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EL NUEVO ANALISIS PRESIDENCIAL SOBRE LA ELECCION
En el mejor de los mundos

De la Rúa habló con su hijo Antonio y llegó a un diagnóstico más que optimista. En base a él, piensa los cambios y las nuevas medidas.

Rafael Pascual y Patricia Bullrich,
dos que hablaron con De la Rúa.
“Rafa” suena para Trabajo o Interior.
La “Piba” cambiaría de ministerio.

José Natanson

A Antonio de la Rúa le alcanzó con menos de un día junto a su padre en España para convencerlo de pasar a la ofensiva. Siempre atento a los consejos de su hijo, el Presidente apenas había bajado del Tango 01 cuando comenzó a aplicar su nueva estrategia: ayer cuestionó la victoria de Rodolfo Terragno en la Capital y la derrota de Leopoldo Moreau en la provincia que –dijo De la Rúa– “hizo una campaña de total ataque al Gobierno y no sacó muchos votos”. Con la declaración, el Presidente estiró aún más la distancia que lo separa de los dos partidos de la Alianza. Una jugada riesgosa y que se terminará de cerrar en breve, cuando concrete una serie de acuerdos claves con el peronismo y, recién después, anuncie un gabinete más delarruizado que nunca.
A pesar de la avalancha de votos, los funcionarios intentaron desde un primer momento hacer de cuenta que las elecciones no habían ocurrido. Una táctica que lideró el propio De la Rúa y que quedó plasmada en el tibio mensaje al país que difundió el domingo a la noche. Todo cambió con el viaje a España. El Presidente y su hijo –que suele aconsejarlo en el tiempo que le deja libre su noviazgo internacional y su consultora “Justamente”– tuvieron oportunidad de conversar tranquilos, sin la molesta presión de los ministros y las histerias de Buenos Aires. “Lo venían planeando desde el domingo, pero decidieron esperar a la vuelta para que no fuera tan brutal”, aseguraba ayer un funcionario amigo de Antonio.
Lejos del medio tono del domingo, De la Rúa fue muy directo y, recién bajado del avión, minimizó la victoria porteña de Terragno. “Ellos actuaron como Alianza 2001. Fue una cosa distinta, es decir, jugaron ahí toda la cuestión del Gobierno de la Ciudad y no les ha ido muy bien porque quedaron atrás del voto en blanco”, dijo el Presidente, englobando en la crítica al jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra. En cuanto a Moreau, De la Rúa sostuvo que sacó “pocos votos” en comparación con la intensidad de sus críticas.
Mientras Moreau, indignado, redactaba una respuesta (ver recuadro), y el delarruismo más puro festejaba la ofensiva, De la Rúa llegaba a la Rosada, donde mantuvo un encuentro con dos de sus funcionarios más cercanos: el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, y el secretario general de la Presidencia, Nicolás Gallo. En la reunión, cuando le preguntaron por la dureza de sus críticas, De la Rúa –fiel a una vieja costumbre– sacó de sus bolsillos unos papelitos en donde había anotado “algunas ideas” sobre la elección. “Hasta los candidatos que ganaron tienen el 65 por ciento de los votos en contra. Eso significa algo”, comentó el Presidente.
Las declaraciones sintonizan con el nuevo escenario, marcado por un distanciamiento del Gobierno con la UCR y el Frepaso. Ayer hubo una serie de señales en este sentido: la reunión del bloque de diputados radicales, que pidieron un cambio de rumbo; la del Frepaso, que siguieron analizando la posibilidad de romper con la Rosada; y la crítica situación de Juan Pablo Cafiero, que hasta anoche no había recibido una respuesta positiva a sus reclamos financieros, no había hablado con De la Rúa. El esquema se completaría con un acercamiento programático de la Rosada con el PJ y el rediseño del Gabinete.

Cambios

Después de la charla con Colombo y Gallo, De la Rúa recibió a Cavallo, con quien conversó sobre los inminentes anuncios económicos y a Patricia Bullrich, con la que analizó el paquete de medidas sociales que prepara la ministra. Más tarde almorzó –a solas– con el jefe de Diputados, Rafael Pascual, y el presidente provisional del Senado, Mario Losada, que le describieron el nuevo panorama legislativo.
Hasta ahora, todo indica que Bullrich asumirá al frente de la Agencia que unificaría las carteras de Salud y Desarrollo Social. Pascual, por suparte, iría a uno de dos lugares: Trabajo, que Bullrich dejaría libre para reconstruir la relación con los sindicatos; o Interior, de donde se iría Ramón Mestre. Claro que el hombre no puede asumir en dos cargos y por eso hay otras variantes. Para Trabajo se menciona a Melchor Posse o a Juan Manuel Casella. En Interior, una versión indicaba que podría desembarcar el vocero Juan Pablo Baylac.
El resto de las modificaciones parecen más en la nebulosa: fusionar Educación y Cultura en una sola cartera; elevar Turismo (sumándole la secretaría de Medio Ambiente o la Secretaría de Cultura) al rango de Ministerio; y juntar Justicia y Educación.
Aunque apenas un par de días atrás se creía que los cambios se producirían en horas, las cosas se fueron retrasando. Según explicaba un ministro que ayer dialogó largamente con De la Rúa, en realidad todo depende de la negociación con los mandatarios del PJ. “Lo central es construir un nuevo perfil de gobernabilidad con los mandatarios peronistas”, aseguraba. Una manera elegante de decir que el Gobierno se recostará más en ellos que en los díscolos partidos de la Alianza.
No será sencillo. El funcionario admitía que el acuerdo deberá incluir algunos temas claves: la deuda de las provincias (quizás el más urgente de todos), la nueva ley de coparticipación, el Presupuesto 2002, y una nueva política social. “Son cuestiones muy pesadas, muy complicadas, muy de fondo, que requieren una negociación muy fina. No va ser fácil ponernos de acuerdo”, diagnosticaba el ministro.
Con De la Rúa nunca se sabe, pero la lógica indicaría que el nuevo Gabinete se anunciaría recién después de cerrar la negociación con el peronismo, difícilmente antes del fin de semana. “Van a poner condiciones. Nos van a exigir que cerremos ministerios, que eliminemos áreas para ahorrar recursos. Eso va a condicionar los cambios, que dependen de esta nueva relación con el PJ. O sea: quieren que seamos nosotros los que paguemos los costos. Y que eso quede claro en el nuevo Gabinete”, resumía.

 

Mars attack

Leopoldo Moreau respondió ayer a Fernando de la Rúa, quien lo había cuestionado por criticar al Gobierno durante la campaña y sacar “muy pocos votos”. Moreau pidió la renuncia de Domingo Cavallo y agregó que, si no hay cambios profundos de política económica, “la UCR debe asumir absoluta independencia del Gobierno”. Además, el senador sostuvo que “es preferible que se sincere la situación y que asuman formalmente Fernando de Santibañes en la Jefatura de Gabinete y Antonio de la Rúa en el Ministerio del Interior, en vez de continuar con estos maquillajes”. Hoy, el Comité Provincia que lidera Federico Storani lanzará una durísima réplica al Gobierno. A su vez, el viceministro del Interior, Lautaro García Batallán, calificó de “irresponsables” las declaraciones de Moreau. “Sólo un marciano puede errar tanto en el diagnóstico. La verdadera enseñanza es que la política como tal no funciona ni representa a la gente. Si los senadores y diputados como Moreau siguen mirando para el costado, las próximas elecciones las va a ganar el voto en blanco”. A Moreau sus correligionarios lo apodan “Marciano”.

 

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