Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


REPORTAJE A DOUGLAS LYALL, FLAMANTE INTERVENTOR DE LA ANSES
“De ninguna manera se privatizará”

Dice que no le consta, como sostiene Domingo Cavallo, que haya mala administración en la Anses. Y que en ese organismo, encargado de los pagos previsionales y otros, no sobra personal. Además, que los contratados ganan muy poco. Douglas Lyall adelanta a Página/12 cuál será su política.

Por Cledis Candelaresi

Douglas Lyall llegó hace nueve meses a la Anses y acaba de ser encumbrado a la intervención de la mano de la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, quien dos veces a la semana trabaja en un despacho contiguo. Desde su nueva función, admite el millonario fraude que perfora las cuentas del organismo pero intenta minimizar las sospechas de corrupción interna, así como una virtual industria de juicios. Página/12 dialogó con el flamante interventor sobre el ajuste que falta, el fin de las jubilaciones especiales, y el llamativo caso de los jubilados de más de 110 años.
–¿Qué alcance tendrá el proyecto para eliminar jubilaciones de privilegio?
–Involucra a todos los que aún no han obtenido su jubilación y que hasta 1994 estuvieron amparado por regímenes especiales. Estos fueron derogados por la ley 24.241, aunque sin designarlos especialmente. Ese mismo año, el decreto 78 sí los detalló: son básicamente legisladores, embajadores, secretarios de Estado, docentes, investigadores. Pero muchas personas lo objetan acudiendo a la Justicia.
–¿Significa que un presidente, por ejemplo, ya no podrá jubilarse después de su mandato, o que lo hará con el tope de 3100 por mes?
–Todas las personas tendrán que acreditar 30 años de aporte y cumplir 60 o 65 años de edad. Aun un presidente.
–¿Esa norma podría tener efecto retroactivo?
–No. Para la Anses, desde 1994 no existen más haberes especiales. Pero quienes hoy cobren una jubilación de privilegio lo seguirán haciendo.
–Durante su asunción, Domingo Cavallo habló del problema de la mala administración de los recursos de la Anses, ¿a qué aludió concretamente?
–No sé puntualmente a qué se refería el ministro de Economía. Pero es cierto que es mucho lo que se puede hacer. Existen muchas jubilaciones y pensiones otorgadas en forma irregular, muchas de ellas transferidas desde las provincias. La Rioja es un caso testigo, aunque también hay grupos de riesgo en Catamarca, Mendoza, San Juan o Jujuy. También hay muchas irregularidades con la liquidación de asignaciones familiares, a veces propiciadas por la propia normativa. Cuando no existía un salario mínimo para pagarlas, había empresas o pseudo empresas que declaraban ante la AFIP tener empleados con salario de 1 peso.
–¿Cómo la AFIP no advertía que había falta? Se trata, simplemente, de casos reñidos con el sentido común.
–Efectivamente. Por eso suprimimos el pago directo e impusimos un salario mínimo de 100 pesos. Sólo en el primer mes no se presentaron a cobrar asignaciones más de 4000 beneficiarios.
–¿Si están identificadas las transgresiones, por qué no se erradicaron todavía?
–Es un proceso que lleva tiempo: primero hay que hacer el cruce informático y luego las bajas. Además, es dinámico: se dan de bajas asignaciones al tiempo que se incorporan nuevos beneficiarios.
–¿Cómo puede ser que la Anses tenga beneficiarios ingresados por el apellido, otros por el nombre, otros por el documento?
–No es tan sencillo. La Anses es un organismo nuevo, de diez años, que nace como la fusión de varias cajas y organismos que tenía sus propios sistemas, montados sobre bases viejas. En muchos casos, por ejemplo, éstas no incluían la fecha de nacimiento del beneficiario. Cuando vino el efecto 2000, la Anses incorpora un nuevo software y, en acuerdo con otros organismos de control, decidió fijar para esos casos una fecha muy lejana en el tiempo para poder identificarla luego y, con tiempo, hacer la corrección. Así se asignó a algunos la fecha del 1º de enero de 1880...
