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DESDE HOY SE NEGOCIA EL SALVATAJE FINANCIERO DEL FONDO
Tirando de la manga a Washington

Hoy empiezan las negociaciones de la delegación argentina con el FMI para destrabar un paquete financiero de
entre 6000 y 9000 millones de dólares. En Economía quieren hacer el anuncio antes del lunes, pero por las dudas ya empiezan a abrir el paraguas.

Daniel Marx, secretario de Finanzas. Se sumó a la delegación Guillermo Mondino.

“Lo que queremos realmente es un voto de confianza en este momento”, dijo el flamante vicepresidente en comisión del Banco Central, Mario Blejer, uno de los integrantes de la delegación de funcionarios cavallistas que aterriza hoy en Washington con la intención de destrabar el salvataje financiero del Fondo Monetario Internacional. Blejer, ex funcionario del Fondo hace unos meses, conoce bien los tiempos de Washington y, por las dudas, abrió el paraguas: “La expectativa que se ha creado de que uno aterriza en Washington y a las dos horas se vuelve con una valija de dinero está muy mal focalizada”, afirmó. Sin embargo, en privado, la delegación que encabeza el viceministro Daniel Marx –quien ayer dijo que “Argentina está contando con el Fondo”– confía poder cerrar las negociaciones antes del lunes. Los “mercados” esperan que un paquete financiero de entre 6000 y 9000 millones de dólares de desembolso inmediato. Y Domingo Cavallo sabe que sus hombres retornan sin el paquete definido puede haber un ataque final a la Convertibilidad.
Además de Marx y Blejer, anoche volaron hacia esa ciudad el secretario de Hacienda, Jorge Baldrich, el de Política Económica Federico, Sturzenegger y el jefe de asesores, Guillermo Mondino, quien a último momento se subió al avión. Cuando aterricen, no tendrán tiempo siquiera de pasar por el hotel y darse una ducha. La apretada agenda de negociaciones indica que a las once de la mañana empezarán una reunión clave con Stanley Fischer, el número dos del FMI, en el edificio del organismo sobre la calle 19. Fischer, quien dejará su cargo en unos meses, fue el funcionario que más presionó a la administración Bush para que ésta cambiaria su óptica respecto de la necesidad de un nuevo salvataje financiero por parte del Fondo. Y la posición de Estados Unidos es determinante, porque posee casi el 20 por ciento de las acciones del organismo.
Según el economista norteamericano, que coordinó la mayoría de los rescates financieros del FMI en la era Clinton, si Argentina contara con un respaldo equivalente al que consiguió a fines del año pasado Turquía podría resguardarse lo que en Washington llaman la “nueva arquitectura financiera internacional”, la que de otro modo correría serio peligro.
Ayer, a instancias de Fischer y Guillermo Zoccalli, el director argentino ante el organismo, el directorio del Fondo tuvo una “sesión informal sobre Argentina”, donde la misión que estuvo las últimas dos semanas en Buenos Aires informó sobre la situación argentina. La sesión fue informal ya que la mayoría de los directores se tomó dos semanas de vacaciones.
La mejor carta de negociación argentina es la amenaza de que una caída de la Convertibilidad desate un dominó financiero mundial. Sin embargo, esa carta quedó relativizada después de que el Fondo se apresurara a anunciar el viernes pasado un préstamo de 15.000 millones para Brasil, en una clara señal de que estaba armando un “cordón sanitario” para evitar el “efecto contagio” de una eventual caída de Argentina.
Hacia las 13 horas, los funcionarios argentinos se entrevistarán con el subsecretario del Tesoro, John Taylor, quien hace una semana estuvo en Buenos Aires. Y una hora y cuarto más tarde se trasladarán hasta el edificio de la Reserva Federal, donde se reunirán con Kate Johnson, directora para Asuntos Internacionales de la institución, una de las funcionarias de más confianza de Alan Greenspan. Después, volverán al edificio del Fondo para encerrarse con el staff de técnicos del organismo, encabezados por el argentino Claudio Loser, jefe del Departamento Occidental, para definir los números finos y condiciones de la operación. El sábado continuarían las negociaciones en el FMI.
“Yo diría que es imposible que tengamos anuncios concretos hacia el final del día (por hoy)”, se atajó ayer Marx, para evitar seguir inflando las expectativas generadas alrededor de la negociación. “Seguramente Marx retorne al país sin la definición, lo que no quiere decir que no se logre”, agregó otra fuente de Economía, quien especuló que en ese caso Mondino y Sturzenegger se quedarían en Washington para ultimar detalles. Todavía no está definido el instrumento, pero lo más seguro es que el Fondo otorgue un préstamo que, a diferencia de los habituales que apuntan a la financiación del sector público, se encuadre dentro de un mecanismo de “complementación de las reservas”. De otro modo: servirá para fortalecer el respaldo de dólares que requiere la Convertibilidad y dotar de fondos al Banco Central en caso de que sea necesaria la asistencia a los bancos, de continuar la fuga de depósitos.
En el equipo económico consideran que, una vez que aparezca el dinero, no será necesario utilizar ese financiamiento, ya –imaginan– el shock de confianza haría bajar el riesgo país y, por sobre todo, los argentinos regresarían sus ahorros a los bancos, confiados de que ahora existen los fondos suficientes para respaldarlos. Dicen que con 5000 millones alcanzaría para crear tal shock de confianza, pero confían que la manga al FMI pueda estirarse hasta 9000 millones. “Es para poner en una vidriera y recuperar la confianza”, graficó Blejer.

