas y todo lo que haga Israel estará mal porque es el victimario. De esta forma es imposible lograr un acuerdo de paz y está visto que no hay manera por parte de ninguna organización palestina de poner fin a la violencia. Mientras en Israel existe un movimiento por la paz que involucra a cientos de miles de personas, no se ha formado una contraparte palestina igualmente comprometida con la paz. Es obvio que estas acciones suicidas no pueden derrotar a Israel pero sí provocar una reacción que ya no tenga las cuotas de freno y de contención que existieron hasta el presente. Es decir, estos atentados estimulan a los fanáticos israelíes que piden una acción extrema con la ocupación de todos los territorios que administra la Autoridad Palestina y un enfrentamiento que derive en algo peor de lo que hasta ahora existe. La opinión pública mundial debería dejar de lado una postura en la cual ambas partes son tratadas como víctima y victimario para pasar a otro tratamiento mediante el cual ni la víctima ni el victimario lo sean en términos absolutos. Ambas partes tienen una tarea muy importante para la paz. En cuanto a la política de Arafat, tiene dos lecturas. La primera intifada es absolutamente legítima porque llevó al reconocimiento recíproco y a los acuerdos de Oslo y la segunda es su negativo porque quemó los acuerdos de Oslo, desenfrenó el odio y sembró los vientos que ahora se convierten en tempestades.
* Escritor.

 

MARIO SZNAJDER*.
Es inmoral no buscar una salida negociada

Cuanto mayor es la violencia, menor es la perspectiva de paz. Y no se trata de una cuestión de decisiones políticas, sino que la violencia exacerba a las poblaciones. Parecería haber señales de que Israel va a tomar represalias de carácter militar. Creo que para tomar otra dirección haría falta que alguien tuviera el suficiente coraje para quebrar el círculo de violencia y ante un acto tan salvaje como el de ayer, no se respondiera con la misma moneda. Además, hay que ver en qué medida todo esto influye sobre la opinión pública internacional, ya que si bien Estados Unidos –desde el punto de vista israelí– pareciera tener una postura ecuánime, está claro que las expresiones del resto del mundo han sido relativamente favorables al lado palestino y contrarias al lado israelí.
Ante la magnitud de un acto violento y las imágenes que genera, la reacción de la población es absolutamente emocional y no políticaracional: no se piensa qué puede poner fin a la onda de violencia, sino que se piensa que los culpables deben pagar inmediatamente, más allá de cualquier mecanismo de justicia. Así se producen los fenómenos de culpa colectiva. Entendemos que en el gobierno palestino hay cuadros políticos que presionan muy fuerte para que no haya paz así como los hay entre el arco político israelí. En ese sentido, hay una simetría pero existe una diferencia básica: el gobierno de Israel es capaz de tomar decisiones y ejecutar políticas; mientras que el palestino, con el liderazgo de Arafat, no parece ser capaz de llevar a cabo políticas positivas. Es una diferencia entre, por un lado, un Estado constituido con todos sus mecanismos legales e instituciones y, por otro lado, un gobierno que no se decide si sigue siendo un llamado movimiento de liberación nacional con técnicas de guerrilla –o un movimiento terrorista, según como se lo mire– o un Estado en vías de institucionalización, es decir, con cada vez mayor cumplimiento de la ley. Creo que es necesario negociar, tanto desde el punto de vista político-práctico como desde una perspectiva moral. Y aclaro, no es una cuestión de piedad ni de ideales, sino de un principio moral básico: la vida humana. En algún momento del futuro se va a negociar pero cuanto más se tarde, se suman más muertos y heridos. Esa es la diferencia y, por lo tanto, es inmoral no buscar una salida negociada políticamente. El problema es cuán largo hacemos el camino porque sabemos que está pavimentado de cadáveres y de sangre y que lo único que produce es mayor odio.
* Politólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

 

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