–¿Eso dio como resultado de una auditoría interna que la Anses pagaba jubilaciones a más 11 mil jubilados que superan los 110 años?
–Exactamente. Pero la Anses no tiene esa cantidad de jubilados de esa edad. Esa auditoría es de junio del 2000 y, desde entonces, empezamos una tarea de reempadronamiento y censo. También celebramos un acuerdo con elRegistro Nacional de las Personas para tener información en tiempo real. Hoy tenemos 1032 personas con más de 100 años, que sabemos que efectivamente están, hacemos un control mensual y les pedimos mes a mes certificados de supervivencia.
–Hay también una proliferación de juicios por liquidaciones defectuosas. ¿Puede pensarse en una estructura montada dentro de la Anses para liquidar mal y estimular esas demandas?
–No. Hay pocos casos de errores matemáticos en las liquidaciones, que el beneficiario puede corregir administrativamente. Pero, en mucho otros, son jubilados disconformes con el haber que resulta de la aplicación de beneficios concedidos según leyes vigentes. Por eso inician demandas.
–¿Tampoco es llamativo que exista un puñado de estudios jurídicos que concentran esas demandas? ¿Esto no alimenta la sospecha de que puede existir una organización con lazos adentro y afuera para fomentarlas?
–Es posible. Lo que pasa es que la materia previsional no es de las más comunes, y los abogados deben especializarse. Tal vez por eso son pocos.
–¿Entonces hay que descartar corrupción en la Anses?
–Es una estructura muy grande, que maneja mucho dinero...Pero en la mayor parte de los juicios la ANSES no tiene ninguna posibilidad de ganar, y en el 95 por ciento la Justicia se expide a favor del beneficiario. Tengo que pensar que su pretensión es legítima.
–¿La reestructuración de la Anses incluye la privatización de alguna función, tal vez cediendo atribuciones a las AFJP?
–De ninguna manera.
–¿Economía está impulsando algún tipo de privatización?
–No. Tampoco. Lo que estamos haciendo es reformar nuestra organización, reduciendo de 20 a 7 las gerencias generales. Las de segundo nivel serán reducidas en un 50 por ciento. Pero a la Anses no le sobra personal. Lo que sí vamos a hacer es distribuir a los 8000 empleados, la mitad de los cuales están asignados a administración interna, mientras existen deficiencias en la atención al público.
–El vicefeje de gabinete señaló como un problema que la Anses tenga más de 2500 contratados.
–La Anses tiene 3000 contratados. Pero le aclaro que la remuneración promedio total es muy baja: sólo 800 pesos y por eso hay mucha movilidad. Cuando los empleados se capacitan, las AFJP los captan.
–¿Hay que descartar, entonces, que los contratados sean un modo de pagar favores políticos?
–Quien recibe un favor político, aspira a algo más que 700 u 800 pesos por trabajar todo el día atendiendo gente.
–¿Por qué cree que Leopoldo Moreau hace la encendida defensa de la institución, acusando a Economía de querer privatizarla si esto no es así?
–Al igual que otros legisladores como la diputada María América González o el diputado Dumón, se interesan particularmente por el régimen de seguridad social y organismos ligados, como PAMI o Anses.
–¿Es un interés intelectual, no de otra naturaleza?
–Estimo que no hay otro interés. Debo pensar que no.
–Desde Economía o Jefatura se sugiere que la Anses es la asignatura pendiente en el ajuste estatal.
–Pareciera que todo el ajuste debe pasar por este organismo. Es cierto que de cada dos pesos que se gastan en este país, uno lo gasta la Anses. Por eso nosotros tendremos que hacer el mayor esfuerzo. Pero su presupuesto operativo es muy chico: 200 millones. El ajuste debe hacerse en el presupuesto prestacional, que es de 17 mil millones. No para recortar beneficios, sino eliminando formas abusivas.

 

PRINCIPAL