 

Datos de la crisis
Hoy empiezan las negociaciones entre el equipo económico y el FMI en Washington.
El riesgo país volvió a bajar: esta vez 24 puntos, a 1466. Y las acciones subieron 2,3 por    ciento.
Las reservas del Banco Central subieron por primera vez en dos semanas: 182 millones, a    17.242 millones. También repuntaron, aunque poco, los depósitos a plazo fijo.
Moody’s ya alertó que no mejorará la nota de la Argentina, aun cuando haya acuerdo con    el Fondo.
El déficit del Tesoro en julio alcanzó a 945 millones.
Fernando Henrique Cardoso renovó su respaldo a la Argentina. Pero S&P le bajó la nota    a Brasil.
Se creó el Lecop, bono que se entregará a las provincias para tapar agujeros fiscales.    Normas para el pago de impuestos a través de títulos de la deuda pública nacional.

 

Moody’s seguirá pesimista

A las calificadoras de riesgo crediticio, actores claves en la determinación del riesgo país, no hay paquete que les venga bien. El analista de la agencia Moody’s, Mauro Leos, dijo que la eventual ayuda de entre 6000 y 9000 millones que otorgaría el FMI “no modificará nuestra calificación del crédito argentino”. El economista consideró “muy difícil que el gobierno logre este año la meta de reducir a cero el déficit fiscal” y afirmó que “un posible crédito del FMI no modificará esa perspectiva de mediano plazo”. Con sus notas, Moody’s mide la capacidad de repago de sus deudas por parte de gobiernos y empresas. Y tales calificaciones son claves, porque son tomadas después como referencia obligatoria por parte de fondos de inversores particulares y fondos de inversión internacionales a la hora de decidir dónde poner el dinero.
“El Gobierno debería pensar en reducir más los gastos”, se despachó, Leo, insaciable, como los “mercados”; aunque admitió que esa estrategia podría agravar “el conflicto social y político”. A fines de julio, Moody’s bajó la calificación de la deuda argentina de B3 a Caa1, y señaló que la baja en la recaudación tributaria ponía en riesgo la capacidad de Argentina de pagar su deuda externa. Con esa nota, Argentina está peor que Rusia y Ucrania, y al mismo nivel que Moldavia.

 

RESPALDO DE CARDOSO A ARGENTINA
“Hizo todo lo que le pidieron”

