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ANTONIO MATTA, TITULAR DE AIR COMET
“No somos continuadores de la filosofía de la SEPI”

El titular del nuevo grupo de control de Aerolíneas toma distancia de la gestión anterior. En una entrevista exclusiva con Página/12, descalificó a quienes lo critican por no ser argentino. �Es el llanto de los cobardes�.

Antonio Matta no cree en vaciamiento
ni corrupción en Aerolíneas. �Fue una guerra de palabras de gente que temía perder su trabajo�.

Por Cledis Candelaresi

Antonio Matta es el titular de Air Comet, grupo privado español al que la SEPI acaba de venderle el 91,8 por ciento del paquete accionario de Aerolíneas Argentinas y el 90 por ciento de Austral, después de una engorrosa negociación clausurada en Madrid. Por su condición de extranjero, está inhibido de presidir la compañía privatizada. Sin embargo, el resuelto y temperamental ejecutivo hispano ostenta el cargo de vicepresidente y es el principal responsable de la estrategia para resucitarla. En diálogo con Página/12, insinúa las batallas que se vienen: proveedores, empleados y, naturalmente, competidores.
–¿Cuáles son los contratos con proveedores que van a revisar?
–Estamos revisando todo. El catering, el combustible, el alquiler de la flota, porque creemos que en el pasado Aerolíneas ha sido maltratada por sus proveedores de bienes y servicios y se manejó con el supuesto de que para la compañía las cosas cuestan un 20 por ciento más que para el resto del mercado. Vamos a cambiar algunos proveedores y a otros les vamos a pedir que se reestructuren para que sean competitivos. Así, estaremos en mejores condiciones para serlo nosotros.
–Esos sobreprecios que pagó Aerolíneas durante la gestión anterior, ¿son imputables a negligencia de la SEPI?
–Negligencia, no. Tal vez, falta de voluntad para instrumentar un programa de reestructuración de costos. La Chrysler y la General Motors estaban quebradas y salieron adelante revisando sus costos: esto haremos nosotros también. En el marco que se mueven las líneas aéreas es necesario que se revisen todas las políticas de costos; hay que cambiar los conceptos trasnochados, de comprar como cuando el país era rico.
–En la Justicia hay denuncias por presunto vaciamiento de Aerolíneas. ¿Cree que esas acusaciones contra la gestión anterior son fundadas?
–No. Creo que ese tipo de denuncias se encuadró en la guerra de palabras cruzadas, protagonizada por personas que tenían miedo de perder su trabajo de toda la vida. Por eso se llegan a decir cosas que no se pueden probar. No tengo constancia de que haya habido ningún tipo de vaciamiento. Sí creo que esta gestión ha sido evidentemente mala y casi llevó a la compañía a su desaparición.
–¿No se puede hablar de negligencia, de vaciamiento y tampoco de corrupción, ni siquiera focalizada en gerencias o lugares específicos?
–Nosotros no tenemos constancia de negligencia, de vaciamiento ni de corrupción. Aunque tampoco le puedo decir que no haya habido. Analizar el pasado no es nuestra obligación. Nosotros damos vuelta la página. Se nos presentó una oportunidad y, simplemente, la aprovechamos.
–No está claro cuál es el negocio de comprar una compañía asumiendo más de 615 millones de deuda, con pérdidas que el mes pasado fueron de 44 millones y en plena crisis del sector. ¿Puede despejar esta duda?
–El negocio está en hacer viable la compañía. Yo trabajo con una hipótesis de trabajo distinta. ¿Cuánto cuesta tener la cuota de mercado, el personal instruido, los 50 aviones y la marca que tiene Aerolíneas Argentinas? Si usted parte de cero, todo eso cuesta más de 1200 millones de dólares. Sólo hay que fijarse lo que valían antes del 11 de septiembre las compañías aéreas en las bolsas del mundo. Si tuviera las cuentas saneadas, Aerolíneas habría costado diez veces más. Somos corredores de fondo: no pretendemos especular ni rentabilizar la inversión a corto plazo. Sí, plantear una inversión segura. No hay otro truco.
–Antes del acuerdo de ustedes con la SEPI hubo un rumor...
–Este es el país de los rumores...
–Una especulación, digamos: que ustedes acordaron con la SEPI sucederla para cargar con el costo político de una eventual quiebra.
