Por Diego Schurman
No pueden ocultarlo. Los vientos
de unidad soplan fuerte. Por eso Rodolfo Daer y Hugo Moyano tuvieron que
admitir ayer por primera vez en público que se está trabajando
para que oficialistas y rebeldes se fusionen en una sola CGT. De todos
modos, el proceso promete ser largo y ninguno de los protagonistas prevé
novedades hasta el próximo año.
La CGT está unida, sólo falta ponerle fecha a la elección
de la nueva conducción, dijo ayer Daer. Sí,
la CGT está unida, falta elegir una conducción, pero está
unida. Y esta no es una virtud de los dirigentes, es un reclamo de los
trabajadores, se sumó Moyano. Ambos hablaron durante un homenaje
a José Ignacio Rucci en el cementerio de la Chacarita.
La cuesta abajo del Gobierno profundizó el acercamiento entre las
dos CGT. Daer y Moyano, que se reconocen peronistas, saben que siempre
es mejor pelear la interna del PJ desde un lugar de poder. Pero lograr
la unidad promete ser, como mínimo, una tarea extenuante.
¿Moyano delegará el control de la protesta callejera con
la cual fue moldeando su liderazgo entre los rebeldes? ¿Daer entregará
sin condiciones un lugar que le ha permitido ser centro de decisiones
de la vida sindical desde mediados del 90 hasta la fecha?
Las negociaciones recién comienzan. Y probablemente, de no mediar
ninguna sorpresa, recién en marzo o abril del 2002 se convocará
un Congreso para renovar las autoridades y conformar una única
CGT. Aunque para entonces, como ocurre históricamente, los nombres
de los secretarios que se convertirán en la nueva conducción
cegetista ya deberán estar consensuados.
La última vez que la CGT se mostró unida fue a principios
del 97. En el 99 se barajó la posibilidad de juntarse
detrás de la figura de Moyano: fue la manera de mostrar los dientes
al flamante gobierno de la Alianza ya que el camionero era sinónimo
de protesta. Pero el acuerdo de los oficialistas conocidos en la
jerga gremial como los gordos con Fernando de la Rúa
mantuvo a la CGT partida.
Ahora, la unidad se teje con tanto cuidado que los sindicalistas hasta
resignaron de nuevas medidas conjuntas para antes de los comicios del
14 de octubre, temerosos de que devalúen sus fuerzas. Es que sospechan
que terminarán siendo acusados de estar protestando exclusivamente
para mejorar las chances de los candidatos de la oposición.
Pero para después de las elecciones Daer y Moyano acordaron un
generoso plan de lucha. Su objetivo es ambicioso: obtener la renuncia
de Domingo Cavallo. Consideran al Ministerio de Economía como el
padre del actual modelo económico que repudian.
No por nada, los dos evocan los tiempos del Rodrigazo, prólogo
de una histórica movilización popular que en 1975 forzó
la renuncia del ministro de Bienestar, José López Rega,
y después del titular de Economía, Celestino Rodrigo, autor
del programa repudiado.
El plan de lucha incluirá cortes de rutas y la toma de ministerios,
en especial el de Trabajo. Los sindicalistas ven en Patricia Bullrich
la versión femenina de Cavallo.
La convocatoria a la protesta se realizará el viernes, a través
de un plenario conjunto en la histórica sede de Azopardo e Independencia,
comando de la CGT oficial. Allí desembarcará Moyano, después
de varios años de ausencia. Y seguramente se perderá en
un abrazo fraternal con Daer, como el que protagonizaron en la reciente
movilización a Plaza de Mayo. A esa altura, aunque suene exagerado,
las barras no se privarán de un clásico: Y ya lo ve,
y ya lo ve, hay una sola CGT.
DOS
DIPUTADOS DE BELIZ SE SUMARON AL IBARRISMO
La pata peronista de Vilma
Por Santiago Rodríguez
Aníbal Ibarra logró
ensanchar un poco más la base política de la alianza que
lidera en la Ciudad de Buenos Aires: los belizistas Enrique Rodríguez
y Miguel Doy anunciaron ayer su desvinculación del bloque de Nueva
Dirigencia en la Legislatura porteña y manifestaron su apoyo a
la candidatura a senadora de Vilma Ibarra. Se trata de la formalización
del acercamiento entre el ibarrismo y el gobernador santacruceño
Néstor Kirchner con el que Rodríguez está alineado
dentro del PJ, a quien algunos operadores del jefe de Gobierno consideran
como un dirigente que podría aportar la pata peronista
de una futura coalición nacional más amplia.
Rodríguez y Doy crearán su propia bancada en la Legislatura,
pero armarán un interbloque con el Frepaso y apuntalarán
la carrera de Vilma al Senado. Es la mejor candidata y nuestro aporte
será acompañarla en las actividades que podamos, explicó
Rodríguez, quien aclaró a Página/12 que no
apoyo a la Alianza nacional y repudio la política de ajuste del
Gobierno. Lo mismo dijo Doy y enfatizó que la segunda de
Rodolfo Terragno en la boleta de senadores de la Alianza ha permitido
que por primera vez la ciudad tenga un Presupuesto con medidas de promoción
económica.
El acercamiento político de ambos dirigentes al ibarrismo terminó
de sellarse en un almuerzo con Ibarra y su hermana Vilma en la Jefatura
de Gobierno, al que los secretarios Jorge Telerman (Cultura) y Daniel
Filmus (Educación) terminaron de darle un tinte peronista. El jefe
del Frepaso en la Legislatura, Ariel Schifrin, compartió el café
de la sobremesa.
Schifrin y Vilma son de los que más alientan el fortalecimiento
de los vínculos con el santacruceño. En su momento, los
operadores del gobernador llegaron a plantear la posibilidad de impulsar
una lista del peronismo progresista en la ciudad, pero Ibarra pretendía
que como candidata a senadora fuera Cristina Kirchner quien finalmente
se presentó en su provincia.
Es la maduración de un trabajo conjunto que se desarrolló
desde que llegamos a la Legislatura, dijo Vilma a este diario acerca
de la decisión de Rodríguez y Doy. También destacó
que se enmarca en el concepto de transversalidad en el que creemos
para definir políticas de Estado y resolver los problemas de la
gente. Rodríguez se manifestó en el mismo sentido
y no descartó que otros dirigentes como Elisa Carrió se
unan en una fuerza que pueda transformar la Argentina, aunque
declaró que sigo pensando que Kirchner es el mejor candidato
a presidente de la Nación.
Aunque la relación con Gustavo Beliz estaba rota desde hace tiempo
primero por su sociedad con Domingo Cavallo y después por
su fallido retorno al PJ, fallado un último intento de Víctor
Santa María para retenerlo, en Nueva Dirigencia no le dieron la
mejor despedida a Rodríguez: no sólo recordaron su pasado
como ministro de Carlos Menem en definitiva, el mismo que comparte
con Beliz, sino que además atribuyeron su decisión
a la necesidad de Ibarra de juntar los votos necesarios en la Legislatura
para aprobar la ampliación de la red de subterráneos.
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