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JORGE BARRACCHIA, FLAMANTE CANDIDATO A SENADOR POR EL ARI
“Con Lilita yo me volví a enamorar”

Radical, �siempre radical�, la entrada de Cavallo al Gobierno casi lo hizo dejar la política. Elisa Carrió renovó su �amor� y lo hace aceptar su expulsión de la UCR. Creyente en el rol del Estado, famoso por sus buenas administraciones, se enfrenta a su admirado Alfonsín, su líder que piensa �bien� y actúa �equivocadamente�.
Baracchia se ve a la puerta de un cambio. �Muchos afiliados piensan como yo.
Cavallo es el zorro cuidando el gallinero.�


Por Felipe Yapur

El reportero gráfico le pide que se ubique en la puerta del Congreso por donde salen los diputados. Un policía hace un ademán como para frenarlo pero el candidato se le adelanta y con firmeza le dice “un momento”. El policía se detiene, no entiende. “Me sacan una foto y me voy”, insiste el candidato. El empleado de seguridad de la Cámara baja, sonríe y pregunta quién es. Sin perder tiempo, el aspirante a senador posa, erguido, serio, pero algo lo distrae. Alza los brazos y grita: “¡Qué hacés hermano!”, y se funde en un abrazo con una persona que pasaba por allí. “¿Sabes quién es?”, le dice a Página/12 Jorge Barracchia, el flamante candidato a senador bonaerense de Elisa Carrió. No espera la respuesta y cuenta que se trata de “un buen hombre” que alguna vez hizo política “equivocadamente” en el partido de Aldo Rico. Luego, ya sentado en un bar, los saludos continúan. Se acercan amigos pero también algunos “vivillos”, como él los llama. Cuando habla de su gestión se le iluminan los ojos. Hace doce años que conduce la intendencia de Trenque Lauquen. La primera vez, en 1987, ganó de la mano de Raúl Alfonsín por apenas 12 votos. Después fue más fácil, en el ‘99 renovó su mandato por tercera vez con el 74 por ciento de los sufragios. Ahora, su ingreso al ARI le valió la expulsión de la UCR pero no se arrepiente: “Yo no cambié. Ellos lo prefieren a Cavallo”, señala. Octubre lo encontrará enfrentando a quien fuera su jefe político, Alfonsín, de quien dice tener un gran respeto, lo reconoce como un maestro pero afirma que “es un ideólogo brillante que dejó de actuar como pensaba”.
–Uno de los méritos que le adjudican tanto amigos como adversarios es su gestión como intendente que, a pesar de los tiempos de privatizaciones y libre mercado, priorizó el rol del Estado. ¿Por qué?
–Es una cuestión de convicciones. A mí me tocó competir en la época de Eduardo Angeloz que pregonaba las privatizaciones. Pero nosotros pensábamos diferente y cuando asumimos no cambiamos. Siempre pensé que el Estado puede ser un buen prestador, que la eficiencia no es patrimonio del sector privado.
–¿Y cómo logró imponer su criterio?
–En primer lugar, siempre creímos que tiene que haber un ida y vuelta con la gente. Ellos nos pedían algo y nosotros, en la medida de nuestras posibilidades, los complacíamos. También le pedimos algún sacrificio, como el adelanto del pago de un impuesto, pero la diferencia está en que siempre cumplimos con lo prometido. Esto nos generó una dinámica. Empezamos a avanzar sobre los servicios. Primero compramos energía, y ahora brindamos alumbrado público. Nos dedicamos a finalizar las obras de potabilización de agua y la instalación de cloacas, y quedamos como prestadores de este servicio. También avanzamos en las obras de gas natural. Pero acá nos ganaron.
–¿Por qué?
–Porque justo que terminamos la instalación, el gobierno de Carlos Menem privatiza Gas del Estado y nos quitan el control del servicio. Pero nos avivamos con las otras dos ciudades del municipio. Los trabajos los hicimos a través de una ley provincial que nos permitió hacer una cooperativa del municipio y transformarnos en prestadores. Pero la pelea continúa. La ley de privatizaciones dice que sólo pueden prestar el servicio entidades con fines de lucro. Y el municipio no lo es. El Enargas nos reclama el servicio. Yo me resisto y les digo que en todo caso nos expropien.
–Para los liberales usted es un hueso duro de roer.
