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11 PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE LOS PROXIMOS PASOS DE LA OFENSIVA MILITAR
Qué hará Bush ante el Ramadán y el invierno

El Ramadán, mes sagrado de los musulmanes, empieza en noviembre, así como el temible invierno afgano. Esta nota explica cuáles son los pasos a dar por EE.UU. en los meses que se vienen, y por qué la guerra no cesará.

Página/12
en Estados Unidos
Por Gabriel A. Uriarte
Enviado especial a Washington

1 ¿Estados Unidos detendrá los bombardeos contra Afganistán por el mes sagrado de Ramadán?
Es muy improbable, como lo adelantó ayer el secretario de Defensa Donald Rumsfeld. Es cierto que militarmente una pausa no sería desastrosa. Los talibanes no tienen ninguna forma de reemplazar el material destruido en los ataques desde el 7 de octubre, especialmente sus misiles y cañones de defensa antiaérea. Ni estas armas ni el equipo electrónico para coordinarlas pueden encontrarse dentro de Afganistán, y las fronteras del país parecen estar bastante bien selladas, al menos para impedir el paso de equipo pesado. Los talibanes sí tendrían la posibilidad de reemplazar sus bajas, pero estas no parecen haber sido muy numerosas. En realidad, la mayor fuente de pérdidas fueron las deserciones, unas 5000 hasta el momento. En ese sentido, su principal actividad durante una hipotética pausa de Ramadán sería ante todo fortalecer la disciplina y los castigos en fuerzas compuestas de conscriptos y milicias.

2 Si no hay obstáculos militares con una pausa, ¿qué le impide a Estados Unidos declararla para evitarse problemas diplomáticos con el mundo árabe?
Porque los problemas diplomáticos al detener el ataque serían mucho mayores. Una pausa sería proclamada como una victoria por los talibanes y sus simpatizantes, y no estarían muy equivocados. Estados Unidos habría bombardeado por aproximadamente un mes sin conseguir nada tangible excepto destruir el bastante escuálido “sistema de defensa aérea” de los talibanes. La coalición anti-talibana en Afganistán, la Alianza del Norte, no ha capturado ninguna ciudad importante, ni hablar de la capital Kabul, y sus comandantes se quejan frecuentemente de que el bombardeo estadounidense es muy modesto, moderación que no impidió que aviones norteamericanos bombardearan por error dos aldeas en manos de la Alianza

3 ¿Una pausa no permitiría mejorar estos defectos?
No. No hay nada que impida refinar las operaciones mientras éstas siguen en curso. Y el efecto simbólico de una pausa en el mundo árabe contrapesaría por mucho cualquier mejora táctica en la campaña sobre Afganistán.

4 ¿Esta es la posición oficial del gobierno norteamericano?
No. El Pentágono insistió desde el primer momento que se mencionó Ramadán que sus planes no preveían ningún tipo de pausa. La mención acerca de los planes militares es importante dado que los republicanos siempre condenaron a los demócratas por interferir con las Fuerzas Armadas durante la guerra de Vietnam por motivos políticos similares (el año nuevo budista, por ejemplo) a los que se plantean ahora con el Ramadán. Sin embargo, la pausa está siendo fuertemente impulsada por Colin Powell.

5 ¿Por qué Powell se opone a continuar los ataques durante Ramadán?
La oposición de su Departamento de Estado se basa, primero, en un sencillo cálculo institucional. Obedecer imperativos diplomáticos solo podría aumentar su papel en la guerra contra el terrorismo, mientras que ignorar estos imperativos lo marginaría en relación a un Donald Rumsfeld cuyas gestiones diplomáticas hasta el momento han sido bastante más exitosas que las de Powell. Pero un motivo asesor de Powell, el director de Planeamiento de Políticas Richard Haas, responde a los dos grupos más opuestos a una campaña total contra Afganistán: el muy fuerte grupo “arabista” dentro del Departamento de Estado y la industria del petróleo, que financió sus estudios en el instituto Brookings acerca de la futilidad de impedir a Irak que exporte petróleo. Qué coincidencia interesante. Ahora Haas, como el nuevo enviado especial a la región, presiona para incluir a países como Siria a la coalición contra Afganistán, y afirma queun bombardeo durante Ramadán tendría efectos catastróficos en Arabia Saudita y Pakistán. Esos países, naturalmente, emiten todo tipo de advertencias siniestras acerca de alzamientos islámicos y muchos más Afganistán para reforzar esa idea.

6 ¿No hay peligros de insurrecciones islámicas si se bombardea durante Ramadán?
Parece más verosímil que esas insurrecciones se vuelvan más probables si los fundamentalistas perciben que su presión triunfó en detener los ataques.

