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DANIEL CARBONETTO, CANDIDATO A DIPUTADO POR EL POLO SOCIAL
“Hay que pensar en una devaluación”

El principal referente económico de Luis Farinello también propone suspender por tres años el pago de la deuda externa.

Por Diego Schurman

Voz ronca, pañuelo al cuello y un cigarro infatigable. Daniel Carbonetto llama la atención por esa impronta tanguera que no abandona ni a la hora de gesticular. Pero el candidato a diputado bonaerense por la lista de Luis Farinello despierta mayor curiosidad cuando hace conocer su propuesta económica, la de todo el Polo Social. Y no es para menos: uno de sus puntos más salientes es la devaluación de la moneda.
–¿Usted sabe que toca un tema que genera pánico en la gente?
–Acá hay que decir que el retraso cambiario produce una distorsión de precios relativos, que hace que lo que se hace acá sea caro y lo que se hace en el extranjero sea barato.
–Alfonsín dice que la convertibilidad es una “trampa” porque salir de ella genera problemas pero mantenerla también.
–En parte. Yo creo que además de la convertibilidad hay otros dos problemas, que se deben resolver de manera conjunta y no aislada.
–¿Cuáles?
–La concentración de ingresos, que se produce cuando el 1 a 1 comenzó a tornar menos competitiva a la Argentina en el ‘94, ‘95. La respuesta de Cavallo fue compensar el retraso con flexibilización de los trabajadores. Es decir, disminuyendo el costo laboral. Ahí el mercado interno quedó doblemente golpeado: por invasión de manufacturas extranjeras y un desempleo creciente con caída del salario real. Del 50 por ciento de la participación de la masa de salarios en la producción nacional caímos al 19 por ciento. El mercado interno así quedó liquidado.
–¿Y cuál es el tercer problema?
–Los desequilibrios de la balanza comercial: se importa más de lo que se exporta. Esto genera un endeudamiento adicional al que ya se gestó con la deuda externa elevada. Por eso hay que impulsar una reactivación con distribución del ingreso, protección del trabajo nacional, por vías comerciales o devaluatorias, y renegociar la deuda en términos unilaterales y forzosos.
–Insisto, ¿la gente aceptaría salir de la convertibilidad?
–Hay que pensar en una devaluación. Con un país en plena reactivación, con 1 millón de nuevos puestos de trabajo, que vuelve a abrir fábricas muchas cosas se harían posible.
–Entonces primero hay que reactivar la economía.
–Lo que proponemos es colocar dinero, 350 pesos como mínimo por cabeza, en los mayores consumidores. Esto es en jefes y jefas de hogar, y también jubilados. Es una especie de salario social, un subsidio generalizado al 1,2 millón de personas que carecen de recursos o planes Trabajar. También se podría buscar la convergencia cambiaria con Brasil. No puede haber una caja de convertibilidad en el Mercosur. Es un absurdo técnico.
–Sus propuestas chocan abiertamente con sectores de poder y...
–... es una decisión política. No es la Revolución Cubana. Es una revolución industrialista.
–¿La UIA, con la que mantiene contacto, apoya la idea de devaluar?
–Se habló. Hay coincidencia en que los precios relativos están alterados. Y que por medio de la devaluación se protege con un solo golpe. Inicialmente preferimos hablar de aranceles. Y esto implica desafiar a la Organización Mundial de Comercio (OMC) ya que podemos llegar a poner aranceles del 70 por ciento en productos que admiten el 35. Pero lo ponemos igual porque hay que elegir. O ponemos aranceles en el corto plazo o devaluamos en el corto plazo. No hay otra.
–Antes habló de renegociar la deuda externa, ¿de qué manera?
–En Estados Unidos se habla de un quite del 40 por ciento. Pero el tema no es que se haga un quite a la deuda y pagar intereses por una menor deuda externa. Conviene que la Argentina no pague durante tres años. Al cuarto año la Argentina paga a una tasa de interés fijo del 4 a 5 porciento. Y así, poco a poco, a lo largo de 30 años, irá pagando los títulos que resta. Esto implica un quite del 40 por ciento, quizás algo más.
–¿Por qué sólo Farinello apoya este programa económico?
–Porque este programa no se puede apoyar sobre elementos puramente mediáticos ni sobre la popularidad de la denuncia, que es lo que hizo el Frepaso y que algunos otros segmentos todavía hacen.
–¿Se refiere a Elisa Carrió?
–Desde el punto de vista de la denuncia ha tenido un valor, un coraje, que es innegable. Pero su propuesta todavía no está clara. No sabemos cómo se propone superar este modelo. Ella dijo que se sentía una liberal americana. Yo me siento un argentino, un latinoamericano.
–No se imagina para el 2003 un alianza entre Farinello y Carrió.
–No me parece imposible.
–¿No será que Farinello está más cerca de Duhalde?
–Hay elementos comunes con Duhalde, con Kirchner y con Carrió, por decir algunos en el combate contra el modelo. Yo no sé si Duhalde va a poder expulsar al neoliberalismo de su partido. Estamos expectantes. El Polo Social no cree ser un movimiento nacional y popular sino un instrumento al servicio de ese movimiento nacional y popular.
–Los sindicalistas que integran la boleta de Farinello, casi todos alineados con la CGT rebelde de Hugo Moyano, ¿suman o restan votos?
–La primera candidata, que es Alicia Castro, ha tenido encuestas extraordinarias. Mientras que algunos mitos del sindicalismo de otras listas, y de los que no voy a hacer nombre, no sacan más que 8 puntos de imagen, ella pasó el 28 por ciento. Farinello eligió con cuidado.
–¿La lista del Polo Social es la lista piquetera?
–No. Ni la lista piquetera ni tampoco la lista sindicalera. Es una representación de una alianza de clases sociales.
–¿Quién vota a Farinello?
–Un sector peronista como yo, que trabajé durante 10 años contra el menemismo pero no dejé de ser peronista. Otros son los que militaron en el PJ o el Frepaso y sienten que en esos espacios no se confronta claramente con el modelo neoliberal. Y hay gente de la izquierda emocional que no habían encontrado la manera de expresar su rechazo al modelo. Creo que la gran mayoría es gente que ha estado en la identidad peronista.

Recuerdos peruanos
–¿Significó una carga haber trabajado a mediados de los ‘80 como asesor económico, con rango de ministro, de Alan García en Perú?
–Eso me llena de orgullo. No hay mucha gente que en los años ‘80 haya confrontado con el Fondo Monetario Internacional, lo haya echado del país y terminar con ellos, poner el límite al pago de la deuda externa. Y decir que no más del 20 por ciento de las importaciones se dedican al pago de los intereses de la deuda, que haya tenido tal previsión de lo que iba a ocurrir. Este tipo de luchas son de largo plazo.
–Lo que se recuerda son los graves problemas que se suscitaron luego, sobre todo en la economía peruana.
–Eso me lo adjudica el capital financiero y los medios masivos de información interesados en justificarlos. Pero en realidad no es así. Por el contrario. La gente lo recuerda de otra manera y por eso la última votación a Alan García. La gente lo recuerda porque la línea de pobreza en Perú sólo estuvo baja en tres años: ‘86,’87,’88, los tres años que estuvo.

 

 

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