La crisis argentina logró despertar la solidaridad latinoamericana. Las economías más importantes de la región, Brasil y México, y la vecina Chile reclamaron que la comunidad internacional, a través del FMI, ayude a la Argentina a salir de la crisis. El más enfático fue el presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, quien recordó al organismo multilateral que “Argentina hizo todo lo que le pidieron y ahora, ¿va a ser sancionada por eso?”.
De esta manera, Cardoso pedía celeridad a los organismos financieros. Indirectamente reconocía que seguir a rajatabla los mandatos de los acreedores y del FMI no garantiza que se obtengan buenos resultados económicos. Sin embargo, el mandatario brasileño no eludió referirse a las responsabilidades internas de la Argentina: “Nadie los mandó a hacer el currency board (Convertibilidad). Amarrar el peso al dólar fue una decisión argentina, pero fue altamente aplaudida”, explicó.
En un reportaje publicado en el diario O’Globo, Cardoso, que a pesar de haber descubierto en la economía argentina los efectos de seguir a ultranza los mandatos del FMI, acaba de formalizar un acuerdo con el organismo, también criticó a quienes postulan que Argentina debe ser librada a su suerte. “Es hipócrita decir que Argentina tiene que resolver sus problemas. ¿Sus problemas? El mundo hoy es interdependiente”, destacó. “No es posible dejar a Argentina sumida en una crisis sin darle posibilidades de supervivencia”, afirmó. Por último, Cardoso dijo que “Argentina tiene que volver a crecer, no hay otra solución. Pero para ello necesita del apoyo financiero internacional”, reiteró. “Brasil está empeñado en eso. He escrito cartas y hablado constantemente con (George) Bush, (Tony) Blair y otros”, concluyó.
En tanto, la calificadora de riesgo Standard & Poor’s bajó la calificación de la deuda brasileña de largo plazo, la que pasó de una tendencia estable a negativa, según S&P, debido “al riesgo de que las presiones fiscales continúen durante el 2002 entre un crecimiento de la producción más lento en Brasil y a nivel global y la persistente volatilidad financiera en los mercados emergentes. El efecto de la mala nota no se hizo esperar. La Bolsa de Valores de Sao Paulo cerró ayer a la baja (0,61 por ciento) por tercer día consecutivo. Aunque ayer se mantuvo estable, desde que comenzó la crisis argentina el real acumula frente al dolar una depreciación del 25 por ciento.

 

Wall Street es un panqueque

Desde Wall Street, Arturo Porzecanski, economista jefe de ABN Amro, afirmó que el anuncio de las negociaciones con el FMI tuvo “un gran impacto al revalorizar los bonos y disminuir la presión sobre el tipo de cambio, oxigenando la situación argentina”. Sin embargo, Porzecanski reconoció que “mas allá de eso, la rebaja del déficit fiscal a cero todavía es una misión muy difícil, por no decir imposible”. Los principales analistas de los bancos de inversión con sede en Nueva York se caracterizan por lo cambiante de sus opiniones. Días atrás, Porzecanski había sido uno de los “gurúes” que ya daba por descontado que Argentina iría a una cesación de pagos y hasta una eventual devaluación. La cuestión es cuándo, se preguntaba.

 

DEFICIT DE 945 MILLONES EN JULIO
Los números en rojo

El resultado financiero del Tesoro nacional en julio arrojó un déficit de 944,9 millones de pesos, según informó el Ministerio de Economía. Sin embargo, en el equipo económico afirman que esto no significa que se esté violando la ley de Déficit Cero, ya que esa información surge de calcular sobre la llamada base caja, es decir, sobre lo pagado en julio, aunque correspondiese a gastos de junio. Concretamente, el saldo negativo resulta de salarios y aguinaldo “devengados” en junio, pero pagados en julio.
Según los funcionarios de la Secretaría de Hacienda, entonces, la política de Déficit Cero –con recorte de gastos, jubilaciones y salarios del 13 por ciento incluido– debería reflejarse sobre los números fiscales de agosto. “Esto está dentro de lo previsto y venimos sin sorpresas respecto de las pautas pactadas con el FMI”, dijo ayer una fuente de Hacienda.
Sea como fuere, lo cierto es que, con el déficit de julio, el Gobierno acumula en lo que va del año un rojo –después del pago de intereses de la deuda, obviamente– de 5883 millones de pesos. De esta forma, entre agosto y diciembre, el Gobierno sólo podrá incurrir en un desequilibrio de 617 millones de pesos, si pretende seguir encuadrándose en la meta anual de déficit fiscal acordada con el Fondo Monetario, la que asciende a 6500 millones.
Si se compara con julio del 2000, en julio pasado el saldo negativo se redujo en 80,6 millones, por un aumento en los recursos de 111,9 millones, mientras que las erogaciones totales crecieron en menor cuantía, en 31,3 millones. Aunque en julio último el pago de intereses de la deuda fue de 535,8 millones, 142,9 millones menos que en igual mes del año pasado.
Así y todo, en Economía sostienen que hubo una reducción general de gastos y que sólo aumentaron las transferencias a provincias (debido a que se pagó 45 millones más del Fondo de Incentivo Docente) y las erogaciones previsionales de la Anses.

 

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