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Hablando sobre una crisis

Los más golpeados pagan los sueldos en cuotas y todavía deben el aguinaldo. Los más prósperos calculan que, con suerte, demorarán el desastre dos o tres meses más. Los intendentes de Lomas de Zamora, La Matanza y San Martín explican la dura realidad de sus distritos.
�La provincia no paga sus deudas ni en patacones�

Por L.V

A Ricardo Ivoskus le tocó hacerse cargo de la intendencia de San Martín, la más endeudada del país: 100 millones de dólares. El radical dice que habían conseguido pagar los sueldos el primero de mes, pero que desde hace dos la provincia no envía los fondos de coparticipación. Ahora ni siquiera está claro cómo van a pagar los sueldos de agosto. O sí: en cuotas. “A medida que vaya entrando dinero”, resume el intendente radical Ricardo Ivoskus. Todavía no pagaron el aguinaldo.
–Así que están con la libreta del almacenero en la mano.
–En una situación muy difícil. Lo que sucede es que desde hace dos meses la provincia no nos manda la coparticipación, nos deben 2 millones de pesos sólo de coparticipación y por otra parte el Banco Provincia nos cortó el crédito en otro millón de dólares. Eso nos ahogó.
–¿Van a aceptar recibir la coparticipación en patacones?
–No nos dieron alternativa, es aceptar los patacones o nada. Pero ni siquiera así la provincia nos puede pagar todo lo que nos debe. Lo que nos está diciendo es que van a ir tratando de pagarnos en cuotas, a medida que pueden, para cancelar su deuda a lo largo de los próximos meses, con un plazo máximo el 15 de enero.
–¿En qué medida los sueldos de los municipales dependen de esos pagos?
–Vamos a poder pagar a medida que nos llegan esos fondos.
–¿Y la recaudación municipal?
–Tenemos una baja de aproximadamente 300 mil pesos mensuales; la recaudación bajó un 15 por ciento.
–¿Qué sectores son los que están dejando de pagar impuestos?
–Hay toda una zona que sufrió inundaciones, en Villa Maipú, donde la gente exige la eximición de impuestos y no está pagando. Eso nos afecta notoriamente.
–¿En qué se traduce la crisis? ¿Qué cambió en el municipio en los últimos tres meses?
–Aumentó la inseguridad, por ejemplo, hay más delitos, los vecinos se quejan. Pero se habla poco de las causas: mientras siga aumentando el desempleo, la inseguridad va a crecer.
–¿Cuáles son los delitos en aumento?
–Básicamente los robos a mano armada. Y empiezan a tomar otro tipo de características. Antes, en las villas, para poner un ejemplo, era muy difícil que gente dedicada a la delincuencia lo hiciera en un lugar cercano. El que robaba lo hacía en otro lugar, iba a otras zonas más alejadas. Pero ahora la gente que vive a cuatro o cinco cuadras alrededor de los asentamientos está en un estado de tensión muy elevada. Sobre todo se ve a muchos chicos, mucha gente joven que se dedica al delito. Van, roban y se vuelven corriendo a la villa. Es el enfrentamiento del pobre contra el que está un escalón más arriba, pero también cayendo.
–En algunos lugares del conurbano también parece haber un aumento de la xenofobia.
–Acá yo tuve una manifestación donde se vieron muestras de discriminación hacia la inmigración china. Hubo expresiones muy duras, la gente estaba muy exaltada. En el distrito se instalaron unos 50 supermercados chinos y la reacción de los comerciantes es bastante fuerte. Hablan de competencia desleal, reclaman que se prohíba la inmigración, incluso que se expulse a los chinos.
–¿Eso está acompañado por episodios de violencia?
–No; al menos no recibimos ninguna denuncia ni escuchamos que haya habido violencia. Se planteó un reclamo de comerciantes locales, que creen que los chinos podrían estar vinculados con los piratas del asfalto porque venden mercadería a precios muy bajos. Eso va a ser investigado. Pero hubo un tono para hacer este planteo con un costado discriminatorio. Es una reacción nacida de la desesperación.
–¿Fue un episodio aislado o cree que hay un corrimiento de algunos sectores hacia la derecha?
–Ese es el peligro, porque hay altos niveles de inseguridad y la gente empieza a engancharse con el discurso de la mano dura. Cada vez se escuchan más frases como “hay que matarlos” o “entran por una puerta y salen por la otra”.
–Como intendente radical, ¿qué opina del déficit cero?
–Bueno, estamos sintiendo sus consecuencias. En su momento me tragué el sapo de lo de Cavallo, pero mi deseo es que salga bien.
–¿Ve chances de que salga bien?
–No muchas. Pero quiero ser optimista, porque en la situación en la que estoy no me quedan alternativas.
–¿Habló últimamente con De la Rúa?
–Lo vimos hace un mes, en un encuentro con otros intendentes donde planteamos la situación.
–¿Y qué respuesta hubo?
–Verbalmente nos dijo que entendía, pero en concreto no hemos tenido respuestas.
–Se debe sentir bastante solo.
–Ayuda, sinceramente, no he tenido.
–¿Qué panorama ve en su municipio de aquí a fin de año?
–Pregúnteme que vamos a hacer de acá al 30 de septiembre. Pensar en enero es una eternidad.
–De aquí a 30 días, entonces.
–Se avizora un panorama de innumerables conflictos.

