Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


LUIS ZAMORA VUELVE A LA POLITICA Y SERA CANDIDATO
El diputado que no cobraba

El ex legislador peleará un cargo en la Cámara baja. Su candidato a senador será el actor Norman Briski. Los
motivos del regreso. Los apoyos.

Luis Zamora fue diputado en 1989
gracias a los 600.000 votos que obtuvo
con Izquierda Unida. En esta oportunidad, lo acompañará Norman Brisky como candidato a senador, y Héctor Bidonde.

Por Santiago Rodríguez

Después de varios años de militancia en silencio, está confirmado el retorno de Luis Zamora a las grandes ligas: la Justicia electoral concedió finalmente la personería jurídico política al movimiento Autodeterminación y Libertad, que en las elecciones del 14 de octubre próximo lo llevará como primer candidato a diputado. El actor Norman Brisky encabezará la lista de senadores de la flamante agrupación, que reúne a intelectuales, artistas, ex militantes de partidos de izquierda y personas con distintas experiencias en el campo social.
Seis años pasaron desde que Zamora se retiró de los primeros planos de la política y tan sólo dos meses desde que, junto al grupo de personas que lo acompañan, decidió empezar a juntar avales para presentar su candidatura a diputado. “Cuando fui a ver al secretario del juzgado por primera vez, me dijo que no creía que tuviéramos posibilidades de llegar con todos los trámites y hoy reconoció que nunca antes se habían cumplido en tan poco tiempo”, destacó ayer Zamora a Página/12, después de notificarse de la resolución de la jueza federal María Romilda Servini de Cubría que habilita a Autodeterminación y libertad a las elecciones de octubre.
Para habilitar a una fuerza a participar de un comicio, la Justicia electoral requiere que sea respaldada con la firma de 4000 personas con nombre y apellido, número de documento, dirección y hasta nombre del padre y la madre. Para avalar Autodeterminación y Libertad se consiguieron 6000 en sólo 53 días. “Todo sin aparato ni estructura”, destacó Zamora, quien ya tiene confirmado al actor Héctor Bidonde como uno de sus compañeros en la nómina de candidatos a diputados. Zamora había hecho un ofrecimiento al pisquiatra y dramaturgo Eduardo “Tato” Pavlovsky, pero no aceptó. Pavlovsky apoyará a la agrupación recientemente creada sin ocupar ningún cargo electivo.
La idea del movimiento –o encuentro o red, como sus mentores gustan llamarlo– es “funcionar de manera horizontal y que la toma de decisiones pase por un grupo rotativo que se encargue de coordinar las tareas que en distintas áreas desarrollan de manera independiente las personas que lo integran”.
Zamora ya estuvo sentado una vez en un banca de Diputados: como referente del Movimiento al Socialismo que fue durante años, llegó a la Cámara baja en 1989 bajo el paraguas de la Izquierda Unida, que en aquella oportunidad obtuvo 600 mil votos. Nunca cobró dieta ni solicitó jubilación de privilegio y en los años en que estuvo alejado de la arena política se dedicó a vender libros para lograr su sustento.
“Ahora –explicó a este diario– decidí volver por dos razones: frente a la crisis que vive el país, consideramos que debíamos darle más entidad a lo que teníamos pensado como un movimiento extraparlamentario y porque después de varios años de estudiar y de desarrollar prácticas sociales y políticas diferentes llegamos a la conclusión de que teníamos algunos elementos útiles para instalar en el debate”.
Entre esos elementos, se destacan un par de cuestiones que Zamora considera “tradicionales” de su prédica: “La denuncia de la barbarie a la que nos lleva el capitalismo y el resistencia a la globalización, mediante la recopilación de las experiencias registradas desde Seattle hasta Génova”. La novedad es la “búsqueda de nuevas formas de socialismo, que nada tengan que ver con lo que se conoció como tal durante el siglo XX, y fomentar la horizontalidad y la autodeterminación, que el pueblo deje de buscar salvadores y tome los problemas en sus manos para solucionarlos”.

 

OPINION
Por Gabriel Puricelli *

Déficit 0-Puerta 12

No decimos nada nuevo, si recordamos que el pánico se ha apoderado de buena parte de la sociedad argentina. Y como en toda situación de pánico, hay confusión y aturdimiento. Y las conductas que se adoptan, contribuyen a incrementarlo. En primer lugar, el gobierno que supimos conseguir: el primero que fue presa del pánico, allá por octubre de 1999, cuando todos esperaban de él impulso y audacia. Pero no, por pánico de espantar a propios, puso a un moderado heterodoxo al timón de Economía, que por pánico de que se lo comiera crudo FIEL, por medio de su hombre en Defensa, hizo lo contrario de lo que se esperaba de él, profundizando la recesión con el primer ajuste. Los socios menores del Presidente, por pánico de pasar por “testimoniales”, se embanderaron en la defensa de todos los errores de De la Rúa, durante la transición y durante el primer año de gobierno, enajenándose el apoyo de sus electores. En lo que creíamos era el clímax del pánico, el gobierno llamó al verdugo para que cosiera la cabeza que él mismo había guillotinado. Pero sólo fue un punto de inflexión en la curva ascendente del pánico. Buena parte de los representados, está sumido, también, en el pánico que le transmiten sus representantes: hace cola en consulados y en ventanillas bancarias.
Pocos no son presa del pánico. Los que ya lo perdieron casi todo y no aceptan perder más, engrosan piquetes y manifestaciones. Los que lo ganaron todo pero igual quieren más, pontifican desde sus convenciones bancarias y tienen a sus escribas trabajando febrilmente en darle pretensión científica a una medida improbable del riesgo o a hacer como que califican la deuda, cuando en realidad califican al ganado humano que piensan llevar al matadero.
Ante la clara coalición de la “Triple D” (default, devaluación, dolarización), el gobierno y los principales partidos políticos no atinan a organizar una coalición contraria, entre los que perderían ante una devaluación descontrolada y los que pierden por la falta de política monetaria. Pero no, el pánico les susurra un conjuro: ¡déficit cero! Y los noticieros se suman, publicando el riesgo país junto a la sensación térmica. Nadie atina, inexplicablemente, a decir lo que Stanley Fischer dijo a la misma convención en la que Escasany se puso nostálgico de las botas y el orden: que la macroeconomía argentina permitiría que el país (si fuera europeo, claro) estuviera en el selecto club de Maastricht. Nadie (ni Página/12) titula “Argentina sobrecumplió las metas de déficit pautadas por el FMI en el primer semestre”. Dos elementos suficientes para hacer injustificable el pánico. Millones de compatriotas empujados al abismo por la ruleta de los mercados financieros sin regulación deben ser ya, ahora, la prioridad. Basta poner el necesario dinero en sus manos (del modo, por ejemplo, que propone la CTA) para que empiece a girar la rueda de le economía, cuya parálisis también es fruto exclusivo del pánico que el gobierno tiene que dejar atrás, si no quiere que la salida a la crisis sea la Puerta 12.

* Congresal Metropolitano del Frente Grande.

 

PRINCIPAL