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El estilo inglés en parapolicías

A pesar de su discutible ideología, la serie �Los profesionales� justifica el culto que la rodea, desde los 80. Esta noche, un maratón.

Policías al borde de la ley.
Una serie de estética despojada.

Por Roque Casciero

Por esas paradojas que a menudo ofrece la realidad, en la Argentina de la última dictadura militar un porcentaje importante del público televisivo celebraba semanalmente el accionar de dos parapolicías. Por supuesto, los agentes Bodie y Doyle no formaban parte de un grupo de tareas sudamericano, sino que eran parte de CI5, una agencia secreta británica con la posibilidad de obrar al margen de las leyes. De todos modos, entonces causaba cierta consternación que los héroes de una serie estuvieran siempre al filo de parecerse a quienes se encargaban de que desaparecieran personas. ¿Por qué atraía tanto “Los profesionales”, entonces? Porque los guiones eran realistas, duros y a menudo violentos; la estética parca y despojada, comparada con la de las series estadounidenses del momento; y los dos personajes centrales, con toda la carga dudosa que podía encontrarse en su labor, siempre estaban del lado de “los buenos”, como para que los seguidores se quedaran tranquilos.
Visto desde el presente, el programa conserva las características que lo convirtieron en un éxito: al contrario de otros, podría decirse que envejeció bien. Por eso es un favorito en el canal Uniseries, que lo programa todos los viernes (a las 12 y las 23) y sábados (a las 15 y las 24). Y también ése es el motivo por el cual esa señal de cable lo seleccionó para su habitual maratón mensual: esta noche, a partir de las 21 y con la conducción de Roberto Pettinato, se podrán revivir seis capítulos clásicos de “Los profesionales”.
Liderados por el jefe Cowley (interpretado por Gordon Jackson), los agentes Bodie (Lewis Collins) y Doyle (Martin Shaw) debían enfrentarse a terroristas del Tercer Mundo y a espías soviéticos. Y a menudo los métodos de ambos bandos eran similares (por ejemplo, para hacer confesar a un adversario), por eso la serie fue censurada en varias oportunidades en su país de origen. El maratón de esta noche comenzará, como es lógico, con el primer capítulo de la serie, “Locuras privadas, peligro público”. En él, un ejecutivo se tira por una ventana luego de beber un café con ácido lisérgico, y luego se suceden asesinatos sin razón aparente, hasta que el CI5 entra en acción. En segundo lugar se verá “Perro viejo con trucos nuevos”, en el que el jefe se involucra directamente en la acción (una rareza dentro de la serie) al hacerse pasar por un ministro secuestrado. “Klan’s men”, el tercer envío, trata sobre la violencia racial: Doyle se infiltra en un grupo que ataca a los ciudadanos negros. En “Fin de semana en el campo”, los dos agentes son secuestrados cuando viajan a una granja con sus novias: esta vez, tendrán que pelear desde una posición desventajosa. Y el último capítulo, “Descubierto en un cementerio”, muestra a Doyle baleado y con alucinaciones sobre sus acciones pasadas. Aunque sólo suceda en la televisión, a veces los parapolicías tienen conciencia.

 

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