�Repartimos cada viernes, pagamos sueldos a puchitos�

Por L. V.

En diciembre del ‘99 ganó la intendencia de Lomas de Zamora por una diferencia mínima con el PJ. En ese momento, subraya el frepasista Edgardo Di Dío, los sueldos se pagaban con 50 días de atraso. En la mejor de sus épocas la nueva gestión llegó a pagar con 20 días de mora. “Ahora vamos a volver a retroceder”, anticipa el intendente. “Es que entre el déficit cero del gobierno nacional, el pago en patacones y tarde de Ruckauf y las demoras en el envío de la coparticipación a los municipios nos dejaron solos y en la trinchera. Las intendencias estamos aisladas, mientras la aviación, es decir el gobierno nacional, está volando lejos y la infantería, que es el gobierno provincial, se replegó”.
–¿Y cuánta munición le queda?
–Ninguna. Lomas sufrió muchas restricciones: la gobernación no nos paga la deuda de coparticipación y el Provincia nos cortó el descubierto. Cuando nos hicimos cargo del municipio, permitía girar tres millones quinientos mil pesos en descubierto. Hoy, solamente un millón setecientos.
–¿Además bajó la recaudación municipal?
–Sí, en un 30 por ciento. Eso tiene mucho peso, porque el 23 por ciento de nuestro presupuesto son fondos de coparticipación, y casi el 80 por ciento son ingresos propios.
–¿Quiénes dejaron de pagar?
–Hay dos sectores. Por un lado hubo una gran caída en las tasas de seguridad e higiene, es decir en los impuestos que corresponden a los comercios. En segundo lugar unos 20 mil vecinos no pagaron el Alumbrado, barrido y limpieza: ese es el sector de los empleados provinciales y sus familias, que cobraron en patacones y tarde. Es mucho dinero; solo en ABL estamos hablando de 800 mil pesos; en Lomas, entre judiciales, docentes y policías, hay una gran cantidad de trabajadores con sueldos de la provincia. Después está el tema de la especulación financiera. Con tasas de interés tan altas, a los comercios que tienen algo de dinero les conviene ponerlo a plazo fijo y pagar los impuestos con los intereses que ganen, aunque estén vencidos.
–Ustedes todavía debe una parte de los sueldos de julio.
–A los que tienen salarios por encima de los 500 pesos.
–¿Cómo están pagando esa deuda?
–Todas las semanas, cuando cierra la caja, se cancela lo que se puede. Hoy (por el viernes) había 500 mil pesos y se dio 100 pesos a todos. Pagamos de a puchitos. Solamente el aguinaldo se pudo dar todo junto. Con eso la gente tuvo un mínimo colchón y pudo aguantar, pero vamos a llegar a un momento donde los números no le van a cerrar a nadie.
–Eso quiere decir que en los próximos meses el pago de los sueldos va a tener menos garantías?
–Por lo menos de acá hasta enero tenemos muy pocas seguridades.
–¿Por qué enero?
–Porque hicimos una reforma administrativa, con un plan de jubilaciones anticipadas y una reforma impositiva. Pero es un plan progresivo; ahora, por ejemplo, se están retirando los primeros. Los resultados se van a empezar a ver recién a partir de entonces.
–¿Cuánto les debe la provincia?
–Tres millones y medio de dólares. Y le estamos planteando (al ministro de Economía bonaerense Jorge) Sarghini que los pague incluso con bonos, que pague con lo que quiera. Claro que preferiríamos pesos, pero ya estamos en una situación límite. Aún así seguimos sin respuesta. La próxima vez que tenga problemas con los pagos voy a tener que ir a la gobernación con los proveedores y los trabajadores municipales. Yo no quiero llegar a esa situación, pero tampoco es justo que reciba laspresiones mientas la provincia no paga sus deudas. Nosotros recibimos un municipio quebrado; nuestro problema central es que recibimos una deuda de casi 80 millones de pesos con los proveedores. Es una carga muy pesada y nunca nos dieron herramientas para solucionar el tema. Ni la provincia ni la Nación.
–¿Al gobierno nacional qué le recrimina?
–Pedimos en su momento Aportes del Tesoro Nacional y un crédito de 5 millones al Banco Nación. Prometieron las dos cosas, pero nunca llegó nada.
–¿Cómo se contiene la crisis social en el distrito?
–La gran contención son las escuelas. Mal o bien, en todas las escuelas los chicos adolescentes tienen o merienda reforzada, o almuerzo o cena. Están los comedores municipales, que son muchos, y el trabajo de las Organizaciones No Gubernamentales. La situación se contiene entre lo poco que puede hacer el municipio, los planes bonaerenses como el Vida y los Trabajar de Nación. Está atada con un hilo muy delgado.
–¿Y quién cree que va a capitalizar el malestar de la gente?
–En octubre, en la provincia ganará Eduardo Duhalde. Pero creo que en general, la gente va a castigar mucho a los políticos. Todos vamos a ser castigados. Por estoy convencido de que la clase política tiene que ir hacia un gobierno de unidad, con todos los sectores, y de que acá no se aguanta un ajuste más.