–(Se encoje de hombros) Puede ser. Pero con los años nos fue bien, evolucionamos y pudimos hacer viviendas. Llegamos a pelear en otros municipios la posibilidad de inscribirnos en licitaciones para hacercloacas. No nos permitieron porque los préstamos del BID exigen que sean empresas las que compitan.
–¿Entonces, el Estado eficiente no puede participar?
–No porque no estamos inscriptos en el Registro de Comercio.
En este momento de la charla, una mujer interrumpe. Le quiere presentar a un diputado radical. Barracchia se acomoda los lentes, aprovecha para endulzar su café. Le pide unos minutos y le advierte: “Mire que me expulsaron del radicalismo por sumarme a Lilita Carrió”. La mujer sonríe, le dice que no importa y espera.
–¿Entonces usted nunca tomó un crédito del BID?
–No. Porque estos se pagan después con la coparticipación. Es por eso que la mayoría de los municipios tiene sus cajas en rojo.
–¿Esta eficiencia no le generó conflicto con el gobierno provincial?
–Con Eduardo Duhalde no. Tal vez sí con sus ministros. Con Carlos Ruckauf tampoco. Nos aceptó que construyéramos tres escuelas y la Dirección Provincial de Vialidad, por ejemplo, contrató al municipio para reparar caminos. Hemos modificado el criterio de gestión lo que nos permitió tener ahorros, aguantar esta época de crisis y pagar los sueldos y aguinaldos en tiempo y forma.
–Por lo que usted dice, su gestión se dedicó a mejorar la calidad de vida de los habitantes del municipio.
–Esto es fundamental. Y la calidad de vida no sólo es buena iluminación y caminos pavimentados. También incluye la recolección de residuos y su tratamiento. Fue así que a través de nuestra planta de reciclaje hemos construido, a partir del plástico en masa, un anfiteatro y en pocos días más inauguramos una cancha de golf. También sirve para rellenar caminos y la materia orgánica la utilizamos para hacer fertilizantes. En Trenque Lauquen reciclamos todo.
–Hablemos de política ¿Qué lo llevó a aceptar la propuesta de Carrió?
–Yo siempre creí en la necesidad de conformar una alianza entre los partidos nacionales y populares para mejorar la distribución de la riqueza de manera equitativa. Por eso fui candidato por la Alianza. Pero cuando Fernando De la Rúa lo suma a Domingo Cavallo, sentí la misma sensación que debe haber sentido Carlos Chacho Alvarez: una gran desilusión. Y esto me llevó a pensar en abandonar la política. Estaba desencantado y para salir hay dos opciones: o te vas a la casa o te vuelves a enamorar. Y con la propuesta de Lilita me volví a enamorar. Eso le falta a Chacho.
–¿Es verdad que cuando asumió Cavallo usted pidió públicamente disculpas por haber hecho campaña a favor de De la Rúa?
–Pero por supuesto. Yo no comparto nada con Cavallo. Además, él es el culpable de la situación que vive el país. El es el hombre que privatizó y que le quitó al Estado la capacidad de poder brindar servicios al pueblo. El Presidente puso al zorro a cuidar al gallinero. Y eso no se lo perdono. Esto provocó mi paso al ARI, pero no soy sólo yo. Hay muchos afiliados que piensan igual que yo. Estamos a las puertas de un cambio.
–Cómo tomó su expulsión de la UCR?
–No me preocupa. Yo no voy a dejar de ser radical. Además, me gustaría que así como reaccionan ante mi decisión, también tengan la misma actitud frente a los sobornos en el Senado, en la entrega de los subsidios, en la ley bonaerense que crea esas cajas negras. Ahí también tienen que poner el ojo las autoridades radicales.
–¿No le preocupa la posibilidad de incorporarse a la Cámara de legisladores más desprestigiada del país?
–Mire, ser senador es defender primero la Constitución, pero también luchar por una distribución equitativa de la riqueza. Esta elección no cambiará inmediatamente la vida de nadie, pero sirve para empezar a cambiar, para terminar con la corrupción.
–Estos comicios lo llevan a usted a enfrentar a su anterior jefe, a Alfonsín. ¿Cómo se siente por ello?
–Bueno, Alfonsín es un ideólogo profundo que me merece mucho respeto. Pero que hoy está equivocado, no en su pensamiento, pero sí en su hacer. Pero bueno, no sólo hay que pensar sino actuar en consecuencia. Por eso creo que tiene tan poca adhesión.