–Ese es un rumor totalmente falso. La SEPI es un vendedor, y le podía haber vendido a cualquiera. Y nosotros somos un comprador, que podríamoshaberle comprado a cualquiera. Por lo tanto, licitamos en el precio de compra con condiciones económicas que nos hace garantes de 615 millones de dólares. Esto significa que debemos estar dispuestos a ponerlos mañana mismo si fuera necesario. O, lo que es peor, a mantener la vida misma de la compañía, que insume más de aquel monto. No somos continuadores de la filosofía de la SEPI: somos diferentes y, por supuesto, tenemos que rentabilizar nuestra inversión en base a nuevos planteamientos.
–¿La SEPI les dará préstamos blandos para utilizar como capital de trabajo?
–Supongo que eso es parte de la “rumorología” que fomentan los que perdieron la posibilidad de hacerse con la compañía. Pero no, no hay ningún acuerdo con la SEPI ni con ningún banco español. Los créditos que tomemos a futuro serán conseguidos en el mercado.
–¿Y cómo enfrentarán a la competencia, que está en pie de guerra y los denunció a la Justicia por supuesta transgresión al Código Aeronáutico y amenaza hacer lo propio porque Aerolíneas opera con tarifas subsidiadas?
–Ese es el llanto de los cobardes, de los que sufren. Nosotros compramos Interinvest, que es una compañía argentina, que paga impuestos en Argentina y ocupa mano de obra argentina. ¿Quién es más argentino, el que mantiene 7000 puestos de trabajo, paga impuestos y además genera una actividad en el conjunto, o aquél que hace que no venga nadie a invertir porque ese alguien no es argentino? Con la globalización no se puede plantear a alguien que gana plata en otro lugar del mundo, que no la traiga a la Argentina porque no es argentino. Es un planteo de la época de la piedra.
–¿Ustedes tendrían algún reparo en asociarse con Eduardo Eurnekian, que opera los aeropuertos y es socio de dos compañías de la competencia?
–Nosotros no tenemos ningún tipo de reparo con nadie. Pero si alguien quiere invertir en Aerolíneas debe dirigirse a nosotros y le diremos en qué condiciones puede hacerlo. La ampliación de capital que haremos en el futuro será en base a los intereses de Aerolíneas, no de la competencia. Por ahora no tenemos noticia de que nadie quiera integrarse. Opciones han tenido, cuando la compañía estaba en venta. Pero son como el perro del hortelano: no comen ni dejan hacer.
–Antes de asumir, ustedes pidieron apoyo al Estado argentino...
–Pedimos que se rebajen tasas, ya que todas las compañías del sector están en convocatoria. A raíz de este costo, ahora somos menos competitivas que otras aerolíneas europeas o americanas. También pedimos que el Estado sea asegurador ante un acto terrorista, como están haciendo otros estados. Las compañías de seguro están ofreciendo un tope a la cobertura de 50 millones, cuando hasta el ataque a las Torres, un accidente aéreo estaba en 1000 millones. Lo que pedimos es que el Estado sea garante ante ese riesgo terrorista.
–¿No le preocupa que el Congreso, ahora liderado por la oposición, insista en que el Estado argentino recupere el derecho de veto?
–En su momento, el Estado argentino vendió ese derecho. Hizo una transacción económica ya clausurada. Es evidente que si se diera marcha atrás se estaría mermando la libertad de empresa, la que tiene ésta para elegir por sí sola lo mejor y lo peor. Posición que difícilmente podría ser justificada en la Argentina moderna.
–¿Le preocupa que Argentina entre en default, que dolarice o devalúe?
–Todo preocupa. En un medio adecuado, las cosas son adecuadas para la empresa. De lo contrario, no. Lo que ocurre en Argentina importa tanto como el parate que se registra en la economía mundial.
–¿Qué cree que sería más desfavorable para resucitar Aerolíneas, una devaluación o una dolarización plena?
–Lo que más ayuda a reflotar la compañía es menor recesión, menor desempleo y, por lo tanto, que los consumidores tengan más recursos para el ocio. Una moneda fuerte (dolarización) le permitiría a la Argentina salir al exterior, y si lo hace necesitará un avión: esto aventaja aAerolíneas. Si hubiera una devaluación, posiblemente se podría vender más paquetes en el exterior y vendría más gente a visitar el país. Pero habría que subir los costes poniendo un precio en el mercado más alto, que afectaría la posibilidad de los argentinos de viajar más. Creo que la gente viaja más si el poder adquisitivo sube. Eso nos conviene y eso no se consigue con una devaluación.

 

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