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OPINION
Los más vulnerables
Claudio Altamirano *

Qué mañana les espera a nuestros niños, niñas y jóvenes? 11.000 mueren antes de cumplir el año, el 60 por ciento por causas evitables. El 53 por ciento de 11 millones y medio son pobres, más de 6 millones viven en hogares indigentes; sobre 13,3 millones, el 46,7 por ciento pertenece a familias que no pueden adquirir alimentos y servicios básicos; su promedio de escolarización está cuatro años por debajo que el de los niños en mejor situación económica; en primaria, repiten de grado cuatro veces más; desertan hablando 500 o 600 palabras de nuestro idioma (un adulto con buen nivel educativo habla alrededor de 7000) se los expulsa a la calle, se les roba la palabra; el abandono en la secundaria se quintuplica y un tercio no finaliza ese ciclo educativo; 230.000 adolescentes ni estudian ni trabajan. Son las víctimas más vulnerables de los derechos humanos. Convertidos en “Agrupaciones de Policía Infantil”, explotados laboralmente, usados por la mendicidad organizada, la pornografía y la prostitución; privados de libertad en institutos de menores por un Estado que judicializa la pobreza. 800 serían traficados por año; entre 2000 y 20.000 dólares se pagaría, según color de piel, ojos y cabellos; abusados sexualmente, una de cada 5 niñas y uno de cada 10 varones; desaparecidos, víctimas del terrorismo de Estado. Como contracara el 20 por ciento más pudiente de la población acumula el 50 por ciento de la riqueza, extorsiona con el “riesgo país”, habla de honrar las deudas y rebajar el gasto público a perpetuidad, le asigna al Estado la tarea de ocuparse de disciplinar la mano de obra barata y de reprimir a los desocupados, aboga por un Estado juez y gendarme, y quiere aplicarle a la pobreza y a los 14 millones de pobres, el libre juego de la oferta y la demanda o simplemente la policía. Privatización mediante intentarán devorarse los 11.000 millones de pesos del sistema educativo de todo el país; sujetar la educación a las leyes del mercado; convertir la escuela en microempresa, maestros/as en prestadores de servicio, comunidad educativa en clientela, alumnas/os en consumidores directos ¿Es esto lo que se merecen nuestros niños/as? ¿Qué país les dejaremos? ¿Tendremos el valor de construir una sociedad más justa y solidaria? Soñar un mañana distinto, además de una utopía, es un deber ético y moral, que el sentido común nos está reclamando.
* Maestro primario porteño.


 

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