 

Cosa de mujeres
Por Marta Dillon

No es la candidata, pero fue en la casa de Elisa Carrió donde se terminaron de armar las listas de candidatos que presentará su hijo natural, el ARI –Alternativa para una República de Iguales– en las elecciones de octubre. Y desde allí se lanzó una consigna difícil de cumplir: ofrecer más candidatas que las que exige el cupo, para así afianzar una lealtad de género a la que apeló en su momento cumbre, cuando presentó el preinforme sobre lavado de dinero, rodeada por las Madres de Plaza de Mayo, por “las mujeres de Memoria Activa” –como se refirió a esa agrupación– y representantes femeninas de otros movimientos sociales que según su propio discurso fueron las que aportaron “verdad” en los momentos críticos de la vida política del país.
Aun cuando en las elecciones que le otorgaron su banca de diputada no fue posible distinguir entre votos de mujeres y varones –en ambas mesas los resultados fueron parejos– los guiños son claros. Cuando Carrió dice “Cavallo es como un marido, no cambia nunca”, es evidente que le está hablando a las mujeres. No se le escapa el protagonismo que sus congéneres están ganando en los movimientos sociales, de los que el ARI se pretende como expresión electoral, y es allí donde inscribe su actuación, fundándola en la resistencia que expresaron las Madres durante la dictadura y más tarde Martha Pelloni con las marchas del silencio, y Memoria Activa a través de una de sus figuras visibles, Laura Ginsberg.
“Entregar el informe a esas mujeres fue una forma de reconocimiento a su lucha, consciente del riesgo personal que estaba corriendo en esta tarea. La experiencia de las Madres y las Abuelas minimiza ese riesgo y le da aliento”, explica Marcela Rodríguez, asesora de la diputada chaqueña y flamante candidata a diputada por la provincia de Buenos Aires, que ve la identificación de las mujeres con Carrió como un acto espontáneo, ligado al mundo de los afectos. Rodríguez, una feminista de reconocida trayectoria en el movimiento de mujeres y de fuerte gestión en el área mujer en la Municipalidad de Vicente López, es quien escribe buena parte de sus discursos y quien diseñó un plan de igualdad de oportunidades entre los géneros. “Carrió tiene un compromiso fuerte en estos temas y establece vínculos políticos no partidarios con movimientos sociales signados por una línea de género. No es nuevo que reconozca lo que aportaron las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo en la construcción de ciudadanía. El protagonismo de las mujeres en los movimientos sociales es grande pero todavía falta aceitar los mecanismos para que ese liderazgo acceda al poder político dentro de los partidos”, asegura, señalando una dificultad que se hizo evidente en la confección de las listas.
Esto ocurre tal vez porque todavía no se ha contestado una pregunta histórica que la socióloga Elizabeth Jelín, investigadora del Conicet, encuentra en una cita clásica del movimiento de mujeres, planteada por la italiana Rossana Rosanda: “Las mujeres pueden combatir ardientemente en una causa o en otra y actúan sobre todo en momentos de crisis, pero después parecen ser más débiles en la administración de la paz civil. Ha habido cambios en los últimos treinta años cuando esa frase fue lanzada, pero todavía no vemos de qué manera esa presencia emocional de la resistencia puede o no transformarse en una presencia más cotidiana, de gestión y administración”, explica Jelín. Administradoras hubo y hay, pero todavía son pioneras las que han construido su propio liderazgo y Carrió, además, pone un acento particular en su condición de género. Para Jelín, “una de las características de la entrada de las mujeres al mundo público es que son muy visibles, no pueden equivocarse porque se carga el error a todo el género”.
“O no tiene nada que ver o para Carrió su condición de mujer actúa a favor de su liderazgo, dada la sensibilidad actual de la opinión pública frente a la política y los políticos”, dice el semiólogo Oscar Landi. Si en algo coinciden las encuestas es en la gran cantidad de votantes que no saben, no quieren elegir una boleta o directamente apuestan a depositar unsobre vacío en las urnas de octubre. Una mujer podría aparecer como una extranjera en el territorio de la despreciada política tradicional. “Pero la idea de que hasta ahora nos gobernaron los hombres y que se fracaso implica el turno de las mujeres es simplificadora para un fenómeno complejo.”
Para Landi ellas no aparecen como reemplazo sino como “creadoras de una nueva relación entre lo público y lo privado”. De hecho las mujeres sobre las que Carrió se apoya irrumpieron en el espacio público expulsadas por un quiebre familiar, que, por supuesto, es también social. “Lo que sin duda demuestran es tener unas bolas que los hombres no tienen”, dice Landi olvidando la corrección política y poniendo sobre la mesa las limitaciones del lenguaje corriente para nombrar el coraje, “la valentía, la perseverancia y la capacidad para adaptarse a situaciones cambiantes que los hombres no demuestran y que a veces siguen caminos más lineales”, concluye el semiólogo. Capacidad que queda demostrada en los cortes de ruta en los que la mayoría son mujeres –a pesar de que las voces de los dirigentes siguen siendo masculinas–, en la organización de movimientos barriales y de derechos humanos.
“Siempre fue más fuerte la presencia de las mujeres en el repudio a la injusticia, somos las que nos hicimos notar con más fuerza, y ahora se avanzó muchísimo en los debates políticos”, dice Nora Cortiñas, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, organismo del cual salió una candidata para las listas de Carrió, Laura Bonaparte. “Creo que hay un cambio de actitudes en el movimiento de mujeres, en el último Encuentro -en La Plata– el tema del ajuste y el genocidio económico atravesó todas las discusiones, algo que antes no pasaba. La mujer siente dentro suyo el deseo de libertad y eso significa reconocerse como género y expresarse sin temores. Algo que nos costó mucho”, reflexiona Cortiñas. Lo cierto es que las voces de las mujeres se escuchan en los momentos emergentes, y éste es uno de esos momentos. Lo que queda por verse es si Carrió insistirá en recuperar lo bueno de lo viejo o si podrá abrir un espacio distinto, manteniendo el compromiso que hizo explícito cuando buscó para presentarse las lealtades de género dentro de los movimientos sociales autónomos.

 

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