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PANORAMA ECONOMICO
Por Julio Nudler

CHAU, NO VA MAS

Cuando el jueves se conozcan los datos de la recaudación impositiva de octubre, el horizonte para la política de déficit cero se volverá más negro de lo que ya es y de lo que fue desde un comienzo. En base a lo recolectado hasta el martes 23, la proyección al total mensual presagia una caída de entre el 10,0 y el 12,5 por ciento respecto de octubre de 2000. El dato confirmaría el durísimo impacto recesivo de la actual combinación de severa restricción financiera (el riesgo país se situó ayer en 1822 puntos) y torniquete fiscal, con selectiva cesación de pagos estatal a nivel nacional y provincial. De esta manera, la estrategia lanzada por Domingo Cavallo en julio para seguir estirando la irreversible crisis de la convertibilidad sin sincerarla sigue sin converger hacia equilibrio alguno. Ocurre exactamente lo opuesto: el círculo perverso del ajuste continúa cerrándose sobre la economía. Sin embargo, y como indica la Fundación Mediterránea en su último informe semanal, “el déficit cero se va confirmando como el eje de la política económica”. Es fácil concluir, entonces, que la política económica se ha quedado sin eje.
El propio Fondo Monetario Internacional está convencido de que la situación argentina es insostenible, y ése es el contenido de mensajes pasados por su staff a sectores gubernamentales no cavallistas, al alfonsinismo y a algunos representantes de la oposición justicialista. La visión del organismo que conduce Horst Köhler y cuyo dinero es el único sostén externo del país desde hace un año se resume en cuatro puntos:
No ven manera de evitar que el país caiga en una abierta cesación de pagos de su deuda. En otras palabras, en el Fondo no encuentran indicio alguno de eventual reapertura de los mercados de crédito para la Argentina. Y es obvio que el organismo multilateral no está dispuesto a perpetuarse como exclusivo financista exterior (además del Banco Mundial). No se comprende de qué otra manera podrán afrontarse, dentro de pocos meses, los vencimientos de capital.
Los tecnócratas del FMI no creen que la dolarización sea hoy útil o conveniente para la Argentina. Esto quiere decir que están viendo la pobre competitividad del país como un problema central, que por supuesto no tendrá remedio por el acto de eliminar el peso. De esta manera, el Fondo tiende a desalentar a quienes en el país insisten en una dolarización bilateral, que significa ejecutarla en base a un acuerdo específico con Estados Unidos para que ceda una masa de dólares.
Los fondomonetaristas le restan relevancia a la política de déficit cero, a la que ven completamente desbordada por las circunstancias. “No es un eje”, opinan. Las “circunstancias” no son otras que la depresión económica, que priva de sustentabilidad a cualquier estrategia respecto del gasto público. Por esta razón no alcanza a imaginarse cómo diseñará el Gobierno el proyecto de Presupuesto para el 2002, que debió haber remitido al Parlamento hace más de un mes.
Lo que termina por inquietar al Fondo es el contagio de la debacle argentina a Brasil, cuyo deterioro también se está volviendo inmanejable. Mientras los dos socios riñen a gritos por los efectos de la devaluación del real, los mercados de crédito voluntario están cerrados para todo el bloque.
Un asesor económico relevante del radicalismo debió escuchar la confesión de que, a esta altura del desgaste, lo mejor es que la inviabilidad argentina sea admitida y quede expuesta cuanto antes, porque seguir prolongando este tobogán sólo aumentará los costos de la futura salida. La preocupación del FMI se refiere al sistema financiero, cuya solvencia va resquebrajándose a medida que el desastre económico hunde a sus deudores.
Esta tenebrosa perspectiva es la que llevó al Eximbank de Estados Unidos a descartar esta semana toda financiación a mediano y largo plazo de exportaciones norteamericanas con destino a la Argentina. La decisión, que podría ser seguida por instituciones similares de Japón y Europa, implicauna sensible desmejora en las condiciones crediticias para la importación de equipamiento y bienes intermedios. Esta es una manifestación más de que en Washington y en las otras capitales del Norte no se desconfía solamente de la solvencia del sector público argentino en el corto plazo, sino también del sector privado y a largo plazo. En otros términos: ven al país instalado en un carril que no lleva a ninguna parte, y no asegura rentabilidad para ningún proyecto productivo. Pero la Argentina no toma nota.
La idea central del nuevo paquete que, si no se hunde todo antes, lanzará Economía uno de estos días es, de nuevo, la de la virtud del ajuste fiscal intertemporal (es decir, per secula seculorum) como señal para los tenedores de bonos y los depositantes. Pero lo que se ha visto reiteradamente es que nadie cree que el país tenga algún porvenir si no reduce y restructura su deuda, porque de otro modo no podría volver a crecer. La razón es sencilla: los inversores con proyectos productivos en carpeta no aceptan ni aceptarán renunciar a la rentabilidad que esperan para que esas ganancias se las lleven los acreedores financieros del país a través de las altísimas tasas de interés.
Pero además existe otra realidad: que no hay quita ni reprogramación de la deuda si el deudor no vuelca el tablero e impone la negociación de nuevas condiciones. Mientras eso no suceda, los acreedores seguirán prefiriendo estas tasas a otras más bajas. Lo insólito de la situación es que sea la Argentina la que se niegue a admitir la encrucijada, mientras medios como el Financial Times o el Washington Post, y voceros tan decisivos como Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, le están diciendo al país y a sus acreedores que esto no va más.
Quienquiera contemple el país desde la lejanía ve como parte central de este drama que en la Argentina no hay con quién negociar. Por encima de las guerras que enfrentan entre sí a todos los miembros del gabinete De la Rúa, el denominador común es un empecinamiento en insistir con la misma fórmula, y si es preciso incinerarse con ella como en un auto de fe.


 

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