�Estamos sentados sobre un volcán�

Por Laura Vales

Pagó los sueldos a tiempo y el aguinaldo por anticipado. El intendente Alberto Balestrini dice que la situación financiera de La Matanza “es buena”, pero que la situación social “nunca estuvo peor”. Antes de empezar el año, previendo la noche, el municipio duplicó los fondos disponibles para ayuda a indigentes. Pero en ocho meses gastaron las previsiones de doce. Aumentaron el presupuesto en salud, pero en el invierno tuvieron que internar de urgencia a más de 60 chicos en sanatorios privados porque el sistema público no da abasto. Habían contraído bronqueolitis, una enfermedad cuya aparición se vincula a la baja de las defensas por la mala alimentación. Incrementaron la ayuda alimentaria, pero los pedidos de bolsas de comida crecen a una velocidad mayor. Y por primera vez en mucho tiempo, cayó la recaudación de impuestos municipales.
–Hace dos semanas un trabajo de la consultora Equis señaló que la Matanza está atravesando un pico de deterioro social. ¿Cómo se ve la situación desde la intendencia?
–Es como estar sentado sobre un volcán. Nosotros empezamos a notar esa caída a mediados del año pasado; en mayo hubo una gran inundación con más de 10 mil evacuados y parte de la tarea fue organizar la vuelta a sus casas de los inundados. Yo creía conocer a toda La Matanza, pero no era así. Hicimos relevamientos que detectaron que la dimensión de la pobreza era peor que lo que creíamos.
–¿En qué aspecto?
–Encontramos manzanas, por ejemplo, donde el 50 por ciento de los jefes de familia o directamente ninguno de sus integrantes tiene posibilidades de insertarse en el mercado laboral.
–¿Son familias de desocupados que además no tuvieron acceso a la educación?
–No, en muchos casos se trata de obreros especializados. La Matanza fue en los años sesenta la locomotora de la provincia, tenía cinco fábricas de autos y empresas muy importantes como textil Oeste, que hoy están cerradas. Por eso hay mucha mano de obra especializada ociosa, no es que no tengan capacitación.
–Usted habla de un deterioro creciente...
–Permanente y diario.
–¿Cómo cree que va a evolucionar la situación de acá a fin de año?
–Hoy en día programar algo en detalle es casi imposible. Yo no terminé de sacar los inundados hace 15 días que tuve que evacuar de nuevo a 1600 familias. Eso insume tres visitas diarias de médicos municipales, controlando cómo están los chicos. Es muy difícil prever lo que va a suceder. Visto desde otro lado, estamos pagando los sueldos a término y en efectivo. Dimos el aguinaldo antes de tiempo.
–Y no quiere saber nada con los patacones.
–Le dije a la provincia que no los quiero ni ver. Espero que cumplan con la ley y nos manden la coparticipación en pesos.
–¿Si no, hasta cuándo aguanta?
–¿Sin pagar parte de los sueldos con patacones? Posiblemente hasta diciembre y después tenga que usarlos. Pero espero que no pase.
–¿En cuánto cayó la recaudación municipal?
–En junio y julio bajó en un 10 por ciento. Es importante, porque si nuestra economía está saneada es porque habíamos conseguido recaudar más.
–¿Cómo ve el humor social? ¿Es un prejuicio pensar que si hay estallidos podrían comenzar aquí?
–Es un peligro latente. Algunos me dicen que era peor el 89, pero yo creo que es peor ahora. ¿Por qué no están saqueando supermercados? Porque Dios por ahí es matancero. Es la única explicación que encuentro. –Algunos opinan que durante las depresiones económicas el conflicto social baja, porque la gente está deprimida.
–La pérdida del trabajo genera depresión, sí. Ser intendente de La Matanza hoy también es estar depresivo.
–No es por levantarle el ánimo, pero al menos paga los sueldos.
–Es deprimente todo lo que no se puede solucionar. Yo estaba esperanzado; cuando estábamos discutiendo el presupuesto del 2001 apareció el blindaje. (Se empiezan a oír los bombos de una manifestación que se acerca. Balestrini se distrae) Ahí están viniendo 400 jubilados de Raúl Castells. Fueron a Acción Social y di la orden de que aquellos Centros de Jubilados que estuvieran reconocidos por la municipalidad les íbamos a entregar lo que teníamos, pero los que se acercan son jubilados que no están en centros reconocidos, son nada más que jubilados. Si les doy alimentos a esos 400, dentro de tres días no voy a poder cumplir con otros, con quienes me comprometí. ¿De qué estábamos hablando?

 

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