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Y ya lo ve, y ya lo ve, habrá una
sola CGT, pero será recién en el 2002

Moyano y Daer reconocieron por primera vez que están trabajando por la unidad de las dos centrales sindicales. Ambos la necesitan, pero queda mucho por negociar. Si se llega, se hará el año que viene.

Daer y Moyano compartieron acto y palco en la Plaza.

Por Diego Schurman

No pueden ocultarlo. Los vientos de unidad soplan fuerte. Por eso Rodolfo Daer y Hugo Moyano tuvieron que admitir ayer por primera vez en público que se está trabajando para que oficialistas y rebeldes se fusionen en una sola CGT. De todos modos, el proceso promete ser largo y ninguno de los protagonistas prevé novedades hasta el próximo año.
“La CGT está unida, sólo falta ponerle fecha a la elección de la nueva conducción”, dijo ayer Daer. “Sí, la CGT está unida, falta elegir una conducción, pero está unida. Y esta no es una virtud de los dirigentes, es un reclamo de los trabajadores”, se sumó Moyano. Ambos hablaron durante un homenaje a José Ignacio Rucci en el cementerio de la Chacarita.
La cuesta abajo del Gobierno profundizó el acercamiento entre las dos CGT. Daer y Moyano, que se reconocen peronistas, saben que siempre es mejor pelear la interna del PJ desde un lugar de poder. Pero lograr la unidad promete ser, como mínimo, una tarea extenuante.
¿Moyano delegará el control de la protesta callejera con la cual fue moldeando su liderazgo entre los rebeldes? ¿Daer entregará sin condiciones un lugar que le ha permitido ser centro de decisiones de la vida sindical desde mediados del 90 hasta la fecha?
Las negociaciones recién comienzan. Y probablemente, de no mediar ninguna sorpresa, recién en marzo o abril del 2002 se convocará un Congreso para renovar las autoridades y conformar una única CGT. Aunque para entonces, como ocurre históricamente, los nombres de los secretarios que se convertirán en la nueva conducción cegetista ya deberán estar consensuados.
La última vez que la CGT se mostró unida fue a principios del ’97. En el ’99 se barajó la posibilidad de juntarse detrás de la figura de Moyano: fue la manera de mostrar los dientes al flamante gobierno de la Alianza ya que el camionero era sinónimo de protesta. Pero el acuerdo de los oficialistas –conocidos en la jerga gremial como los “gordos”– con Fernando de la Rúa mantuvo a la CGT partida.
Ahora, la unidad se teje con tanto cuidado que los sindicalistas hasta resignaron de nuevas medidas conjuntas para antes de los comicios del 14 de octubre, temerosos de que devalúen sus fuerzas. Es que sospechan que terminarán siendo acusados de estar protestando exclusivamente para mejorar las chances de los candidatos de la oposición.
Pero para después de las elecciones Daer y Moyano acordaron un generoso plan de lucha. Su objetivo es ambicioso: obtener la renuncia de Domingo Cavallo. Consideran al Ministerio de Economía como el padre del actual modelo económico que repudian.
No por nada, los dos evocan los tiempos del Rodrigazo, prólogo de una histórica movilización popular que en 1975 forzó la renuncia del ministro de Bienestar, José López Rega, y después del titular de Economía, Celestino Rodrigo, autor del programa repudiado.
El plan de lucha incluirá cortes de rutas y la toma de ministerios, en especial el de Trabajo. Los sindicalistas ven en Patricia Bullrich la versión femenina de Cavallo.
La convocatoria a la protesta se realizará el viernes, a través de un plenario conjunto en la histórica sede de Azopardo e Independencia, comando de la CGT oficial. Allí desembarcará Moyano, después de varios años de ausencia. Y seguramente se perderá en un abrazo fraternal con Daer, como el que protagonizaron en la reciente movilización a Plaza de Mayo. A esa altura, aunque suene exagerado, las barras no se privarán de un clásico: “Y ya lo ve, y ya lo ve, hay una sola CGT.”

 


 

DOS DIPUTADOS DE BELIZ SE SUMARON AL IBARRISMO
La pata peronista de Vilma

Por Santiago Rodríguez

Aníbal Ibarra logró ensanchar un poco más la base política de la alianza que lidera en la Ciudad de Buenos Aires: los belizistas Enrique Rodríguez y Miguel Doy anunciaron ayer su desvinculación del bloque de Nueva Dirigencia en la Legislatura porteña y manifestaron su apoyo a la candidatura a senadora de Vilma Ibarra. Se trata de la formalización del acercamiento entre el ibarrismo y el gobernador santacruceño Néstor Kirchner –con el que Rodríguez está alineado dentro del PJ–, a quien algunos operadores del jefe de Gobierno consideran como un dirigente que podría aportar “la pata peronista” de una futura coalición nacional más amplia.
Rodríguez y Doy crearán su propia bancada en la Legislatura, pero armarán un interbloque con el Frepaso y apuntalarán la carrera de Vilma al Senado. “Es la mejor candidata y nuestro aporte será acompañarla en las actividades que podamos”, explicó Rodríguez, quien aclaró a Página/12 que “no apoyo a la Alianza nacional y repudio la política de ajuste del Gobierno”. Lo mismo dijo Doy y enfatizó que la segunda de Rodolfo Terragno en la boleta de senadores de la Alianza “ha permitido que por primera vez la ciudad tenga un Presupuesto con medidas de promoción económica”.
El acercamiento político de ambos dirigentes al ibarrismo terminó de sellarse en un almuerzo con Ibarra y su hermana Vilma en la Jefatura de Gobierno, al que los secretarios Jorge Telerman (Cultura) y Daniel Filmus (Educación) terminaron de darle un tinte peronista. El jefe del Frepaso en la Legislatura, Ariel Schifrin, compartió el café de la sobremesa.
Schifrin y Vilma son de los que más alientan el fortalecimiento de los vínculos con el santacruceño. En su momento, los operadores del gobernador llegaron a plantear la posibilidad de impulsar una lista del peronismo progresista en la ciudad, pero Ibarra pretendía que como candidata a senadora fuera Cristina Kirchner quien finalmente se presentó en su provincia.
“Es la maduración de un trabajo conjunto que se desarrolló desde que llegamos a la Legislatura”, dijo Vilma a este diario acerca de la decisión de Rodríguez y Doy. También destacó que se enmarca en “el concepto de transversalidad en el que creemos para definir políticas de Estado y resolver los problemas de la gente”. Rodríguez se manifestó en el mismo sentido y no descartó que otros dirigentes como Elisa Carrió se unan en “una fuerza que pueda transformar la Argentina”, aunque declaró que “sigo pensando que Kirchner es el mejor candidato a presidente de la Nación”.
Aunque la relación con Gustavo Beliz estaba rota desde hace tiempo –primero por su sociedad con Domingo Cavallo y después por su fallido retorno al PJ–, fallado un último intento de Víctor Santa María para retenerlo, en Nueva Dirigencia no le dieron la mejor despedida a Rodríguez: no sólo recordaron su pasado como ministro de Carlos Menem –en definitiva, el mismo que comparte con Beliz–, sino que además atribuyeron su decisión a la necesidad de Ibarra de juntar los votos necesarios en la Legislatura para aprobar la ampliación de la red de subterráneos.

 

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