7 ¿Pero qué podría lograr una continuación de los bombardeos?
Si bien los ataques no lograron matar a los activistas de al-Qaeda, los han forzado a tomar más precauciones para que no los maten. Los campamentos de entrenamiento destruidos en los primeros días del bombardeo sin duda estaban vacíos, pero su destrucción es importante dado que los nuevos reclutas para la jihad no pueden ser bien entrenados en múltiples cuevas donde se esconde el estado mayor de Al Qaeda. Al mismo tiempo, la constante presencia de aviones norteamericanos en los cielos sobre Afganistán dificulta el movimiento de los talibanes en el interior del país. Ayer mismo el embajador talibán a Pakistán pidió a los voluntarios de ese país que no crucen la frontera porque serían masacrados en ruta por los norteamericanos. Nada de esto impide que las células existentes de Bin Laden lancen ataques, pero complica bastante reforzarlos y preparar nuevos atentados.

8 Más allá del Ramadán, ¿el invierno no detendría de facto las operaciones?
No. Forzaría a disminuir la intensidad, pero también ofrecería ciertas ventajas. El invierno dificulta el movimiento, y el movimiento es un factor importante para que Bin Laden y los líderes talibanes evadan los ataques aéreos. Si se los puede localizar y fijar por unas horas en una cueva, incluso una muy profunda, su muerte es muy probable. Al mismo tiempo, el frío sobre el terreno hace mucho más visibles a camiones y tanques, cuyas señales de calor quedan muy resaltadas en el equipo térmico norteamericano. Por último, las fuerzas de choque de los talibanes vienen del sur del país o de lugares igualmente calurosos en Medio Oriente. No están aclimatados al muy crudo invierno del norte del país, como sí lo están los uzbecos y tajikos de la Alianza del Norte.

9 ¿Entonces la campaña podría ganarse durante el invierno?
No. Las operaciones de invierno serían un preludio para desgastar a los talibanes y preparar a la Alianza del Norte para la primavera. La Alianza siempre fue una aglomeración de contingentes con poca cooperación entre sí, y esto empeoró con el asesinato de su líder histórico Ahmed Shah Massoud el 11 de septiembre, que revirtió el mando real a los diferentes líderes locales. Y esta falta de cooperación es fatal para la Alianza dado que son inferiores en número a los talibanes por aproximadamente 3-1.

10 ¿Qué más habría que mejorar antes de una ofensiva de tierra?
Además de mejorar la muy imperfecta coordinación tierra-aire, Estados Unidos también debe establecer un sistema logístico que permita apoyar una ofensiva a gran escala de la Alianza del Norte. Los muy limitados ataques de la Alianza tras el 11 de septiembre ya le crearon una crisis de suministros, y ayer muchos de sus comandantes que quejaban de escasez incluso de balas. Washington probablemente regularice los envíos de municiones desde la ex-Unión Soviética, aportando el dinero para que la transferencia sea rápida y ventajosa para todos los involucrados. Fue así, dicho sea de paso, como abasteció a los mujaidines que resistían la invasión soviética: comprando armas en Checoslovaquia y transportándolas vía Pakistán. No es casual, como diría el viejo Pravda, que ambos bandos en Afganistán estén armados con AK-47.

11¿La demora en concluir el bombardeo no causaría una crisis de opinión pública dentro de Estados Unidos?
Quizá cause cierta decepción, pero no hay ninguna alternativa mejor. La otra opción es declarar una pausa y esperar el advenimiento de esos seres misteriosos de los que hablan el Departamento de Estado y Pakistán, los “talibanes moderados” (lingüísticamente una contradicción en los términos). Al contrario, en momentos cuando Estados Unidos sufre un contra-bombardeo de cartas-ántrax, la verdadera crisis de opinión pública ocurriría si George W. Bush suspende el propio contra Osama bin Laden y los talibanes.

Alerta por razón desconocida
Estados Unidos se encargó de recordar que la alerta máxima se ha convertido en un estado permanente en ese país. Ayer, el Procurador General norteamericano, John Ashcroft, anunció, en una conferencia de prensa convocada a último momento, que “la administración concluyó en base a la información procesada, que podrían haber nuevos ataques terroristas en Estados Unidos o contra intereses estadounidenses durante la próxima semana”. Y agregó que “se considera esta información creíble pero desafortunadamente no contiene datos específicos sobre el tipo de ataque u objetivos específicos” pero que es suficiente para declarar al país bajo una “alerta máxima”, tal como lo declaró públicamente el FBI el pasado 11 de octubre. A la vez, el director del FBI, Robert Mueller subrayó que no había “razones para creer que esas amenazas estén ligadas a la diseminación del bacilo de ántrax” en territorio estadounidense y remarcó, tal como lo había advertido Ashcroft, que aún no hay “objetivos identificados”.

NUEVOS CASOS Y NUEVOS TEMORES DE ATAQUES
Del ántrax a los buques-bomba

Por Audrey Gillan *
Desde Nueva York

El ántrax golpeó ayer el corazón del sistema judicial norteamericano cuando los jueces de la Corte Suprema tuvieron que reunirse fuera del edificio de la Corte por primera vez en sus 66 años de historia, porque allí se encontraron esporas en las salas de correo del Departamento de Justicia. También se hallaron esporas en el Departamento de Estado, donde el presidente George Bush dio un discurso ayer ante líderes africanos. A su vez, se supo que una trabajadora postal de Nueva Jersey contrajo la enfermedad por inhalación de ántrax –que es el tipo más grave y ya mató a tres personas–. Con este caso, suman cinco los que padecen esa enfermedad por inhalación, en tanto otros cinco la presentan pero del tipo cutáneo. La Casa Blanca confirmó que sospecha que es posible que haya más ataques y que los funcionarios deben estar alerta. Andrew Card, secretario general de la Presidencia, dijo: “Puede haber otras cartas metidas en el sistema. Pedimos que la gente sea muy cuidadosa”. El Departamento de Estado, por su parte, confirmó que la embajada de ese país en Lima recibió la semana pasada un paquete que contenía esporas de la temida bacteria.
Mientras esto sucedía, fueron desestimados los informes que establecían que las cartas de ántrax que fueron enviadas a las oficinas del líder de la mayoría del Senado, Tom Daschle, también contenían bentonita –que, se sabe, es utilizado en Irak–. El vocero de la Casa Blanca Ari Fleischer dijo que no se trató de bentonita lo que se encontró en las pruebas. La bentonita puede usarse para evitar que las partículas de ántrax se peguen y puedan ser transportadas por aire. También mencionó que no se detectó aluminio, que normalmente estaría presente en el ántrax incrementado con bentonita. Algunos funcionarios en Estados Unidos están decididos a encontrar nexos con Irak, por lo que citan encuentros entre Mohamed Atta -líder de los secuestradores de los aviones del 11 de setiembre– y un funcionario de inteligencia iraquí en Praga. Los expertos señalaron que la sola presencia de bentonita no apuntaría necesariamente al programa de armas biológicas de Saddam Hussein. Más aún, David Franz, el anterior jefe del Instituto de Investigaciones de Enfermedades Infecciosas del Ejército norteamericano afirmó que “la bentonita fue utilizada por los iraquíes en su producción de ántrax. Sin embargo, la bentonita se encuentra en todo el mundo, incluido Estados Unidos. Suele hallarse allí donde alguna vez hubo un volcán activo”.
Las esporas de ántrax fueron detectadas el domingo por la noche en una dependencia exterior que maneja el correo del Departamento de Justicia. La oficina de distribución reparte el correo a la oficina del secretario de Justicia John Ashcroft, quien lidera la búsqueda de los responsables de la difusión de la bacteria por correo. Ashcroft no ha sido examinado y tampoco está tomando antibióticos.
Ayer resurgió el miedo a un nuevo tipo de ataque terrorista luego de que el alcalde de Boston, Thomas Menino, le pidiera a una corte federal que prohíba el ingreso cualquier buque de gas natural en forma líquida al puerto de la ciudad, con lo que probó que no hay un plan adecuado para manejar con cualquier tipo de explosión. Expertos de seguridad marítima dijeron que alguno de las decenas de miles de containers marítimos que diariamente circulan por Estados Unidos puede ocultar un arma de destrucción masiva, apuntada al corazón de ese país. William Callahan, consejero de la compañía de seguridad marítima Unitel, dijo: “Nuestro mayor miedo es que un buque totalmente cargado de gas natural en forma líquida explote en los puertos de Nueva York o de Boston. Podría ser uno de los contenedores de más de seis metros que contenga material nuclear. El comercio marítimo está desprotegido en la parte menos observada de Estados Unidos”.
La revista New Scientist informó ayer que hay cada vez más pruebas de que el ántrax en circulación es un producto norteamericano. La publicación afirmó que no sólo la bacteria es genéticamente similar al tipo que EE.UU.usó en sus propias armas de ántrax en 1960, sino que las esporas también parecen haber sido preparadas de acuerdo con una receta secreta norteamericana de “armamentización”. También agrega que el aparente uso del ántrax en los ataques actuales podría significar que el secreto ya dejó de serlo. Una alternativa es que alguien esté usando el ántrax que fue producido en el marco del viejo programa de armas biológicas norteamericano que concluyó en 1969, en cuyo caso el alcance de los próximos ataques sería limitado.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Giselle Cohen

 

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